Dos años después del fallecimiento del jugador

La desgracia golpea de nuevo a la familia del futbolista Emiliano Sala: su hermana, en estado crítico

Romina Sala se encuentra ingresada en el Hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe (Argentina)

Por hola.com

Dos años y medio después del trágico accidente de avión en el que perdió la vida Emiliano Sala, una nueva desgracia ha vuelto a golpear a la familia del futbolista argentino. Su hermana Romina se encuentra ingresada en el Hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe (Argentina), tras intentar quitarse la vida, según han confirmado fuentes familiares. Tal y como ha explicado uno de los médicos al diario La Nación: "Está con respirador y su estado es crítico. Se está trabajando con un grupo importante de especialistas, intentando salvarle la vida". Una amiga fue quien encontró a Romina inconsciente en su casa este lunes por la noche. Al parecer, habían estado hablando por WhatsApp y sus mensajes la dejaron muy preocupada, por lo que decidió acercarse hasta su domicilio. Rápidamente llamó al servicio de emergencias y fue trasladada al hospital, donde ingresó con signos de ahorcamiento y una intoxicación por la ingesta de ciertas sustancias.

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La hermana del futbolista Emiliano Sala tiene 29 años y es madre de un hijo, Augusto, al que siempre suele dedicarle palabras llenas de amor y cariño. De hecho, la última foto que Romina publicó en sus redes sociales hace dos días es precisamente con su niño. "Yo quiero que estés orgulloso de mí (...) Con vos lo tengo todo. Sos esa parte inviolable y esencial que me define. Que me nombra. Y que no me olvida. Quiero que vos lo sepas. En definitiva, uno hace lo que puede. Y como cree que mejor le sale. Vos ya sabés, hijo. Yo trato de no fallar (...) Sos lo más hermoso que la vida me dio, te prometo estar siempre con vos y para vos", escribió el pasado 20 de junio.

Hace justo una semana, Romina también compartió esta reflexión que, al leerla, ha dejado descolocados a muchos de sus seguidores: "Nadie ve todo lo que aguantaste. Solo ven tu última reacción. Tan excesiva. Tan fuera de lugar. Tan violenta. Irracional. Una bola llena de emociones y sentimientos que se unieron y explotaron en algo muy distinto a lo que eran en su origen. Y, de repente, lo que queda ya no se llama más angustia, ni dolor, ni ansiedad, ni miedo, ni tristeza, ni humillación... De repente, uno queda preso, secuestrado por sus propias emociones y, entonces, un simple gesto mal puesto, una sonrisa en el tiempo equivocado, un último pedido, un nuevo favor, una llamado a deshora... es el dedo en el enchufe empapado de agua podrida por un goteo permanente diario, constante, que uno siente como abuso (...) Hasta que un día uno deja de tolerar lo que toleraba y sin sentirse descompuesto vomita vidrio, energía acumulada, y sacude todo lo que toca. Vomita. Y vomita. Y nadie entiende qué fue lo que comió. Porque nadie vio el proceso. Simplemente porque nadie lo vio". "Entonces ahora, todos ven una explosión. Un desastre sin reparación. Y lo llaman loco. Y lo juzgan. Y le piden que regrese al lugar de antes. Pero ya no se puede. El loco no quiere. No busca el perdón. No siente culpa, siente aire. No puede entender cómo y por qué aguanto tanto, por eso llora. Por hartazgo, por felicidad. Porque recién ahora está respirando, está bailando, está brillando... y esa llama que logró escender después de semejante calvario no se apaga más. Nunca más. Por fin pudo. Aunque nadie entienda, que eso que explotó es lo más sano que hizo. Por eso no vuelve. No va a regresar. La próxima vez no habrá proceso. No comerá vidrio. La próxima vez ya sabe cómo decir no, no, no. Y qué alivio ¿no es cierto? Qué alivio...". 

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La pérdida de 'mi ángel de ojos verdes'

Hay que remontarse a principios de 2019 para recordar cómo sucedió todo. El 21 de enero Emiliano Sala, de 28 años, salió de Francia rumbo a Inglaterra en una avioneta privada pilotada por David Ibbotson, tras fichar por el Cardiff City proveniente del Nantes, sin embargo, la aronave nunca llegó a su destino. Tras unos días de búsqueda, la operación fue suspendida por las autoridades y la familia tuvo que recaudar fondos para poder contrartar a un profesional para que continuara rastreando el fondo del mar. No le llevó mucho tiempo, y el 3 de febrero encontraron los restos a más de 60 metros de profundidad en el Canal de la Mancha. El cuerpo sin vida del jugador argentino fue recuperado, sin embargo, el del piloto nunca se localizó.

Totalmente destrozados, sus familiares pidieron que se investigara el caso y se esclarecieran las circunstancias en las que falleció Emiliano, ya que pensaban que no les estaban contando toda la verdad. "Pedimos justicia, no puede haber justicia hasta saber qué pasó. Queremos que se investigue todo", dijo en ese momento su otro hermano, Darío Sala. Romina fue quien se ocupó de viajar a Cardiff cuando se conoció que el avión que trasladaba a Emiliano había desaparecido. "No hay palabras que describan tanto dolor... Dónde estés, danos fuerzas para seguir. Ojalá todo fuera distinto... Te prometo que hasta el final no vamos a parar", es la promesa que le hizo a su hermano, al que siempre se refiere como "mi ángel de ojos verdes".

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De hecho, dos años después de su muerte la madre del jugador, Mercedes Taffarel, ha pedido que se reabra el caso. "Es una tragedia que hayan pasado dos años desde la muerte de Emiliano y todavía no sepamos exactamente cómo y por qué murió. Una investigación es la única forma de establecer la verdad completa", ha dicho en un comunicado el abogado de la familia, David Machover. "Tengo muchas esperanzas de que el forense de Dorset ahora fije una fecha para que la investigación comience (...) de modo que la familia de Emiliano no tenga que soportar otro triste aniversario sin respuestas", añade.