Organizar una boda junto al mar
La pareja decidió que ellos mismos serían los encargados de dar forma a toda la organización de su boda. “Es cierto que, al inicio, no éramos conscientes del estrés que esto nos supondría pero, a día de hoy, no nos arrepentimos de nuestra decisión”, reconoce Carmen. Desde el primer momento trataron de que cada detalle llevara el sello de los novios, empezando por las invitaciones. “Teníamos claro el tipo de invitación y, con la ayuda de una de mis amigas que es dibujante, conseguimos una ilustración preciosa del castillo con nuestros perros en él. Ella lo dibujó y, una vez impresas en papel de acuarela, nosotros nos encargamos de terminar de decorarlas. También nos encargamos de los recuerdos que, aunque decidimos donar el dinero a una buena causa, preparamos pequeñas bolsas explicando esta acción a nuestros invitados. Y, sin extenderme mucho más, también quisimos personalizar la fiesta, para la que preparamos carteles con frases cómplices que durante nuestra adolescencia se habían convertido en recuerdos que conservábamos con nuestros amigos. Esto les sacó a todos una sonrisa y, al fin y al cabo, esa era nuestra idea principal”, rememora. Para ellos, fue duro sacar tiempo después de trabajar para cada uno de los preparativos, pero admiten que el resultado mereció la pena.