Entrevista

David Bueno: 'Los adultos aún estamos a tiempo de cambiar nuestro cerebro'

Ha publicado el libro 'Educa tu cerebro' (Ed. Grijalbo) un manual que nos cómo funciona nuestro cerebro, cuál es la diferencia con la mente y por qué, aunque seamos mayores, podemos cambiarlo para ser más felices

Por Nuria Safont

Después del éxito de El cerebro del adolescente, publicado por Grijalbo en 2021 y galardonado en Italia con el Premio Zimbelli 2023, el prestigioso biólogo y neuroeducador David Bueno vuelve a sorprender a los lectores con Educa tu cerebro, un ensayo divulgativo a través del cual, de forma rigurosa pero también muy amena, nos explica cómo es y cómo funciona el cerebro humano, para así poder cambiarlo, desarrollarlo y mejorarlo.

Conocer el cerebro, cómo se forma, cuáles son sus funciones y cómo se construye y se reconstruye constantemente es una de las vías principales para poder cambiarlo. Y eso es lo que el autor pretende enseñar a sus lectores a través de las páginas de este manual en el que explica a todos aquellos interesados en disfrutar de una vida más plena, digna, dignificante y empoderada por qué es necesario continuar creciendo, qué ventajas cognitivas tiene y cómo podemos optimizar este crecimiento constante del cerebro.

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¿Cuál ha sido el principal objetivo para escribir 'Educa tu cerebro'?

Uno de los principales objetivos que he tenido para escribir el libro Educa tu cerebro es que los adultos nos demos cuenta de que todavía somos capaces de cambiar nuestro cerebro. Se suele pensar que el cerebro de los niños, los adolescentes, es más plástico o más maleable que el de los adultos, y es cierto, pero el de los adultos también es plástico y maleable.

Por eso, quiero llamar la atención de que podemos empoderarnos de los propios cambios de nuestro cerebro, de que podemos dirigir estos cambios según nuestras necesidades, según nuestros deseos, según los objetivos que nos marquemos. Y esto es muy importante no solo para seguir construyendo nuestra personalidad y nuestra manera de ser como adultos, sino también para influir en nuestros hijos. Y los que nos dedicamos a la educación, también en nuestros estudiantes.

Si nosotros cambiamos, ellos cambian, les servimos de ejemplo de cómo podemos gestionar nuestra propia vida, nuestros propios cambios. Ellos tendrán un ejemplo al que imitar, al que seguir, en el que fijarse para ir en la misma dirección o en la dirección contraria. Lo importante es que ellos también vean que pueden seguir aprendiendo, que pueden seguir creciendo y que vean que deben empoderarse de su propio crecimiento personal, de su propio crecimiento mental y cerebral. 

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En su libro, menciona que educar implica cambiar el cerebro. ¿Cómo se produce esta transformación cerebral?

Educar implica ciertamente cambiar el cerebro. Sin cambios en el cerebro no hay educación, no hay aprendizaje, no hay transformación. El motivo es muy simple. Cada vez que nos educamos, cada vez que adquirimos algún conocimiento nuevo, que vivimos alguna experiencia nueva, que tenemos algún pensamiento, que nos marcamos, algún objetivo vital ....Cada vez que hacemos cualquiera de estas acciones, nuestro cerebro realiza conexiones nuevas entre sus neuronas, las famosas sinapsis neuronales. Forma parte del proceso de plasticidad neuronal, que es  esta capacidad que tiene el cerebro de ir haciendo conexiones neuronales nuevas para incorporar estos pensamientos, para incorporar nuestros recuerdos, la memoria, los aprendizajes, las experiencias que vivimos. Esto es cambiar físicamente el cerebro cada día cuando nos levantamos por la mañana.

El cerebro es ligeramente diferente cuando nos acostamos porque por la noche fijamos en la memoria los aprendizajes del día anterior y cuando llega la noche vuelve a ser ligeramente diferente. Porque hemos vivido experiencias, hemos hecho aprendizajes, hemos hecho pensamientos, razonamientos, hemos vivido emociones diversas que están cambiando constantemente nuestro cerebro. Educar es simplemente tomar consciencia de este proceso de cambio para dirigirnos hacia los objetivos que nosotros nos hayamos marcado. 

