Mario Vargas Llosa presentó este lunes en la madrileña Casa de América Tiempos recios, una novela de 350 páginas en la que relata el golpe militar que acabó en 1954 con un gobierno democrático en Guatemala, auspiciado por Estados Unidos a través de la CIA. El escritor peruano, de 83 años, estuvo acompañado por Isabel Preysler y numerosos admiradores, como Máximo Huerta, Joaquín Sabina, Elena Cue, Marisa de Borbón, Andrea Levy, Esperanza Aguirre o Ana Botella. Entre el público también se encontraba Tamara Falcó y la primogénita del Premio Nobel, Morgana.
Vargas Llosa apareció del brazo de su pareja y apoyado sobre un bastón. "Tengo que cuidarme, algunos amigos creen que es por elegancia, pero no, es por necesidad. Tengo un problema en la espalda", declaró a Europa Press durante la presentación. Isabel, por su parte, confesó orgullosa que había sido una de las primeras privilegiadas en leer la obra del escritor. Tamara, a la que hemos visto en las cocinas de MasterChef, es una gran seguidora de la escritura de Vargas Llosa y dijo que la presentación le había "encantado". "Yo he vivido parte del proceso creativo, pero contado así es distinto", añadió.
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Isabel estaba espléndida con un elegante vestido negro de la nueva colección de Tamara mientras que la concursante de MasterChef lucía un mono estampado de lo más favorecedor. Madre e hija no quisieron perderse esta cita tan importante para Vargas Llosa en la que reveló que Tiempos recios había surgido de un viaje a República Dominica en el que se encontró con el escritor Toni Raful, quien le sugirió que tenía una historia para que escribiera.
Fue a partir de esa conversación cuando el escritor comenzó a investigar sobre el "efímero Gobierno" de Jacobo Árbenz, el asesinato de Castrillo Armas y la implicación de Leonides Trujillo, personaje principal de su obra La fiesta del Chivo, publicada en el año 2000.
Sobre el proceso de escritura de la novela, Vargas Llosa destacó que la investigación es la base de la misma. Sin embargo, contó que el telón de fondo es un pueblo guatemalteco que acaba de celebrar unas elecciones "auténticas" y que se "disponía a hacer reformar para sacar adelante al país". En esta línea, explicó que "refleja solo hasta cierto punto" la realidad del país latinoamericano porque, a diferencia de los historiadores, los novelistas pueden "inventar" lo que no saben.
A continuación, aclaró que algunos de los personajes son producto de la ficción y otros han sido disfrazados y desfigurados para hacerlos encajar mejor con la narración, para concluir la charla con un deseo: que los lectores aprecien en su novela la "reivindicación a la figura de Jacobo Árbenz y a su efímero Gobierno".
