Los duques de Sussex preparan su salida de Frogmore Cottage, donde aún guardan muchas de sus pertenencias

Se espera que para el verano Harry y Meghan desalojen su residencia en Reino Unido

Por Lucía Fernández

No hay vuelta atrás. A partir del verano los duques de Sussex ya no dispondrán de Frogmore Cottage, su residencia en Reino Unido, la que les cedió la reina Isabel II cuando esperaban a su primer hijo. Allí formaron un hogar y, aunque decidieron iniciar una nueva vida en California, conservaron su residencia en Windsor como algo más que un campamento base para sus escasas visitas. Seguía siendo su hogar, un sueño hecho realidad, como dice el príncipe Harry en sus memorias, y aún guardan allí muchos objetos personales e incluso un guardarropa. Ahora, llega el momento del inevitable traslado para dejar vacía la vivienda antes del verano.

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Frogmore lleva el sello de los duques de Sussex. Ellos la rediseñaron con una reforma que costó más de dos millones de libras y que acabaron pagando de su bolsillo tras su salida de Reino Unido. No escatimaron a la hora de adaptarla a su gusto porque, tal y como explicó el hijo menor de Carlos III, era el lugar en el que se veían viendo crecer a sus hijos. Sin embargo, sus planes cambiaron radicalmente. Dejaron Reino Unido atrás y comenzaron su vida fuera del abrigo de la casa real. Desde entonces volvieron en contadas ocasiones, pero no tenían ninguna intención de dejar su casa, situada en las inmediaciones del castillo de Windsor. Prueba de ello es que ya habían abonado una importante suma por el alquiler de los próximos meses, dinero que previsiblemente se les reembolsará.

Se espera por tanto que la mudanza sea más difícil en lo emocional que en lo material, aunque no parece que guarden pocas cosas en Frogmore Cottage. Cuando en septiembre tuvieron que alargar su estancia más de lo previsto tras el fallecimiento de la Reina hubo un detalle que no pasó desapercibido. Es improbable que en la maleta llevaran ropa de luto, pero la mala fortuna quiso que tuvieran que hacer uso de varios conjuntos de riguroso negro durante varios días. Así, el fondo de armario inglés de Meghan le permitió rescatar un abrigo negro abotonado solo por la parte superior y con hombreras superpuestas que ya le hemos visto en otra ocasión. Se trataba del mismo que lució para la celebración del Armisticio de 2018, solo que entonces llevaba la amapola roja de rigor en la solapa.

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Del desafío a la mano tendida, ¿les veremos en la coronación?

Dentro de unos meses dirán adiós a su refugió en Reino Unido, pero antes tendrá lugar la cita más importante del año para la monarquía: la coronación de Carlos III. Ya sabemos que los duques de Sussex han sido invitados, pero no su respuesta. Harry y Meghan no trataron de disimular su malestar tras la decisión del Rey, o eso se desprendía de las palabras de Omid Scobie, periodista cercano a la pareja y autor de su biografía Finding Freedom, que llegó a hablar de "crueldad" para referirse al desalojo. Todo parecía indicar que esta nueva brecha que se habría inoportunamente a pocos meses de la coronación iba a ser el escollo definitivo, pero las aguas podrían haberse calmado a golpe de título tras el bautizo de Lilibet, la hija menor de Harry y Meghan.

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Esta ceremonia íntima celebrada en California supuso un inesperado giro de los acontecimientos después de que el portavoz de los Sussex se refiriese a la niña como "princesa" en el comunicado sobre el bautizo. Archie y Lilibet, como nietos del Rey, son técnicamente príncipes, pero la web de la casa real británica aún no indicaba esa distinción. Lo que parecía un desafío encaminado a enfríar aún más la ya distante relación con los Windsor, provocó una reacción muy distinta. Buckingham actualizó los datos de la línea sucesoria, como había adelantado, añadiendo el título de príncipe y princesa junto a sus nombres. Un gesto que se ha interpretado como una mano tendida que tal vez podría suponer la reaparición de la pareja en Londres para el gran acto en honor a Carlos III junto a sus pequeños príncipes.