Los Siete Valles Colgantes, la ruta al borde del mar más bonita de Europa

El Atlántico, con su bravura azul, perfila el horizonte de este camino del Algarve portugués, elegido el mejor de Europa para practicar senderismo. Un trayecto que discurre entre campos de especias por la cima de los acantilados, al paso de playas, faros, grutas y hermosas formaciones talladas por la marea en la piedra de color miel

Por Noelia Ferreiro

Será porque la luz del atardecer incide de manera dramática sobre los acantilados ocre. O porque la vista se pierde en el azul infinito. O porque la banda sonora es un rumor constante de oleaje y espuma. Será por todo eso por lo que el Percurso dos Sete Vales Suspensos es, para los premios European Best Destination, el mejor sendero de Europa para practicar senderismo.

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Lo encontramos en el corazón del Algarve portugués, semiescondido en un pliegue de Carvoeiro, esa villa marinera que es un anfiteatro de casas blancas asomadas al Atlántico. Aquí, sobre los acantilados que recortan el litoral, se despliega este camino de poco más de once kilómetros, que discurre entre la playa de Vale Centeanes y la playa da Marinha. Un trayecto que en toda su extensión avanza colgado del océano.

ALGARES, ENEBROS Y GAVIOTAS

Es a la erosión de la marea a la que debe su nombre este sendero, que literalmente se traduce como De los siete valles colgantes y que hace referencia a los llamados algares, esas profundas cavidades que se abren como grutas en la roca caliza y otorgan al paisaje un aire misterioso. Pero, más allá de estas curiosas formaciones geológicas que perforan la costa como un queso suizo, el camino atraviesa algunas de las calas más bonitas del sur de Portugal. Y lo hace al paso de faros sobrevolados por gaviotas y cormoranes y de campos perfumados de enebro en los que crecen algarrobos y chumberas.

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Hacen falta entre cuatro y seis horas (dependiendo del ritmo que permite el estado físico) para culminar esta ruta señalizada, que también puede hacerse por tramos, eso sí, siempre provistos de agua, gorra, crema solar y un calzado adecuado (nada de chanclas) para caminar sin tropiezos por las rocas.

Tramos más o menos abruptos, empinadas subidas que propician vistas maravillosas y bajadas a través de escaleras, que han sido excavadas en la propia piedra, se suceden a lo largo del trayecto, mientras aparecen los grandes hitos.

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CATEDRALES DE AGUA Y PIEDRA

Está el fotogénico Faro de Alfanzina, que guía el tráfico marítimo de esta zona desde 1920, a cuyos sus pies se extiende la cala de Vale Espinhaço, hermosa pero de difícil acceso. Está el Cabo Carvoeiro, desde donde la panorámica alcanza la línea completa de los acantilados. Y está la famosa Cueva de Benagil, a la que se contempla desde arriba (el acceso a su interior ha de ser en barco o kayak) en una imagen impactante: una bóveda de roca a la que el sol (sólo entre las 12 y las 14 horas) inunda de una luz anaranjada que parece brillar como el cobre. Por algo la llaman la catedral del Algarve.

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Pero nada impresiona más en este sendero que las playas, algunas de las cuales se cuelan en el ranking de las más espectaculares de Europa. Es el caso de la de Carvalho, protegida por altas paredes y con un espigado peñasco que emerge desde las aguas turquesas como un vigía del paraíso. Una belleza sólo comparable a la playa da Marinha, en el punto culminante de la ruta, a la que el sendero alcanza desde la parte superior para ir después descendiendo, como un laberinto rocoso, hasta tocar la arena. Lo que aquí encontramos es un escenario plagado de arcos, cuevas y pozos naturales que parecen haber sido colocados de manera irreal.

 

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Llega entonces el momento de darse un merecido chapuzón. Y de constatar como también este rincón salvaje esconde en sus fondo un apasionante universo submarino. Nadar en un mar cristalino, entre anémonas, erizos y estrellas de mar, será el colofón perfecto al Percurso dos Sete Vales Suspensos.

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¿DÓNDE ALOJARTE?

Junto al punto de de partida de este sendero, a poco más de un kilómetro de la playa de Vale Centeanes, se encuentra el Tivoli Carvoeiro Algarve Resort (tivolihotels.com/es/tivoli-carvoeiro). Este hotel legendario, recostado sobre el acantilado de Vale Covo, no sólo proporciona un alojamiento memorable (no en vano ha sido nombrado Mejor Hotel Europeo para las Familias) sino que además propone entre sus excursiones la realización de esta ruta de manera guiada.