Juego de tronos

Manuel Filiberto de Saboya y Aimón de Saboya, dos apuestos príncipes enfrentados por el trono de Italia

Son primos y rivales. Ahora, la muerte del padre de uno de ellos podría poner fin a la guerra

Saboya Aosta

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Manuel Filiberto de Saboya y Aimón de Saboya-Aosta son familia y tienen muchas cosas en común. Los dos son príncipes, apuestos, tienen edades similares y son exitosos en sus trabajos y sus vidas. El primero, hijo de Víctor Manuel de Saboya y Marina Ricolfi-Doria, tiene 48 años, triunfa como empresario restaurador y diseñador, está casado con la actriz francesa Clotilde Courau y es padre de dos jóvenes y bellas princesas. El segundo, hijo de Amadeo de Saboya-Aosta y Claudia de Orleans, tiene 53 años, ha desarrollado una prolífica carrera en el mundo empresarial -es ejecutivo de la empresa de neumáticos Pirelli- y está casado con la princesa Olga de Grecia, a la que conoció en la boda de la Infanta Elena. El matrimonio tiene tres hijos.

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Un retrato de Manuel Filiberto de Saboya.
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Sin embargo, Manuel Filiberto y Aimón están condenados a no entenderse. No solo han heredado títulos y distinciones de sus padres, sino también una vieja rencilla familiar. Sus progenitores han estado enfrentadas durante años por el trono de Italia, un país que abolió la monarquía hace 75 años por su desastroso apoyo a Mussolini. Ambas ramas de la dinastía reclaman ser legítimas herederas de un reino que ya no existe y cuyo pueblo tiene poco o nulo interés en una restauración.

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Sobre estas líneas, Aimón de Saboya-Aosta.

La guerra alcanzó su clímax en la boda de Don Felipe y Doña Letizia, en 2004. Durante una cena en el Palacio de la Zarzuela, Víctor Manuel de Saboya, padre de Manuel Filiberto, dio dos puñetazos a Amadeo de Aosta, padre de Aimón, en la casa de los Reyes de España y delante de otros invitados a la boda de los entonces Príncipes de Asturias. Al parecer, Don Juan Carlos, padrino de Aimón, hizo un solo comentario: “Nunca más”.

Primos y rivales

La guerra entre los Saboya comenzó unos años antes, tras la muerte de María José de Bélgica, última reina de Italia, en 2001. Entonces, Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey transalpino, solicitó al Papa Juan Pablo II que ejerciera su influencia sobre el parlamento italiano para abolir una disposición constitucional que prohibía la entrada de los descendientes masculinos del último rey al país. A finales de 2002, Víctor Manuel y su hijo Manuel Filiberto lograron volver a Italia, juraron lealtad a la República y prometieron ser meros “ciudadano de a pie”.

La Unión Monárquica Italiana y la Consulta de Senadores del Reino no perdonaron esa “traición” y destituyeron a Víctor Manuel como jefe de la Casa Real y nombraron a su primo, Amadeo de Aosta. Desde entonces, este ha sido el heredero según las instituciones monárquicas, mientras que Víctor Manuel ha seguido siéndolo según el sentimiento popular y el Estado italiano.

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Víctor Manuel de Saboya y su mujer, padres de Manuel Filiberto.

Poco antes de la boda de Don Felipe y Doña Letizia, Amadeo convocó una rueda de prensa para presentar a su hijo, Aimón, sucesor como aspirante al trono. El gesto lo convirtió en rival de Manuel Filiberto, trasladando la disputa dinástica a la siguiente generación. Eso provocó la pelea entre los primos en el Palacio de Zarzuela y el rechazo tajante del círculo de casas reales europeas a Víctor Manuel, que fue quien inició la riña. Después del altercado en Madrid, Amadeo, que es primo de Doña Sofía y fue testigo en su boda con Don Juan Carlos, afirmó ser el legítimo duque de Saboya y jefe de la casa real italiana.

El enfrentamiento se recrudeció en marzo de 2009, cuando Aimón y su mujer, Olga de Grecia, se convirtieron en padres de su primer hijo, Umberto. Amadeo nombró a su nieto mayor príncipe de Piamonte, título tradicionalmente reservado a los herederos al trono de Italia y que también ostenta Manuel Filiberto, hijo de Víctor Manuel.

Guerra y paz

Ahora, Amadeo de Saboya-Aosta acaba de morir. Su fallecimiento ocurrió pocas semanas después de que Manuel Filiberto de Saboya presentara a su hija, la princesa Victoria, como aspirante al trono de Italia en el New York Times. El abuelo de la joven princesa modificó una ley medieval que durante siglos había restringido la sucesión en su línea real a los herederos varones e impulsó a su “amada nieta” a la primera línea de la sucesión, convirtiéndola en la primera mujer en mil años en recibir la autoridad para eventualmente liderar a la familia y reclamar la monarquía extinta.

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Amadeo de Aosta, padre de Aimón.

Los simpatizantes de los Aosta consideran que la ascensión de Victoria no es válida. Su principal argumento es que la ley solo debería cambiarse cuando se restaure la monarquía.

La muerte de Amadeo de Saboya parece haber acercado a las familias rivales. “Siento dolor, las divisiones desaparecen ante el duelo”, expresó Víctor Manuel, de 84 años y eterno “archienemigo” de su primo, en un comunicado. “El dolor por la muerte de Amadeo se agudiza ante el recuerdo de aquellas divisiones que lamentablemente han marcado estos últimos años. Pero esas divisiones se desvanecen ante el recuerdo de tantos buenos momentos que vivimos en nuestra vida, especialmente en nuestra juventud”. Parece un armisticio. O, al menos, una tregua.