Con motivo de su 85 cumpleaños, el emperador Akihito de Japón ha dado una rueda de prensa en la que pronunció su último discurso público antes de su abdicación prevista para abril de 2019. Ante los medios, el jefe de Estado nipón hizo un llamamiento a afianzar la paz construida sobre “las incontables vidas que se perdieron en la Segunda Guerra Mundial”. Además, como es tradición en esta efeméride, Akihito saludó a la multitud en Tokio desde el balcón del Palacio Imperial junto a su esposa, la emperatriz Michiko, el príncipe heredero, Naruhito, la princesa Masako y otros miembros de la familia.
Aunque en año nuevo volverá a salir al balcón, decenas de miles de personas, ataviadas con banderas nacionales, no han querido perderse un momento histórico como el último cumpleaños en el Trono de Akihito de Japón antes de pasarle el testigo a su hijo Naruhito. Dirigiéndose a las personas allí congregadas, el Emperador deseo un 2019 “brillante y bueno” para todos y aseguró: "Estoy encantado de haber recibido tal celebración por parte de tanta gente por mi cumpleaños".
En un país en el que el minimalismo está extendido como forma de vida, Akihito ya transmitió a través del jefe de comunicación de la Casa Imperial su deseo de abdicar sin grandes fastos, sin la presencia de invitados extranjeros, sin hacer un gran desfile y sin un adiós ante un baño de masas. Según ha declarado Shinichiro Yamamoto a los medios del país, el Emperador albergaba este deseo desde que el Parlamento japonés aprobó el pasado verano la normativa que le permitirá la abdicación, algo que no contemplaba la Constitución y que se presenta como una excepción en la historia del Japón moderno.
En la rueda de prensa previa, Akihito se ha mostrado convencido de que tanto su hijo como su mujer Masako tiene las credenciales suficientes para asumir el Trono. "Han acumulado experiencia y creo que, mientras continúan con las tradiciones de la familia imperial, seguirán caminando su senda, a la par que la sociedad en continuo cambio", declaró el Emperador.
La edad avanzada y el delicado estado de salud durante los últimos años, le limitaba cada vez más para "seguir asumiendo responsabilidades importantes", lo que llevó al octogenario Emperador a anunciar en agosto de 2016 en un insólito mensaje televisado dirigido al pueblo nipón su deseo de ceder el trono a su hijo mayor. Sin embargo, las particularidades de la Constitución nipona y la necesidad de aprobar una legislación específica para la sucesión en vida del emperador Akihito –la primera de un Emperador de Japón en dos siglos- han retrasado el momento del relevo hasta 2019. Su historial médico acumula, además de la última anemia cerebral, una operación de bypass, un cáncer de próstata y la osteoporosis por el tratamiento.
