La relación de los Grimaldi con Chanel se consolidó con la profunda amistad que mantenían Karl Lagerfeld y Carolina de Mónaco, quien llegó a convertirse en una de sus musas. Virgine Viard, la sucesora del káiser, no habría dudado a la hora de seguir alimentando la relación entre la Familia Real monegasca y la firma mediante un fichaje estrella para su nueva campaña. Carlota Casiraghi ha pasado del front row del desfile a protagonizar la sesión de fotos de la última propuesta como embajadora, así como siendo una de las invitadas de honor a los eventos de la marca relacionados con la cultura. Un encuentro literario que se organizó a finales de enero en la emblemática tienda de Rue Cambon y reunió a varias autoras que, junto a la royal, hablaron de la pasion que sienten por los libros. Más allá de las obras, los looks que la nieta de Grace Kelly escogió para la cita también se convirtieron en protagonistas. Y es que las combinaciones (reflejo de su estilo tan clásico como rompedor) conectaban con el armario de otra mujer de su familia: su tía Estefanía, quien se convirtió en icono de estilo durante los años 80.
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Si Carlota consigue conectar con sus seguidoras (algo que quedó todavía más en evidencia en su boda cuando pudimos ver los elegantes diseños que había escogido para su gran día, uno de ellos homenajeando a su abuela) es gracias a que apuesta por mezclas aparentemente sencillas que se adaptan a todos los eventos de su agenda. El caso del look oscuro por el que se decantó para el encuentro es el mejor ejemplo: un top con hombreras XL y pantalones pitillo recordaron a la estética ochentera con la que su tía triunfaba hace cuatro décadas.
Exceso ochentero
Y es que Estefanía de Mónaco fue una rara avis al atreverse con el estilo andrógino que imperaba en la década del exceso (así como por su éxito en la industria de la música teniendo una breve pero internacional carrera como cantante de pop). De hecho, hemos encontrado una imagen de 1985 que nos ha recordado al estilismo de su sobrina. En ella la princesa aparece luciendo el pelo peinado hacia atrás con un recogido pulido como el que llevó la propia Carlota en el encuentro. También el maquillaje centrándose en la mirada y en los labios consiguen que conecten los beauty looks de ambas, pese a los 36 años de diferencia entre ambas imágenes.
Un clásico que siempre se reinventa
En otra cita literaria, Carlota apostó por un estilismo más característico si analizamos la historia Chanel, ya que llevó un traje de tweed, una de las piezas estrella de la marca que han llevado desde Penélope Cruz a Kristen Stewart pasando por la original versión de Billie Eillish. Del más oscuro de la paleta de su último look, la hija de Carolina de Mónaco pasó al tono más claro, otra de las sombras que no faltan en su armario. Como toque final, apostó por llevar su melena suelta y ligeramente ondulada y un maquillaje muy natural.
El preppy de 1990
También en el armario de Estefanía encontramos un look muy similar, solo que ligeramente más reciente. Tenemos que trasladarnos al Mónaco de 1997 para encontrar el diseño que su sobrina podría haber usado como fuente de inspiración. Lo más curioso es que los toques finales de la Princesa hace 24 años recuerdan a los que escogió Carlota, ya que también prefirió un beauty look relajado. ¿Su estrategia? Lucir la melena suelta y sujeta por una diadema y apostar por un maquillaje muy natural.
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