La novia que tejió a mano su propio vestido: un diseño de ganchillo con 200 horas de trabajo detrás

Esta 'youtuber' diseñó y creó su look nupcial de ensueño en solo seis semanas

Por Cristina González

Afrontar los preparativos para una boda suele ser un proceso habitualmente largo y, en ocasiones, tedioso. Buscar el enclave perfecto, decidir el menú, pensar en la decoración... Si a todo esto le añades otras tareas como la búsqueda del vestido de novia, y además, una mudanza de por medio, el tiempo libre que te queda puede verse especialmente reducido. Eso le ocurrió a la youtuber Kika, más conocida como Kutovakika. Hace tiempo que esta finlandesa transformó su gusto por tejer en su profesión, convirtiéndose en diseñadora y creando contenido en redes dedicado exclusivamente a ello. Su pasión es tal, que este verano decidió embarcarse en el que, hasta la fecha, ha sido su proyecto más ambicioso: tejer a mano su propio vestido de novia.

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Más de dos kilos de tela y seis semanas de trabajo

La influencer ha compartido en YouTube cómo fue el proceso de creación de esta pieza con la que el pasado septiembre se dio el "sí, quiero" en Helsinki, en un enlace celebrado en la nueva casa a la que ella y su pareja se acaban de mudar. "Es lo más loco que he hecho hasta ahora", confiesa Kika al principio de este vídeo que cuenta ya con más de tres millones de visualizaciones. Inició este curioso trabajo a comienzos de verano con un boceto inspirado en un diseño de Dior y otro de la colección primavera/verano 2019 de Ulla Johnson. Tras sacar los patrones de un libro de crochet, en julio se puso manos a la obra: ¿el primer paso? Darle forma a la parte de arriba del vestido.

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Explica que primero creó al panel delantero del top, empezando por un rectángulo al que después fue añadiendo las mangas. Cuenta que para confeccionar su diseño ha utilizado dos agujas de diferente grosor, lo que le ha ayudado a añadir los detalles al vestido. Tardó en total 20 días en completar la parte de arriba, repartiéndose el trabajo en tres horas por la mañana y otras tres por la tarde, que dedicaba exclusivamente a tejer. "Es relajante, pero a la vez se trata de una tarea que requiere de toda mi atención para no cometer errores en las puntadas", admite.

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Los últimos pasos

Una vez tuvo listo el top, continuó tejiendo la falda. Confiesa que esta fue la parte más laboriosa y que, en la última semana, tuvo que aumentar drásticamente el ritmo de trabajo, llevándose consigo el vestido a todas partes para tejer incluso en los trayectos en autobús. Con la intención de estirar las puntadas, lo iba sumergiendo poco a poco en el agua, para después poder aplicarle los detalles finales una vez se secara, como los bordes de las mangas o los adornos en el bajo de la falda. "Los volantes de la parte inferior del vestido consiguieron darle ese ecto de '¡wow! que buscaba, ¡menos mal que mi idea funcionó!".

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Agregó una cinta elástica en la cintura y, cuatro días antes de la boda, confeccionó un slip dress a medida que cosió primero a mano y después a máquina, para poder llevarlo debajo de su diseño de crochet. Completó el look con unas sandalias de plataforma blancas y un recogido desenfadado al que le añadió un pasador con detalles florales. Una elección que encajaba a la perfección con el carácter sencillo de la ceremonia.

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