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La felicidad de los Pantoja saltó por los aires hace más de un año. La guerra familiar comenzó el 2 de agosto de 2020, durante el cumpleaños de Isabel Pantoja, aunque el conflicto no se hizo público hasta el mes de octubre, cuando Kiko Rivera dio las primeras pistas de lo que ocurrió aquel día en Cantora. "Señores, yo no soy el malo de esta película, lamentablemente. Solo soy alguien a quien la persona que más idolatraba le ha fallado de una manera irreparable, engañándole toda la vida", dijo. Sus palabras no dejaron indifrente a nadie y dieron pie a una demoledora entrevista en la que Kiko escenificó su ruptura total con la artista por la herencia de Paquirri. "Me han engañado y me han robado, a sabiendas de que lo estaban haciendo. […] No voy a poder perdonar a mi madre y mi padre, desde donde esté, tampoco. […] No hay explicación a lo que ha hecho, no existe razón lógica, lo que yo he descubierto es de una persona enferma que está cegada por el dinero. […] Yo he sido una tarjeta de crédito para mi madre", aseguró en el programa Cantora: la herencia envenenada, de Telecinco.
Sin querer ponerlo en su boca, Kiko acabó reconociendo que aquel 2 de agosto de 2020 vio, por casualidad, que en la habitación de Paquirri, que estaba siempre cerrada con llave, estaban todos los objetos personales de su padre, cuando en su día se denunció que los habían robado. "Ahora entendéis cuál es el motivo por el que mi vida cambia", afirmó tras esta revelación, y fue entonces cuando comenzó a investigar la controvertida herencia del torero.
- Cronología de la guerra entre Isabel Pantoja y Kiko Rivera: así empezó todo
La tensión entre Kiko Rivera y su madre aumentaba por momentos y se trasladó a otros miembros de la familia. A principios de verano, el DJ demandó a su tío Agustín por "estafa, apropiación indebida y otra cosa más", según reveló en Lecturas, y la cantante se vio obligada a declarar como testigo en el juicio.
Además, Kiko llegó a discutir públicamente con Anabel Pantoja. "Está coartada por mi madre y por mi tío Agustín. Ellos la hacen posicionarse, yo no le voy a hacer eso. Me da pena", dijo el sevillano en Viernes Deluxe, asegurando que lo que más le dolía era que su prima no quisiera leer los documentos relacionados con Cantora. "¿Vendrías a mi casa a que te enseñara las cosas? Tienes el derecho a saber por qué yo actúo de esta manera. Si tú vienes a mi casa y ves las cosas que yo tengo y por tus adentros no se mueve nada, es que tú a mí no me quieres", compartió. La colaboradora, por su parte, se mostró reacia a la invitación. "Aunque lo vea no voy a cambiar, porque no quiero perder el trato con mi tía Isabel Pantoja".
Finalmente, Kiko y Anabel hicieron las paces, y el DJ también acercó posturas con su hermana, Isa Pantoja, quien ha preferido mantenerse al margen del conflicto. "He estado en una posición parecida, ellos no han dado la cara por mí y yo no la voy a dar por nadie", aseguró la joven.
- Cantora, el refugio en el que vivió doña Ana y dónde es velada en la más estricta intimidad
Ahora todos lloran la muerte de doña Ana, a la que adoraban, pero lo hacen más distanciados que nunca. La familia no ha aprovechado este duro golpe para acercar posturas, sino para separarse todavía más, a juzgar por las últimas declaraciones del DJ. "Órdenes expresas desde Cantora. No queremos que venga nadie", ha desvelado públicamente el sevillano. "Lo siento mucho, yaya. Pero tus hijos no me dejan despedirme, ni siquiera me han informado de tu estado", ha añadido.
A esta distancia sentimental se une la física. Kiko, Isa y Anabel se han enterado de la muerte de su abuela en la isla de La Graciosa, donde este viernes está previsto que se case la colaboradora de Sálvame. Isabel Pantoja, por su parte, se encuentra en Cantora, la finca donde vive y donde ha fallecido su madre en la tarde del martes. El triste desenlace se ha producido tras el último ingreso hospitalario de doña Ana. El pasado 17 de septiembre saltaba a los medios de comunicación que la matriarca de los Pantoja permanecía ingresada en el Hospital Universitario de Puerto Real, en Cádiz. Días más tarde, el 25 de septiembre, recibía el alta y ponía rumbo a casa junto a los suyos. Pendiente de ella en todo momento ha estado su hija, la intérprete de Marinero de luces.
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