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Dicen que los cuentos de Navidad a veces tienen final feliz y el que vivió el actor Nacho Guerreros en el año 2002 claramente lo tuvo. Era 22 de diciembre y el primer premio de la Lotería de Navidad hacía su aparición a las 10:27, pero el conocido Coque en la serie La que se avecina estaba durmiendo. Al levantarse, vio que tenía un mensaje en el buzón de voz. Era su prima informándole de que a sus padres, como a otros muchos habitantes de Calahorra (La Rioja), les había tocado el Gordo, el primero que se daba en euros.
Por aquel entonces, el actor tenía 32 años y trabajaba en Madrid como camarero. Le costó toda la mañana localizar a sus padres y reconoce que le dio pena no poder vivirlo "en primera persona", pero al día siguiente viajó a su tierra para reunirse con ellos. "La resaca duró toda la Navidad. Yo creo que todavía, después de 15 años, eso está allí. Cada 22 de diciembre se recuerda", afirma el intérprete a El País.
Este sueño hecho realidad marcó un antes y un después en la vida del artista. Gracias a esa importante inyección económica Nacho Guerreros hoy es quién es. Dicen que 'el mayor premio es compartirlo' y su padre no dudó en prestarle algo del premio para que el interpreté comprase los derechos de la obra del estadounidense Martin Sherman, Bent, y realizase su adaptación teatral.
En ella pudo demostrar sus cualidades interpretativas, las cuales le llevaron a convertirse en Jose María en Aquí no hay quien viva. Era su primer papel en televisión. "Si mi padre no me hubiera prestado el dinero, yo no habría podido hacer la función. Para mí fue fundamental esa lotería", reconocía.
Por aquella obra fue nominado a mejor actor de teatro en 2005 por la Unión de Actores. A pesar de que el premio marcó su carerra como actor, Nacho ya había aparecido en series como Hospital Central, Manos a la obra o ¡Ala...dina!.
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