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Otro de los puntos destacables de su libro es el concepto de la "mentalidad de crecimiento". ¿Podría explicar en qué consiste esta mentalidad y por qué es crucial para el desarrollo humano?

La mentalidad de crecimiento consiste en la creencia personal, en la convicción íntima de que podemos seguir aprendiendo, de que podemos seguir creciendo, de que podemos seguir cambiando nuestro cerebro, es decir, de que podemos seguir educándonos y auto-educándonos a nosotros mismos según los objetivos que nos marquemos de forma consciente, proponiéndonos retos, proponiéndonos cimas, proponiéndonos caminos. Simplemente es esta convicción de que seguimos avanzando. Siempre podemos ir un paso más allá de donde estamos ahora. Esta convicción íntima, esta mentalidad de crecimiento, tiene unos efectos cruciales para nuestro cerebro, para nuestra vida y para cómo nos percibimos a nosotros mismos. Es un aspecto para mí trascendental para la construcción de la personalidad, no solo en los adultos, sino también y muy especialmente en los niños y en los adolescentes. Es esta parte tan importante de educación que los adultos debemos transmitir a nuestros hijos. Y como decía antes, los que nos dedicamos a la educación, también a nuestros estudiantes. 

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Cómo se relacionan las conductas y comportamientos aprendidos con las conexiones neuronales en el cerebro? ¿De qué manera las experiencias alteran estas conexiones de manera sutil pero significativa?

Como decía antes, las conductas aprendidas, nuestros pensamientos, nuestras acciones, las experiencias que vivimos, cambian nuestro cerebro. La relación es directa. Todo lo que por algún motivo queda almacenado en nuestro cerebro en forma de recuerdos de memoria, tanto si es consciente como si es inconsciente, tanto si son habilidades, actitudes, aptitudes, todo lo que va quedando almacenado en nuestro cerebro queda almacenado en conexiones neuronales que se van haciendo de nuevo y que van a hibridar con las conexiones antiguas. De forma que nuestro cerebro está en expansión constante, no una expansión física, no es que se vaya haciendo grande en volumen, es una expansión en capacidades, en capacidad de razonar, en capacidad de vivir, en capacidad de marcarnos objetivos y de encontrar la manera de ir avanzando hacia esos objetivos que nos marcamos. 

 

También de la "mentalidad fija" y la "mentalidad de crecimiento" propuestas por Carol Dweck. ¿Cómo influyen estas mentalidades en la sociedad y en la construcción de nuestro entorno?

Los conceptos de mentalidad de crecimiento y mentalidad fija fueron introducidos hace más de 30 años por la psicóloga estadounidense Carol Dweck. En su propuesta, señaló la existencia de dos tipos de mentalidades. Hay quienes creen que su inteligencia es estática, que no puede aumentar, y que son inalterables en su forma y no podrán cambiar jamás. A esta perspectiva la denomina mentalidad fija. Por otro lado, existen personas, como yo me considero, que tienen la firme convicción de que pueden crecer, que poseen cierta inteligencia que pueden incrementar mediante esfuerzo, trabajo, ilusión y pasión, marcándose objetivos vitales.

Este concepto se ha ido ampliando, que es uno de los temas que yo exploro más a fondo en este libro. Y esto se puede trasladar no solo a a inteligencia, sino cualquier aspecto de nuestra vida mental: la creatividad, el talento, la capacidad de de planificar, de reflexionar, de emocionarnos y de conocernos, de gestionar nuestras emociones. Todo esto forma parte de esta mentalidad. 

A lo mejor no llegas donde querías, pero lo importante no es llegar, lo importante es avanzar, avanzar paso a paso. Y esto tiene consecuencias importantísimas para nuestra mente, para la forma en cómo vivimos. Las personas con mentalidad de crecimiento suelen ser más optimistas, tienen más capacidad para motivarse, más facilidad para asumir nuevos retos porque están convencidas de que los pueden asumir, de que van a avanzar hacia ellos.

A nivel social también repercute. Una sociedad con mentalidad de crecimiento se adaptará mejor a los cambios, avanzar y promoverá los cambios que considere más interesantes para mantenerse como sociedad creciente, como sociedad, optimista, como sociedad con capacidad de motivarse. Una sociedad que se sustente en una mentalidad fija se enfocará, no querrá cambiar, le costará mucho más adaptarse. Se tendrá que adaptar, por supuesto, pero esta adaptación será siempre a costa de este bienestar que genera el optimismo y la motivación. 

