Akihito de Japón desea dejar el trono de la forma ‘más sencilla posible’

Está fijada para el 30 de abril del 2019, sin embargo, la abdicación del Emperador y la posterior sucesión imperial ya se están preparando

Por hola.com

Está fijada para el 30 de abril del 2019, sin embargo, la abdicación de Akihito de Japón y la posterior sucesión imperial ya se están preparando. Mientras el país inicia la cuenta atrás para una ceremonia sin precedentes en la que se quieren tener en cuenta todas las tradiciones y el ceremonial propio del Trono del Crisantemo, el Emperador expresa su deseo de marcharse de la forma “más sencilla posible”.

En un país en el que el minimalismo está extendido como forma de vida, Akihito ha trasmitido a través del jefe de comunicación de la Casa Imperial su deseo de abdicar sin grandes fastos, sin la presencia de invitados extranjeros, sin hacer un gran desfile y sin un adiós ante un baño de masas. Según ha declarado Shinichiro Yamamoto a los medios del país, el Emperador albergaba este deseo desde que el Parlamento japonés aprobó el pasado verano la normativa que le permitirá la abdicación, algo que no contemplaba la Constitución y que se presenta como una excepción en la historia del Japón moderno.

"Hemos transmitido a la secretaría del gabinete el deseo del emperador de llevar a cabo una ceremonia sencilla y solemne en el Palacio Imperial", dijo Yamamoto haciendo referencia al gabinete que se ha creado para empezar este enero a preparar una serie de ceremonias basadas en rituales tradicionales. Uno de los próximos rituales –según recoge Kyodo News- es el Kenji-to-Shokei-no-gi, una ceremonia para entregar al nuevo emperador, el príncipe Naruhito, la espada sagrada y las joyas de la Regalía Imperial, así como el Sello Privado y el Sello Estatal.

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Este deseo de abandonar el trono de forma sencilla también puede responder al deseo como padre de no eclipsar la llegada de su hijo; con Naruhito como Emperador comenzará una nueva Era, tal y como estipula la tradición, y en este caso sí que cabría esperar una ceremonia por todo lo alto. En este sentido, hay que recordar que la ceremonia de entronización de Akihito se celebró el 12 de noviembre de 1990, tras la muerte de su padre Hirohito en enero de 1989. A esta celebración asistieron unos 2.200 invitados entre los que se encontraban reyes, príncipes, presidentes, primeros ministros y representantes de 158 países.

Fue la primera ceremonia de entronización que se celebraba conforme a la Constitución de 1947 -según la cual el emperador no es jefe de Estado ni un dios viviente, sino el símbolo de la unidad del pueblo japonés- y la presenciaron, entre otros, los reyes Balduino y Fabiola de Bélgica, Gustavo Adolfo y Silvia de Suecia, Margarita de Dinamarca y Felipe VI que acudió como Príncipe de Asturias y que convertido en Rey, podría presenciar la llegada de Naruhito –con el que tiene una excelente relación desde su juventud- al trono del Crisantemo. Los medios del país recuerdan que esta ceremonia se organizó como un acto de Estado de acuerdo con lo estipulado en la Ley de la Casa Imperial, pero que esta normativa carecer de una disposición sobre una posible ceremonia de abdicación.

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La Agencia de la Casa Imperial también ha adelantado que una vez retirados los emperadores actuales se trasladarán a un palacio en la residencia imperial de Akasaka, en Tokio, para que el nuevo emperador y su familia –la princesa Masako, que en los últimos años ha dado muestras de estar recuperada y lista para asumir las nuevas responsabilidades como emperatriz, y su única hija, la princesa Aiko- se trasladen al Palacio Imperial.