Nadie puede negar que los Grimaldi conquistan en cada una de sus apariciones. Una gala, un evento deportivo o unas vacaciones se convierten en escenario de un auténtico desfile de glamour ante el que es imposible permanecer impasible. Es precisamente lo que ocurrió en el reciente Gran Premio de Mónaco en el que los hijos de Carolina de nuevo acapararon de nuevo todos los flashes. Los nietos de la Princesa, con sus mimos y sus gestos, enternecieron, mientras que Carlota Casiraghi, Tatiana Santo Domingo, Beatrice Borromeo (ese vestido de Dior rojo es espectacular) y Alexandra de Hannover, enamoraron. Hubo además un rostro que acaparó también un buen número de piropos y es que su atractivo no pasó desapercibido a quienes se cruzaron con los hermanos.
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Alexandra de Hannover caminó por el circuito cogida (firmemente además) del brazo de su novio Ben-Sylvester Strautmann que, después de los cinco años de relación que suma ya con la hija de Carolina, se ha convertido en uno más de la familia. Alexandra, de 22 años, comenzó su noviazgo con Ben-Sylvester a finales de 2016 pues, aunque se conocen desde hace muchos años, fue entonces cuando saltó la chispa tras coincidir en una carrera solidaria. No se han separado desde entonces y no es extraño verles juntos en los diversos compromisos a los que acude la familia (por ejemplo la boda de Carlota con Dimitri Rassam, el baile de la Rosa o distintos eventos deportivos).
De 23 años, Strautmann es un atractivo joven que mide casi dos metros de altura y estudia administración de empresas en Londres (como señala Bunte). Su altura le ha permitido destacar en el baloncesto (llegó a formar parte del equipo nacional de Mónaco sub-18), una de sus pasiones junto con la música, donde ha hecho sus pinitos como DJ. El deporte es uno de los intereses que comparten (Alexandra fue en su adolescencia una consumada patinadora sobre hielo) y así, desde que comenzaran su relación, han sido habituales sus apariciones en partidos animando a los jugadores desde la grada.
Ambos son de origen aleman y se han criado en el Principado. La familia de Strautmann amasó su fortuna con la producción y venta de máquinas agrícolas en Bad Laer, una ciudad de solo nueve mil habitantes, situada en la Baja Sajonia, la misma región de donde es el príncipe Ernst de Hannover, padre de Alexandra. La carrera profesional de sus padres, que se dedican al sector de la banca, los obligó a abandonar Alemania y trasladarse a Montecarlo cuando Ben-Sylvester todavía no había nacido. De ahí que su vida haya transcurrido en el Principado. Su madre, Sabine Holz-Strautmann, trabaja en un banco internacional, y su padre, Joachim, en un fondo de inversión monegasco.
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La estable relación que mantiene la pareja y apariciones como esta en las que se les ve tan enamorados provocan inevitablemente que muchos aventuren si serán ellos los próximos en anunciar su compromiso. Sería una ocasión feliz para la princesa Carolina, pues la única de sus hijos que todavía no ha caminado hacia el altar.
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