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¿Qué papel asigna a conceptos como motivación, esfuerzo, resiliencia y libre albedrío en la construcción de nuestra vida?

La motivación, el esfuerzo, la resiliencia son características clave para una buena mentalidad de crecimiento. A una persona que cree, que está convencida de que puede seguir avanzando en lo que se proponga, le será mucho más fácil motivarse y esta misma motivación hará que lo consiga con un poquito más de facilidad. La motivación literalmente energiza nuestro cerebro, lo que le permite funcionar mejor, con más intensidad y durante más tiempo. 

El esfuerzo es esencial, pero se vuelve más llevadero y gratificante cuando existe una motivación genuina. En la vida, las cosas no siempre salen como deseamos; cometemos errores y enfrentamos fracasos, momento en el que la resiliencia se convierte en crucial. La capacidad de superar obstáculos y aprender de los tropiezos diferencia la mentalidad fija de la de crecimiento. Aquellos con mentalidad de crecimiento ven los errores como oportunidades de aprendizaje, lo que implica resiliencia. En conjunto, esta mentalidad nos brinda una sensación de libre albedrío, permitiéndonos dirigir nuestra vida con propósitos vitales, lo que se relaciona con un mayor bienestar, optimismo y motivación.

En su libro explora, también, la importancia de la flexibilidad cognitiva. ¿Cómo define este concepto y cuál es su papel en la adaptación a las circunstancias cambiantes?

La flexibilidad cognitiva, clave en la mentalidad de crecimiento, implica la capacidad de abordar un mismo reto o problema desde diversas perspectivas. Mientras las personas con mentalidad fija ven una única salida, la flexibilidad cognitiva ofrece la posibilidad de explorar diferentes enfoques, adaptándose a las circunstancias. Además, incluye la habilidad de modificar el curso de acción para adaptarse a nuevos eventos o conocimientos, destacando la importancia de la adaptabilidad en la mentalidad de crecimiento. Es crucial entender que tener una mentalidad fija o de crecimiento no necesariamente se vincula al éxito profesional; algunos con mentalidad fija pueden tener éxito, pero la mentalidad de crecimiento es más un enfoque íntimo de ver el mundo, relacionarse con él y empoderarse para gestionar la propia mente y educación. 

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Se refiere al concepto de "reto" y su importancia para activar la motivación. ¿Podría proporcionar ejemplos de cómo los retos bien planteados pueden impactar positivamente en el desarrollo cerebral?

El concepto de reto es uno de esos términos que ha cobrado relevancia en contextos educativos recientemente. Se plantean retos a los estudiantes para motivarlos y nos planteamos retos como adultos para seguir progresando. Simplemente, asumir un reto implica tener un objetivo y buscar la forma de avanzar hacia él, teniendo un propósito vital claro. ¿Cuál es la esencia de los retos? Un buen reto es aquel que consideramos asequible, pero no excesivamente sencillo. Se ha observado que establecer retos demasiado simples no resulta motivador, ya que no activa los mecanismos cerebrales necesarios para avanzar en la resolución del mismo. Por otro lado, si el reto es demasiado complejo, el cerebro lo percibe como inasequible, tampoco resulta motivador y no se activan los mecanismos cerebrales para avanzar hacia su resolución. Esto también se relaciona con la flexibilidad cognitiva y la energización de los procesos cerebrales, aspectos discutidos en respuestas anteriores. Un buen reto implica cierta dificultad, pero debe ser percibido como asequible, especialmente cuando está alineado con nuestro proyecto vital y los propósitos que nos hemos fijado.

Otro de los puntos destacables en su manual es la capacidad del cerebro para categorizar datos y eventos de forma automática. ¿Cómo equilibra esta capacidad con el riesgo de pensamientos dogmáticos?

