Madre con depresión posparto tumbada sobre la alfomabra tapándose la cara con las manos, a su lado el bebé llorando©Istock

Salud mental

Así influye la depresión posparto de la madre en el recién nacido

Los problemas de salud mental perinatal, aquellos que ocurren justo antes o después del nacimiento, suelen recibir poca atención. Pero no solo afectan a la madre, sino también a su bebé y al resto de la familia. Una campaña de la OMS pone el foco en el problema.

El cuidado de la salud mental de las madres recientes debería ser una prioridad, pero aún falta mucho camino por recorrer. Las estadísticas hablan de que un gran número de mujeres que van a ser madres o que acaban de serlo sufren trastornos más o menos graves en el estado de ánimo, como la depresión posparto y la ansiedad posparto. Sin embargo, la atención especializada hacia este ámbito no está generalizada.

Por este motivo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha puesto en marcha una campaña con la que quiere llamar la atención sobre este aspecto para que la salud mental se incorpore en la atención materno-infantil que se presta a todas las mujeres.

Los problemas de salud mental perinatal

Las cifras no dejan lugar a la duda de que estamos ante un problema de gran magnitud. Así, una de cada cinco mujeres sufrirá algún tipo de problema del estado de ánimo o de la ansiedad en la etapa perinatal. Los más frecuentes son la depresión posparto, la ansiedad posparto, el trastorno obsesivo-compulsivo posparto, el trastorno bipolar posparto y la psicosis posparto. En algunas ocasiones en un grado muy alto, que les lleva incluso a tener pensamientos suicidas o conductas de autolesión, tal como alerta la OMS.

Aun siendo tan frecuentes y tan generalizados, las mujeres que los sufren siguen ocultándolos, pues están muy estigmatizados. Así, siete de cada diez ocultan o minimizan los síntomas que experimentan, fundamentalmente por miedo a ser señaladas como ‘malas madres’ o por temor a la incomprensión del entorno. Esto no hace sino agravar más el problema, ya que sin tratamiento la evolución es mucho peor.

Este tipo de trastornos pueden afectar a mujeres de todas las culturas, edades y situaciones; no son propios de ningún grupo en concreto, y pueden aparecer desde las semanas previas al parto hasta 12 meses tras el mismo.

Las repercusiones en el bebé recién nacido

Cuando la madre está pasando por un problema de salud mental perinatal no solo es ella la que padece el problema sino que este también tiene consecuencias sobre su hijo recién nacido y sobre el resto de la familia. Así, dichos trastornos tienen estos riesgos:

  • Repercusiones sobre la salud física de la mujer durante el embarazo. Esto puede condicionar la evolución del mismo en las últimas etapas. La embarazada puede descuidar las atenciones básicas que precisa el embarazo y esto repercutir sobre el bebé gestante.
  • Calidad de los cuidados tras el parto. Cuando la madre sufre un problema de salud mental perinatal, los cuidados y la atención que presta a su recién nacido pueden ser de menor calidad, teniendo esto consecuencias tanto en el plano físico, como en el cognitivo y emocional para su hijo. Si la madre no puede estar centrada en el bebé por las alteraciones de salud mental que sufre, habrá aspectos de la atención al recién nacido que no se cubran bien, y las interacciones entre ambos, muy importantes en esos primeros momentos, quedarán relegadas.
  • Buen desarrollo del vínculo madre-hijo. El vínculo entre la madre y su bebé se empieza a forjar desde que la mujer da a luz. Cuando su situación anímica no es la deseable, esto puede influir negativamente en la vinculación con su bebé, con todo lo que eso supone.
Madre reciente con su hijo en brazos con cara de sufrimiento©AdobeStock

Un plan para atender la salud mental perinatal

Por todo ello, la Organización Mundial de la Salud ha creado la ‘Guía para la integración de la salud mental perinatal en los servicios de salud materno-infantil’. Tal como apuntan, “es un hecho indudable que los cambios vitales que acompañan al embarazo, el parto y la maternidad temprana suponen una fuente de estrés elevada que puede tener un impacto negativo en la salud mental de la madre o un empeoramiento en las condiciones de salud mental previas, lo que a su vez tiene una repercusión en el desarrollo físico y emocional del bebé”.

Por eso, la OMS aboga y pide a todos los países implementar servicios de salud mental en los servicios médicos materno-infantiles para tratar estos trastornos cuando son moderados, y crear unidades especializadas para trastornos más graves. Es la manera, apuntan, de proporcionar un ambiente de apoyo, no estigmatizante y respetuoso para la mujer que sufre este tipo de problemas.


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