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Dentro de la larga lista de decisiones que una novia debe tomar sobre su vestido para el gran día, hay una que pone en la balanza la espectacularidad y la comodidad: la elección de la cola. En la búsqueda del equilibrio perfecto para cada look nupcial, surgen numerosas opciones delimitadas por los gustos de cada mujer y los diferentes tipos de cola que existen. Desde la cola real a la desmontable, que está especialmente de moda porque permite contar con dos estilismos en uno. Pero, también existen opciones muy personales que los diseñadores que trabajan a medida crean para sus clientes. Es el caso de Ana, una de nuestras novias virales que escogía una cola especial en honor a su madre: “Tanto Jorge Vázquez como su equipo hicieron un gran trabajo para confeccionar la cola de plisados de organza. La otra complicación era encajarlo con el resto del vestido, ya que la cola salía de debajo”. Como ella, son muchas las prometidas que se ven en la encrucijada de elegir el tipo de cola más apropiado y que mejor empaste con su personalidad.
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¿Por dónde empezar? Lo primero a tener en cuenta es el estilo de la novia, qué quiere para su gran día y con qué se imagina. Después la elección debe estar delimitada tanto por los materiales que se desean utilizar (hay tejidos más ligeros y otros más gruesos, pero también encajes que impiden ciertos cortes), como por el escenario en cuestión, dado que no es lo mismo un enlace en el playa que en una gran catedral. Teniendo estos factores en cuenta, la protagonista puede elegir entre un sinfín de opciones personalizadas, pero también entre los tipos más habituales que hoy queremos presentarte.
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Cola real
Se hace difícil olvidar aquel 29 de abril de 2011, cuando la abadía de Westminster acogía la boda más esperada del año: la que unía a Kate Middleton con Guillermo de Inglaterra. La ahora Duquesa de Cambridge acudía a la cita con un espectacular diseño de Sarah Burton para Alexander McQueen con mangas y espalda de encaje, que destacaba por su espectacular cola. De tres metros de longitud, dejó a los invitados boquiabiertos y, para ese movimiento, tuvo que ser su hermana Pippa Middleton quien la sujetara, como dama de honor.
Esa escena, igual que la protagonizaron Victoria de Suecia o la Reina Letizia, recoge las claves de la conocida como cola real, aquella que mide más de tres metros y resta movilidad a la novia. La más antigua de todas las opciones, está vinculada a la historia, como sinónimo de poder y prestigio: habría que trasladarse hasta el siglo XVI, cuando se relacionada la existencia de una cola con la pertenencia a una clase social de alto rango. Ahora, son pocas las que eligen esta alternativa, pues condiciona la comodidad de la protagonista durante su gran día. En la memoria colectiva quedan diseños tan impresionantes como el de Xenia, que a principios de año se hizo viral con un look ‘princesa’ firmado por Lorenzo Caprile, con cola de tres metros y medio.
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Cola barrida
Para quienes no se sienten cómodas con una cola, pero tampoco quieren renunciar al movimiento y la elegancia que esta aporta, la cola barrida será su mejor alternativa. Este tipo de diseño cubre únicamente los pies de la novia y proporciona algo de volumen en la zona trasera e inferior del vestido. No hay escenario que se le resista, encaja hasta en los más difíciles (montaña, campo, playa), y mide un máximo de 30 centímetros. Es por eso que triunfa entre las prometidas minimalistas, las bohemias y las amantes de los estilismos lenceros, que buscan diseños rectos o de corte sirena, con el fin de marcar sus curvas.
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Cola watteau
2020 y 2021 han sido los grandes años de la cola watteau. Quizá por llamar la atención de forma diferente, por estilizar en gran medida o por ser, en ocasiones, desmontable, se ha convertido en la gran favorita de las amantes de la moda nupcial en las redes sociales. Las firmas y diseñadores nupciales lo saben y por eso apuestan por esta cola que sale de la zona superior del vestido hacia fuera, por los hombros o la espalda. A medio camino entre la capa y una versión original del velo, suele estar realizada en un tejido distinto al del propio diseño, más ligero y etéreo, pero siempre cuidadosamente escogido. Ana Boyer y Beatrice Borromeo se apuntaron a la tendencia en sus respectivas bodas.
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Cola catedral
¿Qué tienen en común Elizabeth Taylor, Alejandra Ruiz de Rato, Nicky Hilton y Rocío Osorno? Un mismo estilo de cola. Frente a opciones muy sencillas o, por el contrario, muy complicadas de llevar, la cola catedral es la más popular y con la que muchas novias sueñan al imaginar su vestido. Con aproximadamente dos metros de longitud, esta opción es la favorita de las novias más tradicionales y suele acompañar a vestidos de corte clásico, con siluetas princesa y línea A. Suele ir acompañada de volumen, lo que otorga grandes dimensiones al diseño nupcial.
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Cola de corte
Desde una boda civil a un enlace religioso, la opción más versátil de todas es la cola de corte, que debe su nombre a los diseños que vestían las damas de la corte. Entre treinta centímetros y un metro de longitud son habituales en esta clase de diseños. Es cómoda y no requiere del apoyo de amigas o familiares para su movimiento. Esta opción la hemos visto en las bodas de Laura Escanes, con un romántico diseño de tul de Rosa Clará, o Meghan Markle, en su segundo look de novia minimal con escote halter.
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Cola de capilla
Un metro o metro y medio es lo que mide la cola de capilla, una de las propuestas más sencillas y la que más buscan las novias que celebran un enlace religioso. Es habitual que empiece a la altura de la cintura y suele acompañar a siluetas estrechas o de línea A, no abunda en cortes excesivamente ceñidos ni tampoco en diseños de princesa con gran volumen. Quienes piensan en la ventaja de sujetar la cola en la muñeca, de cara al baile, deben saber que esta es la alternativa más adecuada para ello. También es la preferida entre nuestras novias más virales.
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