¿Y los SPC?
Siguiendo con las siglas que nos podemos encontrar a la hora de buscar un suelo vinílico para el hogar, merecen especial atención las referencias conocidas como SPC (por sus siglas en inglés de stone polymer composite).
Disponibles en lamas o losetas, los suelos vinílicos SPC se caracterizan, principalmente, porque en su núcleo mezclan polvos de origen pétreo con el PVC, de modo que dan lugar a elementos más rígidos y estables pero que, al mismo tiempo, pueden cortarse con un cutter fácilmente en obra, lo que simplifica su instalación.
La mayor estabilidad de este tipo de suelos, que permite, por ejemplo, colocar más metros sin necesidad de colocar perfiles entre los pasos de puertas, combinado con un grosor de 3, 4 o 5 mm (frente a los 7, 8, 12 mm de los laminados, el siguiente tipo de pavimento más delgado) son ventajas que respaldan su uso en reformas domésticas.
En el salón de la imagen apreciamos ‘Firmfit’, un suelo SPC de Brikte, con superficie ultramate y lamas sincronizadas con registro hasta la junta para una apariencia más real (se repite una de cada 25 lamas); tiene bisel prensado y se puede colocar sin juntas de dilatación hasta una superficie de 20 x 20 metros, gracias a su firmeza y dureza.
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