Lo que debes tener en cuenta si decides contratar un seguro veterinario para mascotas

Como ocurre con los seguros médicos para humanos, podemos contratar una póliza para que los gastos veterinarios de nuestro animal de compañía estén cubiertos.

Por David Navarro

La primera vez que nuestra mascota tiene problemas de salud nos damos cuenta de lo caro que puede resultar este imprevisto. Una fractura tras una mala caída o un problema digestivo puede suponer un revés a nuestras cuentas mensuales. Si tenemos en cuenta que la mera visita a un veterinario puede llegar a costar entre 20 y 40 euros (según la provincia y el profesional), si tu perro o gato tiene problemas de salud puede que la factura total acabe ascendiendo a 180 euros si simplemente se trata de una indigestión, eso si tenemos en cuenta dos o tres visitas al veterinario, el coste de los medicamentos y otras necesidades como una dieta blanda. Sin embargo, si el animal precisa de una intervención o de medidas terapéuticas a medio plazo, estos costes pueden dispararse hasta más de 600 euros.

Los gastos se disparan cuando nuestra mascota se hace mayor, a más edad más probabilidad de que los accidentes dejen secuelas relevantes en él, de que necesite tratamiento y de que la alimentación le sea desfavorable. Como en el caso de los humanos, todo lo que tiene que ver con la salud se dispara al superar la edad adulta y entrar en el otoño de su vida. Estas son las variables que debemos tener en cuenta si vamos a contratar un seguro médico para nuestra mascota.

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¿En qué consisten estos seguros?

De la misma forma que un seguro médico para humanos, los que van destinados a las mascotas se ocupan de hacer frente a los gastos imprevistos ofreciendo un plan de salud uniforme para todo el año. En función de la raza de nuestro animal y de su edad, el precio será más o menos caro. Sin embargo, si tu animal de compañía no es un perro ni un gato, como por ejemplo: un hurón o un hámster, debes saber que no existen seguros de salud para estos animales, sólo los felinos y los canes pueden beneficiarse de estas condiciones, y siempre y cuando sean de compañía, nunca perros profesionales. 

Te preguntarás, ¿cómo sé si la clínica veterinaria a la que habitualmente llevo a mi mascota acepta este seguro? Lo cierto es que no hace falta que la clínica esté adscrita ni tenga un acuerdo con el seguro, pues lo que hacen este tipo de pólizas es recibir tus facturas, valoran si la cifra que has desembolsado es razonable y abonarán el 80%. Cotejar el valor de las facturas y no pagar nunca el 100% son formas con las que las aseguradoras se cubren las espaldas de cara a fraudes.

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¿Qué cubre (y qué no) el seguro veterinario?

Si tu perro o gato tiene más de dos meses de edad ya puede acogerse a un seguro veterinario, sin embargo si tiene más de once años no será posible, pues pasada esa edad los seguros no suelen admitir hacerse cargo de los gastos médicos derivados del animal. El coste para un perro joven y pequeño suele ser de algo menos de 20 euros, sin embargo cuanto más edad tenga sea el animal, y sea de una raza con más probabilidad de tener enfermedades congénitas, o tenga un mayor peso (lo que hace presagiar fracturas o problemas digestivos) podrá encarecerse hasta más de 40 euros al mes.

Los seguros veterinarios suelen incluir las consultas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos. Por otro lado, también incluyen las vacunas y las revisiones anuales, en este caso no deberás pagar el 20%, sino que se hacen cargo del 100% de todo lo que implica el mantenimiento anual estándar de un perro o gato. Sin embargo, atención, hay muchas cosas que no incluyen los seguros, como las prótesis e implantes, la comida especial que pueda necesitar tu mascota durante un tratamiento, la asistencia al parto, las limpiezas bucales, las desparasitaciones y esterilizaciones. 

¿Cuál es nuestra valoración?

Como todo seguro, la probabilidad y la incertidumbre juegan un papel fundamental a la hora de saber si pagar la mensualidad que requiere a lo largo de los años es un gasto acertado o excesivo. Lo más importante a tener en cuenta es el riesgo que corre tu perro o gato. Los perros pequeños y más hogareños, como los bichones malteses, a priori no son demasiado dados a problemas óseos, ni congénitos ni alimenticios. Sin embargo, las razas más enérgicas y con mayor musculatura pueden sufrir más accidentes, pues son más aventureros y se relacionan más en clave de juego.

Si hacemos caso a los baremos de las aseguradoras podemos tener un indicador sobre hasta qué punto puede sernos útil el seguro. Si el coste es muy bajo, de entre 15 o 20 euros mensuales, significa que la propia aseguradora considera que es poco probable que le produzcamos costes, y eso significa que tal vez podríamos incluso ahorrarnos ese gasto. Sin embargo, si la póliza evalúa que debes pagar entre 30 y 50 euros, es porque tu animal tiene todas las papeletas para hacer uso de él.

Debemos tener en cuenta que el precio suele permanecer estable, con leves subidas, esto significa que si un animal lleva varios años asegurado, probablemente se aproveche de anciano del precio ventajoso de cuando era joven, lo que resulta muy adecuado para nuestro bolsillo. Sin embargo, lo que no estás pagando ahora, que tu perro es anciano y requiere muchos cuidados, ya lo pagaste antes, cuando era joven y apenas necesitaba ir al veterinario.

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