Laura Monge, la diseñadora de los vestidos de novia minimalistas que enamoran a las chicas del norte

Hablamos con la creativa sobre su trayectoria, las tendencias que marcan la moda nupcial y el nuevo proyecto que está poniendo en marcha junto a Ariadna, su hija

Por Regina Navarro

Un vestido de novia sencillo, liso, sin apenas adornos, es probablemente uno de los más complicados de ejecutar. No quizá a nivel de diseño, pero sí en el plano técnico. En estas creaciones no hay nada que pueda disimular un patrón imperfecto o una costura que no queda exactamente donde debería. "Hay toda una técnica de años de experiencia para hacer un bonito vestido liso, es lo más difícil. Me gusta hacerlos porque realmente es un reto para mí; cada mujer tiene un cuerpo y favorecerlo me gusta", nos explica Laura Monge. La diseñadora lleva más de treinta años dedicada al mundo del diseño y la confección. Un campo por el que siente verdadera pasión y en el que dio sus primeras puntadas siendo todavía muy jóven. Y es que con solo catorce años ya se hacía sus propias prendas de ropa. 

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Pero en todas las carreras hay un punto de inflexión, un momento de esos en los que uno ve claro que está ante lo que quiere hacer toda su vida. Laura nos explica que ella lo experimentó cuando la directora de la escuela de moda en la que se formó (y terminó dando clase) la llevó a un desfile en el que hacían un homenaje a Balenciaga. "Eran los 80 y todo lo clásico estaba pasado de moda y la Alta Costura también. Cuando llegué allí y vi sus diseños me di cuenta de que era un hombre moderno. Ahí comprendí realmente el significado de la Alta Costura. Me di cuenta que las cosas bien hechas, con buenos tejidos, originalidad… nunca pasa de moda, el arte permanece. Fue cuando vi claro que me quería dedicar a esto", nos cuenta visiblemente emocionada.

Laura comenzó como diseñadora de moda en una fábrica de Prêt-à-porter y vio la oportunidad de asociarse con la cadena Mundo Novias para hacer una línea de fiesta. "Fabricaba para tiendas muy exclusivas, haciendo ropa de fiesta para gente jóven", nos cuenta. Después abrió su propia tienda y fue entonces cuando empezó a crear sus primeras novias. "Hacía mucha pedrería y mucho drapeado porque ahí se disimulaba todo. El vestido limpio lo dejaba a gente con más experiencia. Con los años te haces cada vez más experta", apunta. Y la diseñadora, que es una apasionada no solo del mundo de la moda, sino del patronaje y la costura, pronto vio que tenía delante de ella una oportunidad maravillosa para embellecer a la mujer en uno de los días que todas guardan con más cariño, el de su boda.

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La diseñadora, que empezó su andadura en el norte, hace ya muchos años que está situada en Madrid. Desde su atelier atiende a todas las novias que quieren que ella sea la encargada de dar forma a su vestido. Y tienen un perfil bastante claro. Son mujeres que buscan diseños de calidad, con buenos tejidos, de corte más bien clásico, con un toque atemporal y capaces de favorecer cualquier tipo de silueta. Lo más llamativo es que, aunque tiene muchas novias españolas (y la mayoría son chicas del norte), también tiene llamadas desde Estados Unidos o México, sobre todo cuando una de sus novias se hace viral. Un motivo que la ha llevado a poner en marcha un nuevo proyecto: crear, junto a su hija, una línea Prêt-à-porter de novias que, si todo va bien, verá la luz en 2024.

¿Por qué piensas que ha llegado el momento de crear una línea de novias Prêt-à-porter?

Ahora que mi hija ha venido a trabajar conmigo hemos decidido crear una línea de Prêt-à-porter. Creemos que es el futuro. Los vestidos de novia españoles tienen muy buena reputación fuera. Me llega mucha gente de Estados Unidos, México… cuando un modelo se viraliza me escribe de todas partes preguntando si les puedo mandar el vestido. En España, en moda nupcial, somos referentes. Tenemos un prestigio que tenemos que explotar. Y el futuro es online

¿Has visto una gran evolución del mundo nupcial, y de la novia, en estos años?

Ahora mismo estamos en un momento en el que la boda es el evento. Antes la prioridad de las bodas eran las novias, sus vestidos; ahora son los invitados. Antes los invitados agasajaban a la pareja en su día, ahora es al contrario, parece que son los novios los que tienen que agasajar a los invitados. El presupuesto del vestido se reduce y la novia se vuelve práctica, prefiere, por ejemplo, un tejido de menor calidad. Cuando pasa el tiempo se te olvida qué comiste, qué regalos diste… lo que quedas eres tú. Tu vestido, si estabas feliz… Es tu día. Y se les olvida que ellas merecen realmente ser el centro.

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Cuando una novia acude a ti para crear un vestido desde cero, ¿sabe lo que quiere o suele pedir consejo?

Hay novias que vienen con las ideas claras, en esos casos tratamos de llegar a acuerdos. Vienen con muchas fotos de revistas, de redes sociales… y vienen a mí porque se sienten identificadas con mis diseños. Me dicen su idea y trato de probarles diseños de mi colección para que se vean. 

Crear un vestido a medida no solo es confeccionar una prenda desde cero. También una experiencia muy especial.

A mí me encanta cuando me preguntan qué ofrezco: un vestido a media, personalizado, estaré al cien por cien con ellas… Pero ofrezco también una experiencia. Hacemos cuatro pruebas, más la última supervisión que es el control de calidad. Yo estoy durante todo el proceso, intentamos pasarlo bien, terminamos amigas, conoces a la familia… ¡Se pasan muy buenos momentos!

Además de vestidos a medida, siempre tienen una colección nupcial. ¿Es ahí donde das vía libre a tu creatividad?

Es ahí donde trato de experimentar, sobre todo a nivel técnico, con nuevos cortes, formas… Todas me dicen que no quieren verse disfrazadas, que quieren estar cómodas y ser ellas mismas. Lo que hago es basar mis vestidos de novia en lo que se lleva en la calle y en fiesta. Cuando las novias vienen, ven que en mi colección los vestidos son distintos y se sorprenden. 

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¿Qué tendencias nupciales vamos a ver en tu colección?

Vamos a ver muchos vestidos sencillos, lisos, cortes muy depurados, siluetas para diferentes cuerpos. Y después lo que tenemos es mucho complemento: mucho sobreabrigo, sobrecola, chalecos, capas… ¡hay mucha diversidad! Todo confeccionado en tejidos buenos, encajes, brocados, algo de piedra, plumas… 

¿Qué consejo le darías a las novias que van a empezar a buscar (o crear) ahora su vestido?

Ahora mismo hay tanta oferta y tantas imágenes que se pueden volver locas. Siempre les digo que piensen en cómo se ven, en cómo visten habitualmente, ahí no se pierden. El vestido debe respetar su personalidad, tienen que llevar cortes con los que se vean bien y se sientan cómodas. Después les digo que sean fieles a su primer impacto, su intuición lo que primero viene. Lo que te llama, lo que realmente quieres para ti. Yo también sigo eso a la hora de crear los diseños. Pienso qué corte se adapta a su figura, qué tejido es el ideal para ese patrón (los hay más románticos, más regios…), que adorno termina el vestido. 
Siempre les digo que se dejen asesorar por un profesional que sepa, y ese es el que ha hecho mucho y tiene mucha experiencia. Lo otro es una aventura, y se puede apostar por ella, pero hay que informarse bien antes de elegir. Y la empatía, que haya buen feeling con la persona que te lo hace. Es importante entenderse.

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