El cerebro humano categoriza y prioriza automáticamente numerosos sucesos y eventos. Reflexionar sobre cada uno de ellos sería ineficiente, ya que los procesos reflexivos consumen tiempo y energía metabólica. Por lo tanto, el cerebro tiende a categorizar y almacenar automáticamente muchos sucesos sin razonarlos, lo que puede dar lugar a pensamientos dogmáticos. Todos tenemos pensamientos adquiridos sin reflexión, que condicionan nuestra vida sin que nos demos cuenta. Estos pensamientos son útiles hasta cierto punto, ya que liberan al cerebro de la necesidad de reflexionar constantemente. Sin embargo, el problema surge cuando estos procesos y pensamientos dogmáticos guían la mayor parte de nuestro comportamiento. Aquí es donde es crucial tomar conciencia de nuestras acciones automáticas y reflexionar sobre aquellas que requieren análisis para educarnos y construir nuestro cerebro. Es importante poner límites a los dogmas, tomar decisiones empoderadas y ser conscientes de que lo que hacemos por inercia también puede cambiarse. Así, un dogma no debe ser inflexible, sino que debemos estar abiertos a alterarlo cuando sea necesario, con el objetivo de seguir creciendo hacia nuestras metas y propósitos.

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¿Hasta qué punto considera que nuestros genes determinan nuestra conducta y habilidades?

A todo lo mencionado, se debe agregar que una parte de nuestro comportamiento, forma de ser y vida mental proviene de nuestra genética. Los genes y el genoma humano almacenan la información que nos configura, determinando cómo nuestro cuerpo se construye, crece y funciona, incluyendo nuestro cerebro. Más de 8000 genes operan en nuestro cerebro, condicionando su formación, crecimiento y funcionamiento, aunque es fundamental entender que condicionan pero no determinan. Existen variaciones genéticas que influyen en las habilidades cognitivas de cada persona. Ser conscientes de estos condicionantes es fundamental para establecer retos alcanzables, sin considerarlos como límites. Todos tenemos el potencial de crecer. Incluso una persona con predisposición genética limitada hacia la creatividad artística puede desarrollarla con esfuerzo y dedicación. Aunque alguien con una predisposición genética favorable y dedicación pueda destacar más, cada individuo puede mejorar, crecer y avanzar en su creatividad con motivación y convencimiento.

 

Señala el papel de las emociones en la interpretación del aprendizaje. ¿Cómo influyen las emociones en la retención y utilización eficiente de la información?

Otro aspecto fundamental para comprender la mentalidad de crecimiento y sus beneficios en nuestra vida mental y entorno es el papel de las emociones en el aprendizaje. Las emociones son patrones de respuesta automática ante situaciones que requieren una respuesta urgente, siendo más rápidas que respuestas reflexivas. Aunque hay muchas emociones importantes, algunas nos resultan incómodas, como el miedo, que, al generar incomodidad, puede llevarnos hacia una mentalidad fija al evitar cambios para evitar estas sensaciones desagradables. Por otro lado, aprender y crecer a través de emociones que nos brinden bienestar nos impulsa hacia una mentalidad de crecimiento, ya que nos sentimos cómodos, capaces de seguir aprendiendo y marcándonos retos. Destaco dos emociones clave para cultivar esta mentalidad: la confianza en nosotros y en los demás, y la curiosidad, que motiva y nos permite ver el mundo con optimismo, aspectos esenciales en la mentalidad de crecimiento.

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Por último, insta a los lectores a no aceptar ciegamente lo expuesto y a filtrarlo por sus propios propósitos y necesidades. ¿Cuál es el mensaje final que desea transmitirles, y cómo espera que apliquen los conceptos presentados en sus vidas diarias?

El mensaje final que deseo compartir con los lectores a través de este libro es que todos nos demos cuenta de que no solo somos protagonistas, sino que también podemos y debemos ser guionistas y directores de nuestras propias vidas. Es fundamental decidir la dirección que queremos tomar y comprender que podemos avanzar hacia los destinos que nos fijamos, destinos que pueden ser flexibles y cambiantes. La adaptabilidad cognitiva, el crecimiento constante, la capacidad de ajustar nuestros objetivos vitales, todo contribuye a nuestro desarrollo como adultos, sirviendo de ejemplo a nuestros hijos y estudiantes en el ámbito educativo. Concientizarnos de nuestro poder para educar nuestro propio cerebro es clave, entendiendo que lo más satisfactorio no es simplemente alcanzar el destino, sino ver que avanzamos hacia los objetivos marcados. Enfocarnos en los pequeños pasos que damos para progresar resulta altamente gratificante, ya que siempre podemos tomar nuevos pasos hacia lo que deseamos, mejorando y perfeccionando cualquier característica mental o cognitiva que elijamos, continuando así nuestro avance.