La nueva normalidad en la que llevamos inmersos tantos meses ha impuesto una realidad post pandemia que ha llegado, en el caso de los niños, a la modificación de muchas de las prácticas educativas en los centros escolares (este año, un poco menos), pero también a un conjunto de nuevos motivos de disputa entre padres divorciados que, al final, tiene que dirimir un juez de familia. ¿Un claro ejemplo? La vacuna frente a la COVID-19. Un tema que provoca discusiones entre los progenitores pues, a día de hoy, la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) no se ha pronunciado sobre su disposición en menores de 11 años. La decisión queda en los propios padres.

Los tribunales ya han comenzado a recibir casos en los que uno de los progenitores quiere vacunar a su hijo, pero el otro se niega. Y es que, en este ámbito, en el que hablamos de una decisión sanitaria y/o educativa, la decisión debe ser de acuerdo mutuo entre los padres, porque está dentro de su ejercicio de la patria potestad. Pero no solo este controvertido conflicto es nuevo, sino que cada vez más aparecen cuestiones relacionadas con las actividades extraescolares que practican los más pequeños y el tener o no una mascota. Sobre ellos, hemos querido hablar con Jennifer Muñoz del bufete de abogados Le Morne Brabant (Comunidad Valenciana y Región de Murcia), teniendo en cuenta que el número de divorcios en nuestro país es siempre ascendente (salvo durante el confinamiento, que disminuyó casi un 65%).

Mascotas, ¿quién se queda con el perro?

Los grandes motivos de discrepancia entre los padres siguen siendo, como siempre, la custodia de los hijos, la pensión compensatoria y la vivienda familiar. Sin embargo, las mascotas familiares han cobrado una gran relevancia en muchos de los juicios de divorcio. “Quién se queda con el perro o con el gato preocupa mucho a los cónyuges”, nos dice Jennifer Muñoz. De momento, y hasta la reforma del Código Civil aún pendiente, “las mascotas son consideradas cosas y, si no existe un acuerdo entre las partes, no serán adoptadas medidas definitivas o provisionales sobre ellas. En algunos casos, los tribunales optan por atribuir su custodia al que aparezca como propietario en la documentación o chip de identificación.

Actividades extraescolares y excursiones fuera del centro escolar

Otro de los grandes desacuerdos entre los progenitores una vez se inicia el curso escolar es el de decidir si el hijo en común puede ir o no a una excursión o si debe apuntarse a una actividad extraescolar, a otra o a ninguna. Las familias, cada vez, tienen más opciones educativas a su alrededor y los padres “suelen disentir al respecto, sobre todo, si existen creencias religiosas de por medio”. Muchas veces, nos dice la experta, “los progenitores no son capaces de decidir y llegar a un acuerdo”.

En este caso, “hay que intentar fomentar el acuerdo para una mejor protección del menor”. Sin embargo, en el caso de no conseguirse, “no hace demasiado tiempo se habilitó un procedimiento rápido en los que el Tribunal es quien otorga el poder de decisión, sobre ese desacuerdo en concreto, a uno de los progenitores, el padre o la madre”.

Vacunación frente a la COVID-19 cuando no hay consenso

Esta es una de las causas más novedosas y complicadas que ha aparecido en los juzgados de familia en los últimos meses. Algunos padres, nos dice la experta, “no se ponen de acuerdo a la hora de vacunar a sus hijos y se están planteando supuestos en los que uno de los dos progenitores es muy cuidadoso con las medidas anti-COVID y quiere vacunar a su hijo, mientras que el otro es mucho más flexible y prefiere esperar o no hacerlo”.

En estos casos, ya se han pronunciado varios autos y siempre a favor de la vacunación del menor, pues la justificación se basa en razones médicas y conveniencia del niño. Así, los jueces siempre van a fallar a favor de los criterios médicos y si el Ministerio de Sanidad ha realizado un llamamiento a la vacunación, no solo por el interés del niño, sino por el del resto de la sociedad y evitar un contagio, el juez dictará que sí a la vacunación. De todas formas, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aún no ha registrado datos, al ser un fenómeno bastante reciente.

¿Y los recuerdos emotivos de cuando era un bebé?

Hablamos de recuerdos emotivos y nos referimos, tanto a las cosas de gran valor sentimental, como puede ser la huella del pie que imprimimos de nuestro hijo nada más nacer, hasta los trabajos escolares y los dibujos que se hacen en casa. Para muchos progenitores tienen gran importancia y se crean grandes discusiones en torno a ellos, por lo que, de nuevo, es necesaria la intervención judicial. Y es que, nos explica la experta, “todo proceso de separación o divorcio va acompañado de una gran carga emotiva, que puede estar repleta de odio y rencor. Las parejas suelen reclamarse todo tipo de cosas, incluidos estos recuerdos”. En este caso, en el que se intenta primero una decisión de mutuo acuerdo, también acaba por decidir el propio Tribunal incluyéndolas en el reparto de todas las cosas.