Sobre la complejidad de educar sin caer en el autoritarismo extremo©AdobeStock

Educación

Consigue que tus hijos colaboren sin amenazas

Para que sean personas colaboradoras y cooperantes, es necesario que desarrollemos en ellos un espíritu generoso, solidario y altruista. Estas son las recomendaciones que debemos seguir según los expertos:

La cooperaciónsin amenazas es todo un reto en la educación del siglo XXI. A veces, los padres cometemos el error de centrarnos en la conducta negativa, ignorando los motivos que han llevado al niño a comportarse de determinada manera. Es entonces cuando empezamos a decirles lo mal que se han portado o lo que no deberían hacer.

¿Cómo logramos, por tanto, que nuestros hijos colaboren sin necesidad de castigos, amenazas o chantajes?

“La cooperación o colaboración es la tarea de ayudar y servir, de una manera desinteresada, a los demás. Para que los niños sean personas colaboradoras y cooperantes, es necesario que desarrollemos en ellos un espíritu generoso, solidario y altruista” explican desde Pequelandia, escuela infantil.

Conecta con tus hijos

Decirles lo que no deben hacer en formato de amenaza genera rebeldía e inseguridad. “En la mayoría de los casos hace que empeore su conducta familiar, contribuyendo así a generar un mal clima familiar”, explica Teresa Vitaller Gonzalo, certificada en disciplina positiva y coach familiar.

Por eso, determina que no hay duda, y es necesario, en reconducir el comportamiento de los niños. “Pero si queremos que sea efectivo, lo primero que hay que hacer es establecer una conexión con ellos”, concreta.

Pautas para educar sin caer en el autoritarismo©AdobeStock

Puedes decir ‘no’ a su conducta pero ‘sí’ a sus sentimientos

“Cuando aprendemos a conectar con nuestros hijos les enviamos el mensaje de que, aunque no nos guste su conducta, sí nos importan sus sentimientos y permaneceremos a su lado para ayudarles a superar determinada situación”, apunta la experta.

Asegura que saber que “te importo” y “me aceptas” cuando me equivoco capacita a nuestro hijo para aprender rápidamente. De esta manera, estará dispuesto a escucharte y modelará la conducta que le enseñemos con nuestro ejemplo.

“Cuando los niños se sienten comprendidos, alentados y acompañados por sus padres son capaces de aprender una manera mejor de hacer las cosas sin ver dañada su autoestima”, garantiza la coach.



Tres claves para salir del bucle de gritos y amenazas

Es normal perder los nervios, especialmente cuando se tiene más de un hijo. “No te castigues ni te cargues de culpa, no te van a ayudar en absoluto”, enfatiza la experta.

Y expresa que, cuando no disponemos de herramientas alternativas, es habitual que repitamos las cosas a nuestros hijos no una, ni dos, ni tres... sino 300 veces, sin obtener los resultados que esperamos.

1. Darte cuenta de que por ese camino no vas a conseguir lo que buscas: “Repetir y repetir lo mismo solo va a llevarte a la exasperación y a reaccionar con el cerebro emocional”, explica Teresa Vitaller Gonzalo.

2. Respirar hondo y contar hasta diez: “Antes de tomar ninguna decisión, es importante que recuperes la calma a través de unas cuantas respiraciones profundas, de manera que puedas afrontar la situación con dignidad y respeto”.

3. Ofrece opciones limitadas: “Da a tu hijo la posibilidad de elegir entre dos opciones, de manera que pueda experimentar las consecuencias derivadas de su decisión”.



No te castigues y cambia de estrategia

“Dime, ¿quién no exploraría ante tal frustración? Es totalmente lógico perder la calma, por eso mi propuesta en estos casos es cambiar de estrategia y dejar de lado la frustración. Si te das cuenta de que después de pedir algo a tus hijos una o dos veces como mucho, no te hacen caso, deja de insistir por esa vía. Haz una pausa y respira profundamente tres veces para conectar con tu cerebro racional”, introduce.

En concreto, propone probar con otra técnica: “La idea es darle a tu hijo a elegir entre dos o tres opciones y explicarle las consecuencias derivdas de cada opción”.

Por supuesto, advierte que aplicar esta técnica no nos exime de una posible rabieta cuando el niño experiemnte las consecuencias derivadas de su decisión, “pero recuerda que el objetivo de la educación no es solucionar el problema a corto plazo, sino enseñar habilidades para el medio y largo plazo”.