Saltar a la comba, el ejercicio aeróbico que te ayuda a quemar calorías

Su práctica se convierte en una buena alternativa para mantenerse en forma durante y tras la cuarentena

Por Pilar Hernán

Son muchas las personas que durante el confinamiento echan de menos el ejercicio aeróbico. Lejos quedan los días en el gimnasio o saliendo a correr, aunque ya se ve en el horizonte la posibilidad. Una alternativa que muchos han recuperado estos días, y que es además una forma de hacer deporte en solitario, es la comba, un cardio de la infancia que puede ayudarnos a quemar calorías y definir la musculatura. Y es que como cualquier ejercicio aeróbico, saltar a la comba activa los sistemas respiratorio, circulatorio y muscular. Tal y como nos explica Gemi Osorio Astorga, entrenadora personal del centro O2 Manuel Becerra de Madrid, su uso se ha vuelto popular en los entrenamientos de grandes atletas y deportistas, pero también de todos aquellos que quieran mejorar su condición física y coordinación. Sobre todo, teniendo en cuenta los múltiples beneficios que nos resume la experta:

  • Quema de calorías: Es un gran aliado para la pérdida de peso. Coinciden los expertos de Instituto Médico Láser, que apuntan a que el salto a la comba requiere menos tiempo que andar, correr o nadar para quemar calorías y, sin embargo, proporciona un chute de energía, que activa el cuerpo y despeja la mente de forma inmediata. La razón, explican, estriba en la liberación de endorfinas, una hormona que además de buenas sensaciones, mejora el estado ánimo, libera tensiones y contribuye a la relajación durante la noche.
  • Tonifica el cuerpo: Dependiendo del ritmo y la velocidad de los movimientos (como saltos dobles) es ideal para tonificar abdomen, piernas y brazos. No solo se baja de peso con facilidad, sino que se fortalecen pantorrillas, gemelos, cuádriceps, hombros y brazos.
  • Coordinación y concentración: Ayuda a su mejora. El simple hecho de realizar este ejercicio coordina brazos y piernas, proporcionando una mejora en la concentración necesaria para su entrenamiento.
  • Capacidad aeróbica: El salto de comba mejora notablemente tu resistencia cardiovascular en poco tiempo. En IML explican que saltar a la comba activa el corazón, que bombea la sangre a todas las zonas del cuerpo, haciendo que fluya activamente por arterias y venas. Además, al repetir la contracción de los músculos de las piernas, se favorece el retorno venoso entorpecido, que es la principal causa de inflamación y pesadez en los miembros inferiores.
  • Potencia: Este ejercicio incrementa la potencia de las piernas y dependiendo del ritmo, mejorará la velocidad de tus piernas para otros ejercicios como la carrera.

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Tiene más ventajas, y es que la experta nos cuenta que el salto de la comba es un ejercicio económico, que no necesita demasiado espacio. “Lo ideal sería practicarlo de diez a veinte minutos diarios. Cabe destacar que, según los expertos, diez minutos de comba equivalen a treinta de carrera”, nos cuenta la entrenadora personal.

Paso a paso para sacarle partido a tu ejercicio

Obviamente, lo primero que necesitas es una comba, pero ¿qué tamaño utilizar? Tal y como nos explica la entrenadora personal, la referencia sería pisarla con ambos pies y que sus extremos alcancen la altura de las axilas.

1. Coge la comba de ambos extremos.

2. Salta sobre ella con los pies juntos en vertical.

3. Pásala posteriormente por encima de tu cabeza.

4. Mantén tobillos y rodillas relajados para absorber el impacto, mientras que tu abdomen está contraído y tu espalda erguida.

5. Trata de realizar un movimiento fluido en el mismo lugar y no en dos posiciones distintas.

6. Aumenta el ritmo de los saltos poco a poco.

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Los expertos de IML añaden además algunas recomendaciones:

-El salto a la comba se practica con la espalda recta, los hombros relajados, y la mirada al frente. Los brazos deben permanecer cerca del cuerpo y sin aspavientos, a fin de mover las muñecas únicamente.

-Las rodillas tienen que estar ligeramente flexionadas para amortiguar el salto, que debe realizarse con las puntas de los pies, sin más altura que la necesaria para que pase la cuerda por debajo, pero no más. El suelo de madera amortigua mejor que la baldosa.