¿Es tu ropa realmente lo que esperas de ella? Te enseñamos a entender de verdad las etiquetas

Los expertos nos ayudan a saber si una prenda es o no sostenible

Por Regina Navarro

La moda es una de las industrias más contaminantes del planeta, la segunda concretamente. Según datos de la ONU, produce más emisiones de carbono que todos los vuelos internacionales. La buena noticia es que cada vez más firmas se animan a parar, reflexionar y volver a ese saber hacer de antaño. Quieren huir de los diseños de gran tirada, apostar por prendas llenas de calidad y contar con el trabajo laborioso y minucioso de los artesanos. Decisiones que, además de ayudar a crear productos únicos, contribuyen a que los diseños sean más sostenibles. Eso unido a una mayor preocupación por los consumidores, que cada vez revisan con más cuidado la procedencia de las prendas, hace que la moda consciente gane espacio. Pero, desde el punto de vista del comprador, no siempre es fácil saber si una prenda es realmente sostenible

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¿Qué es ser sostenible en moda?

Cuando hablamos de sostenibilidad en el mundo de la moda, lo primero que nos viene a la cabeza son prendas confeccionadas con tejidos naturales, reciclados o, incluso, innovadores. Tal vez recuerdes que en septiembre de 2021 Stella McCartney subió a la pasarela su primer bolso de cuero vegano confeccionado con hongos. O que, tal como explicaba a FASHION Javier Sanz, Director del Grado Universitario Oficial en Diseño de Producto de ESNE, en las áreas de innovación de las grandes marcas, "se trabaja con materiales como el cuero de mango, de uva, de té, de teca, de corcho, de algodón encerado, de champiñones, de papel washi, de corteza de árbol, de fibra de piña o de fibra de manzana". Pero hay mucho más. 

"Influyen otros factores como la procedencia, los derechos humanos que tiene la persona que confecciona estas prendas o el consumo de agua que se utiliza al fabricar un tejido", asegura Moisés Nieto, diseñador de moda, fundador de la firma homónima y Project manager de Proyectos Especiales del IED. Una afirmación con la que coincide José María García González, director creativo de Ze García. "No tiene sentido comprar en una firma fast fashion una prenda sostenible cuando esta misma prenda llega en un avión desde su lugar de producción y se produce de manera masiva y con una mano de obra que opera en pésimas condiciones. Hay que valorar siempre todo el contexto".

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En ese sentido las firmas que trabajan con moda de kilómetro cero, es decir, que se confeccionan en el mismo país en el que se consume, son más sostenibles que aquellas que producen sus prendas en el extranjero. "La producción local evita también el uso de logística con el consiguiente consumo de energía", explica Paula Canellada, diseñadora de Le Touquet y miembro de Costura de Autor, una asociación sin ánimo de lucro que tiene como objetivo la promoción y defensa de la costura española de autor, así como de sus diseñadores y del oficio artesano. 

Por eso los diseños made in Spain son más sostenibles que aquellos que no tienen este sello. La normativa europea indica que, para que un diseño pueda englobarse en esta categoría, al menos dos de los procesos de producción deben haberse realizado en España. Sin embargo, no obligan a los fabricantes a etiquetar el origen. Un motivo por el que nuestro país reivindicó en 2005, ante la Comisión Europea, que fuera necesario incluir también este punto. "La etiqueta made in Spain significa un buen hacer artesanal ejecutado por las manos de artesanos virtuosos, unido al buen gusto y creatividad de los autores. La elaboración en España significa que estás contribuyendo a una economía con responsabilidad social, contribuyendo a la economía social y dando prestigio a la creatividad de nuestro país", explica Helena Mareque, diseñadora y socia fundadora de Costura de Autor.

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¿Cómo puedo saber si mi ropa es realmente sostenible?

Ser sostenible es un orgullo para las firmas de moda. Por eso, la mayoría de las empresas textiles que producen sus diseños de manera consciente lo explican con detalle en su página web. Es una plataforma que utilizan no solo como canal de venta o para mostrar sus novedades, también para comunicar aspectos tan importantes como su filosofía. El problema es que, como consumidores, no siempre navegamos por estas pestañas. 

En la web de María de la Orden, por ejemplo, es posible descubrir de dónde vienen sus productos. Explican que los algodones, las lanas y los linos son de España y Portugal; que la sastrería la trabajan con un taller familiar ubicado en Serbia; que sus vestidos estampados y bordados vienen de India, donde tienen dos talleres, en Jaipur y Nueva Delhi; o que todos los jerséis de cashmere se producen en Mongolia, donde son expertos en este material. En el sitio web de Pretty Ballerinas cuentan con orgullo que cada par de zapatos se confeccionan manualmente en Menorca, en un proceso en el que intervienen las manos de hasta 60 expertos y que, con su compra, el consumidor apoya a la economía circular. Pero ellos son solo un ejemplo de los muchos que, por suerte, existen. 

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Otra forma de descubrir lo respetuosa que es una firma es leer bien las etiquetas empezando, en primer lugar, por las de composición. Es ahí donde podemos comprobar si el material textil utilizado es o no orgánico o si proviene de una granja responsable; si es reciclado o biodegradables; si mezcla (o no) muchos materiales (cuantos más hay, más complicado es separarlos para su reutilización). "También es importante que la empresa apueste por mostrar la trazabilidad de la prenda, apostar por la producción local y respetar los derechos laborales del trabajador. Esto tiene que quedar reflejado, de alguna manera, en el etiquetado”, explica Juanjo Gómez, Fashion Design School Technician, docente en el CFGS en patronaje y moda en los módulos de Elaboración de prototipos y Procesos en Confección Industrial del IED.

"Actualmente las marcas le dan mucha importancia al cómo, dónde y quién hace las prendas. Por eso no es raro encontrar una etiqueta donde nos cuentan la procedencia del tejido, su fabricación e incluso la huella de carbono. Algunas incluso tienen un código QR donde, a través de una plataforma o video, te explican más detalladamente todo lo relacionado con la prenda que estás tocando", apunta Moisés Nieto.

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Aun así, lo más habitual es que la firma demuestre que es sostenible a través de la obtención de certificaciones de organismos y organizaciones independientes. "Los más conocidos son GOTS (Global Organic Textile Standard), OCC Guarantee (Organic Cotton Colours), Cradle to Cradle, Made in Green de Oeko-Tex, PETA (certificado que demuestra que ningún animal ha sido maltratado). En definitiva, para que una empresa sea sostenible tiene que cumplir con las certificaciones y demostrarlo. Normalmente viene indicado en la etiqueta de la prenda, en la etiqueta de cartón o en ambas", apunta Juanjo Gómez.

Ser cien por cien sostenible en el mundo de la moda es prácticamente imposible, pero eso no debe desanimarnos. Moisés Nieto nos explica que cada vez debe tenderse más a la creación de prendas circulares que, en el fondo, son las más respetuosas con el medio ambiente y la sociedad. "Esto quiere decir que cuando dejemos de usarlas se puedan convertir en otra prenda, material u objeto para ser usado de nuevo", apunta. Pero insiste en que el primer paso para que el mundo de la moda sea más responsable es hacer un consumo mucho más consciente y "comprar prendas esenciales que sepamos que usaremos mucho tiempo".

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