El momento social e histórico en el que nacemos marca el desarrollo de la personalidad y de las expectativas vitales. No es igual venir al mundo en una época de prosperidad que de escasez, o en un momento de profundo pesimismo o incertidumbre que en mitad de una bonanza económica y persepectivas esperanzadoras.

Así, las personas se van agrupando mediante generaciones, en las que se pueden observar ciertas características comunes. En el caso de la Generación de Cristal, también denominada Generación Z, se agrupan los adolescentes y jóvenes que nacieron a partir del año 2000.

¿Por qué Generación de Cristal?

El término Generación de Cristal se atribuye a la filósofa española Montserrat Nebrera. Con él quiso expresar la fragilidad que muestran muchos de los adolescentes y jóvenes actuales. Este grupo es, en su mayoría, hijo de padres que pertenecen a la Generación X. Esta última comprende padres que están entre la década de los 40 y de los 50, es una generación ‘puente’, entre la de sus padres (los abuelos de la Generación de Cristal, que vivieron privaciones y un mundo de posguerra, y la de sus hijos, que han nacido en época de bonanza).

Pero el hecho de que la Generación de Cristal parezca tener la vida más resuelta, con acceso casi universal a los estudios y posibilidad de viajes, cultura... no significa en realidad que sea un día a día más fácil. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado la atención sobre el contexto en el que viven estos jóvenes, en un mundo de desigualdades muy profundas, con falta de expectativas en el mercado laboral y con grandes dificultades para llegar a hacer realidad sus deseos vitales.

¿Cómo son los jóvenes de la Generación de Cristal?

Cuando se acuñó el término Generación de Cristal se quiso especialmente hacer referencia a varias características. Así, por un lado, serían unos chicos con muy poca tolerancia a la frustración y a la crítica, lo que puede derivarse de un exceso de protección por parte de sus progenitores. Pero, además, hay otro factor común que llama la atención y es la baja autoestima y la inseguridad en la toma de decisiones, lo que les impulsa a pedir ayuda y reconocimiento constante por parte del adulto y a ser adolescentes y jóvenes de alta demanda.

Además, hay otras características que se pueden señalar en la Generación de Cristal:

• Son prácticamente ‘nativos digitales’. Muchos han nacido ya en un mundo totalmente tecnológico, a diferencia de sus padres, que han abrazado las redes sociales y la tecnología a una edad más avanzada. Esto puede parecer una ventaja para los primeros, pero también es un gran factor de vulnerabilidad, ya que están expuestos a un juicio público constante y a imágenes idealizadas de la realidad que no saben contextualizar.
• Son sensibles ante las desigualdades sociales. Es una generación más combativa frente a actitudes intolerables como el racismo, la xenofobia, la discriminación en cualquiera de sus vertientes o el daño al medio ambiente. En este ámbito, tienen un elevado sentido de la justicia y cuestionan el orden establecido.
• A pesar de lo anterior, intentan evadirse del sufrimiento, por la ya comentada baja tolerancia a la crítica y a la frustración.
• Están acostumbrados a expresar sus opiniones y sus emociones de forma más abierta. En esto influye también el hecho de que lo hagan habitualmente, y sin demasiados filtros, a través de las redes sociales.
• Tienen una alta creatividad. Se expresan a menudo a través del arte y la creación. En este sentido, atesoran una mayor sensibilidad.
• Muestran una gran preocupación por la salud mental y por las emociones.

¿Cómo se ven los chicos de la Generación de Cristal?

La Fundación SM ha realizado una serie de encuestas bajo el nombre “Generación de Cristal. Más allá de la etiqueta”, para intentar determinar el autoconcepto de estos chicos.

En general, en este trabajo destaca cómo la mitad de los encuestados se encuenta a gusto con este término que los agrupa si nos basamos en la actitud crítica que mantienen hacia la sociedad y las injusticias del mundo. Pero dos de cada tres no están de acuerdo en que se les catalogue de Generación de Cristal si con ello se expresa una crítica hacia su supuesta fragilidad.

Un 62% de los encuestados (que son tanto españoles como de Iberoamérica) entienden que las generaciones anteriores lo tuvieron más fácil para progresar socialmente. Aunque, en el lado contrario, sí son conscientes de que los jóvenes de hoy podrían y deberían esforzarse más.

Entre otros muchos datos, el Estudio de la Fundación SM refleja cómo el 56% de los encuestados (especialmente en el caso de las chicas, 62% frente al 50% de los chicos) se ha sentido sobreprotegido por sus padres.

En el trabajo, la mitad de los jóvenes consultados confiesa evitar tomar decisiones por miedo a equivocarse. Uno de los rasgos definitorios de esta Generación de Cristal.