Y, por fin, llegó el 29 de julio de 2023. La ceremonia fue en la Iglesia de Santa Ana, una iglesia muy importante para la novia y su familia. "En esa placeta he vivido muchos momentos de pequeña y adolescente y me hacía especial ilusión entrar del brazo de mi padre y salir de la mano de mi marido" reflexiona "Había un arco de flores precioso, un carrito con agua y limonada, conos de arroz y abanicos. La música la ponía un dueto de violín y piano".
Posteriormente, se desplazaron hasta Las Cuevas del Tío Tobas para la celebración, que fue al aire libre. "Queríamos disfrutar del cóctel con nuestros invitados. Estuvimos allí, comiendo, bebiendo y bailando con un grupo de flamenquito. El atardecer desde las cuevas era una maravilla".
Y, después, el baile y la fiesta hasta las 7 de la mañana. "Desde esas 7 de la mañana hasta 2 semanas después, estuve súper triste. Lloraba cada vez que recordaba la boda. Me sentía vacía y quería volver a casarme" confiesa Carmen.
- Esther, la novia del vestido con capa asimétrica que se casó en una finca colonial de Tenerife