Intercambio de bebés en el hospital. Protocolos de seguridad.©AdobeStock

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Intercambio de bebés, ¿qué protocolos existen en los hospitales?

Es un tema en el que no pensamos hasta que escuchamos algún caso en los medios de comunicación, por lo que es importante tener toda la información posible sobre las medidas de seguridad que existen en los centros sanitarios.

Hace apenas unas semanas se conocía la noticia de que dos niñas habían sido intercambiadas por un error al nacer. Sucedía en el Hospital de Logroño y en un año tan cercano como es 2003. Un hecho que hizo que la opinión pública y muchos padres se preguntasen cómo era posible que algo así ocurriese todavía, con todo lo que conlleva para las familias implicadas. Por ello, los profesionales sanitarios llaman de nuevo a la calma y explican que es prácticamente imposible que suceda algo así, por los protocolos que existen en los hospitales en la actualidad y que se basan en muestras de sangre y del cordón umbilical tomadas en el propio quirófano. Fue el propio Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería (IE) quien quiso enviar un mensaje de tranquilidad, asegurando que era un caso “totalmente excepcional y más con las medidas que se han puesto en marcha y que tenemos hoy en día”.

Sin embargo, ante este suceso, nos surgen muchas dudas en cuanto a esos protocolos, como por ejemplo, en los casos de ovodonación, ¿qué ocurre? Para salir de dudas, hemos querido hablar con la Dra. Marina Benavent, embrióloga del Equipo de Juana Crespo, quien nos explica las claves de los protocolos de bioseguridad existentes.

La identificación inequívoca del recién nacido en el propio paritorio

La llamada identificación inequívoca del recién nacido es una de las prioridades marcadas por las recomendaciones de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) y que, en nuestro sistema sanitario, está delegada en las propias Comunidades Autónomas. Cada una de ellas tiene su propia normativa, pero los protocolos siguen unas directrices comunes impuestas por ley y siempre han de velar por su cumplimiento. Entre las medidas de seguridad más habituales y comunes a todas ellas están:

  1. Fomentar la no-separación de la madre y el bebé desde el propio paritorio o quirófano.
  2. Pulsera idéntica y compartida: en el momento en el que se produce el nacimiento, madre e hijo quedan unidos por una pulsera única y compartida. Son exactamente iguales, contienen la misma información (historia clínica, nombre, fecha, sexo y hora de parto) y un mismo código de barras que nunca se repite y que va tanto en la pinza del cordón umbilical como en el brazo del niño y de la madre. Antes de cualquier tipo de separación, se debe realizar esta identificación.
  3. En algunas instituciones, incluso, se suman muestras sanguíneas para la identificación de ADN siendo un dato más a incluir en la información recogida en el brazalete anterior.

La huella del pie ya no es suficiente

La huella del pie y de la mano era, hasta hace poco tiempo, una de las formas más frecuentes de identificar a los recién nacidos. Sin embargo, en muchas ocasiones, la impresión con tinta no era del todo correcta. Aunque se sigue realizando, los expertos recomiendan el uso generalizado de lo que se conoce como huella genética y que hemos adelantado en el punto anterior.

Se extrae una muestra de sangre del bebé y otra de la madre, con su ADN, y se custodia durante 5 años para evitar problemas y poder realizar, en caso de que sea necesario, cualquier tipo de comprobación. Es como tener el doble factor de identificación que utilizan las entidades bancarias.

De esta forma, se trata de evitar un posible intercambio de recién nacidos que pueda perpetuarse toda una vida. Por ello, las sociedades científicas recomiendan la combinación de ambos métodos, puesto que se ha demostrado que el uso de la huella plantar ya no es lo suficientemente seguro y tiene grandes limitaciones.

Las comprobaciones son frecuentes en el hospital

Una vez se identifica a la madre y al bebé, se obtienen las muestras de sangre de cada uno y se registra todo en ese código de barras, los profesionales sanitarios del centro deben realizar comprobaciones frecuentes. Da igual que sea una intervención o una actividad sanitaria rutinaria, tienen la responsabilidad de confirmar la identidad tanto de la madre como del bebé, para evitar cualquier error cada vez que tengan que separarse uno de otro.

¿Qué ocurre en los casos de ovodonación?

A la hora de comprobar la filiación de las personas ya nacidas, nos cuenta Marina Benavent, “la única manera de conocer su identidad es a través del ADN, ya que todos los humanos tenemos dos juegos de información genética: uno de la madre y otro del padre”. En la prueba de ADN se compara una muestra de ADN del bebé, otra del padre y otra de la madre y se establece la filiación en base a los resultados.

Cuando la madre ha tenido un bebé con gametos de un donante (ovodonación), el código genético del que hemos hablado no nos sirve para nada, pues no se comparte. Y aquí, de nuevo, nos surgen dudas. Por ello, la experta nos explica que, en estos casos, lo que se debe introducir es un protocolo de bioseguridad.

Hasta hace bien poco, el sistema con el que se trabajaba cuando existía una reproducción asistida era el “doble chequeo, es decir, una técnica o manipulación de los embriólogos en un laboratorio FIV que luego se comprobaba por otro compañero y que incluía la identificación del embrión y de la paciente antes de la transferencia embrionaria”, nos explica. Sin embargo, en la actualidad se ha incorporado un dispositivo electrónico llamado Gidget que permite realizar la trazabilidad de los embriones reduciendo al mínimo el riesgo de error y, “algo importante, eliminando el riesgo derivado del factor humano”. Se realiza a través de unos códigos de barras y QRs que son capaces de detectar cada movimiento o manipulación del material genético de cada paciente. Toda la información queda registrada.

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