Entrevistamos a Julian Saad: de la relación de su padre con Nieves Álvarez a sus pasos como modelo

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—¿Estás instalado en Madrid?
—Sí. Nací en Montreal, Canadá, aunque he vivido mucho tiempo en España. Cuando yo tenía 4 años, mi padre vino aquí por negocios y, hasta los 18, tuve la suerte de vivir en Madrid. Es una suerte haberme criado en esta ciudad tan bonita. A los 18 años me volví a Montreal, que era mi segunda casa y tenía a mi familia allí. Pero, como Madrid, no hay otro lugar.

—Y aquí estás haciendo tus primeros pinitos como modelo.
—Ya hice algunas cosas en Canadá, pero era diferente. Ahora estoy con la agencia Francina Models. Empecé con ellos, pero siempre estaba fuera de España. Venía aquí en agosto y diciembre, que es cuando nadie trabaja. Ahora que he vuelto, a ver si arrancamos.

—¿Qué trabajos has hecho como modelo?
—En Canadá, trabajé con la marca de gorras New Era. También hice cosas con algunos bancos de allí. En España todavía no he hecho mucho.

—¿Cuándo regresaste a nuestro país?
—En septiembre u octubre, no recuerdo bien. En Canadá, en Montreal, estudié Comercio y Psicología, que es algo que me apasiona. Ahora he vuelto a Madrid y he empezado a hacer cosas de Psicología, pero relacionadas con la música y mucho de asesoramiento musical para restaurantes, bares y hoteles.

—¿En algunos negocios de tu padre?
—Todavía no. Dentro algunos años, pero todavía soy joven.

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—De momento, ¿no quieres mezclar el trabajo con la familia?
—Mezclo cuando puedo y cuando él pueda meterme, pero lo respeto mucho. También quiero aprender a hacer las cosas por mí mismo.

—A la larga, ¿te ves trabajando con él?
—Sí. Mi padre es la persona que más admiro. Cuando yo tenía unos años, me llevó a Perú, a vender puerta a puerta.

—¿Qué vendía?
—Un producto de telecomunicaciones con Movistar. Me acuerdo que yo tenía 11 años y, desde entonces, siempre he querido trabajar con él. Ya sólo mirándole y estando a su lado, era trabajar con él. Entonces, ya veremos en algunos años cómo irá la cosa.

—Pero tu padre tiene negocios de hostelería.
—Del mundo de hostelería, nos lo ha enseñado todo: a hablar de la gente… También cocina mucho en casa, pero eso todavía no nos ha enseñado (ríe).

—Ahora estás empezando como modelo, pero te pega ser actor. ¿En un futuro te ves trabajando en series o películas? 
—Mi hermano actúa, toca la batería… Aunque el cantante de la familia siempre ha sido mi padre (ríe). Yo me metí más en cosas de música, como DJ y cosas así. Pero para actor todavía no sé… Pero sí me gustaría.

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—Cuéntanos alguna otra cosa de tu padre que no conozcamos.
—Es la persona la más graciosa del mundo y sin querer serlo (ríe).

—¿Está instalado en Madrid o está viajando constantemente?
—En realidad, no para viajar.

—Entiendo que conocerás a Nieves Álvarez, la novia de tu padre.
—Sí, la conozco un poco.

—¿Qué destacas de ella?
—Es una persona increíble y yo estoy muy contento de que sea parte de nuestra vida.

—No sé si te sorprendió cuando descubriste que tu padre estaba saliendo con ella.
—Es una persona adecuada para mi padre. Igual que él para ella. Ahora veo por qué se quieren tanto.

—¿Sueles verla con frecuencia? Por ejemplo, ¿soléis iros de vacaciones juntos?
—Alguna vez, alguna vez.

—Evidentemente, Nieves llama la atención por su belleza, que es espectacular. Pero, ¿qué destacas de ella?
—Es muy, muy generosa. Muy generosa con su tiempo, con sus valores, con su manera de ser como madre y como novia de mi padre. Tiene muy buenos valores.

—¿Los ves casados en un futuro?
—Es algo que no te puedo decir… No es cosa mía.

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—Tienes hermanos, ¿verdad?
—Sí, uno pequeño —de mismo padre y mismo madre–. Se llama Jamie y tiene dieciocho años. También ha empezado como modelo y tiene su agencia en Londres.

—¿Te ves haciendo sesiones con tu hermano?
—Ahora está en Ámsterdam, pero quién sabe si en el futuro.