¿Te relaja ir de compras o visitar las tiendas? Puede que seas una 'shopaholic'

Gastar o no dinero es lo de menos, lo que te calma es pisar los comercios. Hablamos con una psicóloga y te explicamos por qué te pasa a ti y a muchas otras personas más

Por Paula Martíns

Es muy probable que alguna de las veces que te has sentido nerviosa o estresada hayas decidido ir de tiendas. Si no es tu caso, seguro que has escuchado más de una vez la frase de "estaba agobiada y me fui de compras", porque es un comportamiento mucho más común de lo que cualquiera pueda imaginar. De hecho, existen compradores compulsivos, denominados shopalcolics, que compran una y otra vez sin necesidad alguna, acumulando objetos y prendas que, probablemente, nunca lleguen a usar o no al menos las suficientes veces como para necesitar comprarlos. Y, al contrario de lo que pudiera parecer, lo cierto es que esta actitud no es ningún capricho, sino más bien es un escudo al que recurrimos las personas como terapia para combatir la ansiedad o los pensamientos negativos.

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"Comprar algo supone hacernos un regalo, reconocernos o validarnos Cuando nos sentimos mal es frecuente que el salir de tiendas, aunque no compres nada, te siente bien", nos cuenta Marisa Navarro, doctora en medicina, psicoterapeuta y escritora de varios libros (La medicina emocional, El efecto tarta y Las ruedas dentadas. Pequeños cambios para grandes cambios). Es decir: el simple hecho de pensar que podemos comprar nos da placer, ya que asociamos este acto con sentimientos positivos. También, al ser una actividad non-stop que continuamente nos obliga a despejar la mente de nuestras responsabilidades y a prestar atención a lo que se encuentra frente a nuestros ojos, como cuenta la experta, nos distrae "de esos pensamientos que te han puesto triste y con ansiedad, porque primero viene el pensamiento, y después el sentimiento. Según pensemos nos vamos a sentir".

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Comprar es un acto placentero 

Los estudios científicos han dictaminado, también, que esta relación de causa-efecto guarda explicación científica. Ir de tiendas tiene un efecto directo sobre nuestro cerebro, ya que activa su corteza prefrontal, que es la encargada del placer y de las percepciones positivas. Además, como la psicóloga comenta, esta influencia nos ayuda al mismo tiempo a enfrentar aquellas sensaciones negativas y a liberar endorfinas (las apodadas "hormonas de la felicidad"). Piénsalo, porque es probable que, si eres de esas personas que se sienten bien al visitar alguna tienda, puede que no te pase solamente con las de moda, sino también con los supermercados de alimentación o alguna otra superficie comercial. El simple hecho de visitarla y recorrerla ya te está ayudando a distraerte y consigue hacerte sentir mejor. Si tienes un mal día, sales a la compra, vuelves y ya parece otro.

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Qué hacer si te sientes culpable después de ir de compras

El fenómeno es curioso, pero real. Eso sí, hay que distinguir esta necesidad que tenemos de pisar las tiendas para liberar nuestras endorfinas de la obsesión por comprar, el ya citado shopalcolism. Más allá de gastar dinero de manera compulsiva en prendas u objetos que no necesitamos y del placer momentáneo que ello genera, puede que en este caso aparezca después un sentimiento de culpabilidad que nos provoque el efecto contrario y acabe derivando en una ansiedad todavía mayor a la que teníamos previa a la compra. Sin embargo, sobre esto Marisa Navarro tiene claro que, siempre y cuando una persona pueda permitirse con suficiente comodidad esa compra, hay que alejar la culpa de nuestra cabeza, ya que no nos aporta nada: "Lo primero que tienes que pensar es si te lo puedes permitir. Si es así y lo has gozado, disfruta poniéndote todo lo que te has comprado. Si no te lo puedes permitir, reflexiona sobre ser responsable con tu economía para una próxima oportunidad, pero una que está hecho, no te fustigues".