Niña sentada en W.©AdobeStock

Salud

Si tu hijo se sienta en ‘W’, no le corrijas

Hasta hace poco tiempo, los profesionales aconsejaban todo lo contrario si veían a un niño o niña sentado con las piernas hacia fuera. Sin embargo, esto ha cambiado, ¿quieres saber por qué?

Muchos niños pequeños tienden a adoptar una postura peculiar cuando están en el suelo. Abren sus piernas hacia los lados y las doblan al exterior rodeando las caderas, lo que genera una especie de ‘W’. Es lo que en inglés se denomina W-sitting. La consigna general de sanitarios y educadores es corregirla. Se les suele pedir entonces que se sienten “como un indio”, con las piernas dobladas hacia dentro.

Pero las pautas han cambiado, debido a nuevas evidencias científicas. “La gran mayoría de profesionales actualizados somos partidarios de no corregir al niño si su postura es fisiológica”, apunta el Dr. Juanjo López, traumatólogo infantil y deportivo (www.drlopezmartinez.com).

¿Por qué se sientan en esa postura?

La razón por la que los niños pequeños se sientan en esa postura que a los adultos nos parece tan complicada es porque pueden hacerlo. Es una postura fisiológica, esto es, natural para ellos. Su cuerpo, su elasticidad y las particularidades de sus huesos y músculos les permiten adoptarla.

“Es más cómoda para ellos, pues así pueden llegar mejor a sus juguetes y a todos sitios”, explica el traumatólogo infantil. Ellos no están incómodos, aunque los mayores seamos incapaces de sentarnos así. Pero, ¿qué la hace posible? “Se produce por la anteversión femoral, que en los primeros años de vida está aumentada”, detalla. En la anteversión femoral, el fémur se gira hacia dentro.

Así, esta anteversión femoral se va corrigiendo algún grado cada año, hasta que llega un momento en que el pequeño deja de poder sentarse en W. “Lo habitual es que sobre los 10 años de edad ya no puedan colocarse así, aunque hay casos de adultos que siguen pudiendo hacerlo”, destaca.

Se trata, pues, de un movimiento normal que se corrige al cabo de los años de forma espontánea, en la mayoría de los niños, sin necesidad de intervención del adulto.

Entonces, ¿no hay que corregir al niño?

“Necesitamos un cambio de paradigma. A la luz de la última evidencia científica no es necesario corregir al niño que se sienta en ‘W’. Ni los profesores, ni los padres tienen por qué hacerlo”, recomienda. Además, “es algo fisiológico, los niños no se van a perjudicar a sí mismos. Mi consejo es no corregir”, insiste.

La anteversión femoral que posibilita sentarse en esa postura está relacionada también con la posición hacia dentro que adoptan muchos niños al andar. “Cuando se corrige la anteversión femoral, la marcha se corrige también. Por eso en la consulta siempre preferimos los casos de niños que meten el pie hacia adentro a los que los sacan hacia afuera, pues en los primeros la corrección suele llegar por sí sola con el tiempo en la mayoría de los casos”, destaca el experto (@drlopezmartinez, en Instagram).

Niño sentado en W en el suelo©AdobeStock

¿Qué riesgos se pensaba que podía tener sentarse en ‘W’?

Sentarse en ‘W’ ha estado denostado porque se creía que implicaba algunos riesgos, fundamentalmente sobre la cadera y las rodillas.

Sin embargo, distintos estudios han demostrado que la posición en ‘W’ no afecta a la funcionalidad de la cadera ni provoca ninguna alteración. Igual sucede con las rodillas. Sentarse así no perjudica ni se relaciona con ninguna patología que tenga que ver con ellas.

Por eso, los niños sin ningún otro problema de salud añadido pueden adoptar esa postura libremente, “ellos solos suelen cambiar y no permanecen mucho así, ni tampoco es necesario que los padres estén con el cronómetro en la mano para saber cuánto tiempo llevan”, indica el Dr. Juanjo López.

El caso especial de algunos niños

La recomendación de permitir que el niño se siente en la postura que le resulte más cómoda es aplicable a la gran mayoría de ellos. No obstante, hay algunos, con otras patologías, para los que sí habría que vigilarla más estrechamente.

Se trata de menores con alguna alteración, como el síndrome de Down o la parálisis cerebral, en las que suele haber hiperlaxitud; es decir, los músculos y las articulaciones tienen un mayor rango de movimiento. Esto puede provocar algunos problemas, como la inestabilidad de la cadera. También sucede en niños con enfermedades raras como la artrogriposis y todas aquellas que afecten a la laxitud.

En estos casos, serán los profesionales médicos que siguen al niño los que ofrecerán las pautas pertinentes, dependiendo de sus circunstancias y de su estado.

En la inmensa mayoría de los niños (99%), la anteversión femoral que posibilita sentarse en W se corregirá sola, según subraya el traumatólogo infantil.

 

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