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Tan solo quedan cinco días para una de las bodas aristocráticas más esperadas del año en nuestro país. El 6 de octubre, Fernando Fitz-James Stuart y Solís, duque de Huéscar, contraerá matrimonio con Sofía Palazuelo, que entrará a formar parte de la histórica Casa de Alba. La joven es sobrina de Teresa Palazuelo, una diseñadora nupcial de renombre en la escena madrileña, y ha confiado en sus cercanas manos para hacer realidad su vestido de novia. Teniendo en cuenta la esencia de sus colecciones, para las que la propia Sofía ha posado en alguna ocasión, y la discreta elegancia de la novia, podemos jugar a imaginar cómo será el look que veremos el próximo sábado en el Palacio de Liria.
No es la primera vez que Sofía se viste de blanco. Ya lo hizo como modelo en alguna de las colecciones de su tía hace años, donde posó con propuestas estríctamente clásicas hasta otras más coloristas con bordados en relieve y una estética effortless muy acordes a su estilo del día a día. Teresa es una de las grandes diseñadoras de Alta Costura en nuestro país y sus obras son consideradas como auténticas obras de arte.
Con más de 20 años de trayectoria en el sector nupcial, se puede decir que sus diseños tienen el denominador común de la innovación y la elegancia gracias a sus bordados y telas de la más alta calidad. Son vestidos románticos, exclusivos y hechos a medida en su atelier del madrileño Paseo de la Habana.
La modista es la pionera en introducir color en los vestidos de novia y experta en combinar toiles y un amplio abanico de tejidos que encuentran la inspiración en el mundo del arte y en distintos lugares del mundo: los colores de Marrakesch, los ropajes de ajuares de maharanis de la India... Sofía Palazuelo se identifica con este estilo, a caballo entre una elegante mezcla de básicos y rompedores toques étnicos a todo color.
De hecho, tía y sobrina no solo comparten una misma visión de la moda sino que, en ocasiones, han compartido prendas de su día a día, como un chaleco multicolor de cierto aire étnico que ambas atesoran en su vestidor. Sin embargo, al tratarse de una boda aristocrática, es posible que la futura duquesa de Huéscar prescinda de los detalles coloristas y opte por un diseño más clásico y de líneas rectas que se alejen de los tradicionales cortes princesa tan recurrentes en este tipo de enlaces.
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