Cómo el ciclo de sueño marca la diferencia entre perros y gatos

El nivel de profundidad al dormir que logran los animales es directamente proporcional al nivel de inteligencia que adquieren

Por David Navarro

Perros y gatos pueden convivir a la perfección y podemos ser amantes de su compañia por igual, pero ambos tienen formas de comportarse muy diferentes y, en cierta medida, esa disparidad está relacionada con la forma que tienen de dormir. El ritmo de sueño de los perros es más similar al nuestro y los gatos de nuevo van por libre, y ni siquiera coinciden en su forma de dormir.

Lo cierto es que casi cualquier animal es capaz de dormir a cualquier hora del día, especialmente los depredadores, que no tienen en su mente la incertidumbre de que su vida corra un peligro inminente. Aunque en un medio silvestre y natural, cualquier descuido puede ser fatal para que otro animal dé caza incluso al propio depredador. Los gatos y los perros heredan su comportamiento de los felinos cazadores como los tigres y los lobos, y sus costumbres vienen de ahí.

Si tuviéramos que decir cuál de los dos animales, gatos o perros, son más cazadores y, por tanto, tienen un sentido más agudo de la expectación y, de esta forma, menos concentración en dormir y más en lo que ocurre en su entorno, esta competición la ganarían sin duda los gatos. ¿Esto qué quiere decir, qué son más listos o menos que los perros? Por desgracia lo segundo.

Los perros se entregan con mayor intensidad al sueño, utilizan el día para echarse siestas (que pueden ser profundas) pero por la noche intensifican su forma de dormir alcanzando incluso la fase REM, que es la del sueño profundo y que implica ese movimiento de los ojos tan característico e incluso visualizan en su mente sueños en forma de historias, como los humanos. Esto es algo impensable en gatos, que jamás llegan a dormir profundamente (por muy apacibles que parezcan al cerrar los ojos), sea la hora que sea del día se levantarán como un rayo en cuanto escuchen o perciban el más mínimo indicio de posibilidad de caza. Esto evita que su cerebro evolucione hacia estructuras más complejas de neuronas y de pensamiento. Los animales que no duermen en profundidad no logran experimentar sueños ‘narrativos’, y por ende, no asientan con firmeza las experiencias vividas.

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Vivir fuera del hogar requiere mucho descanso

Tanto gatos como perros duermen diariamente una media de 14 horas, aunque la suma puede ser incluso mayor en el caso de los gatos, que podrían llegar a las 16 horas. Podríamos llegar a pensar que dormir tanto se debe a la domesticación y a cierto aburrimiento que sufren estas mascotas en un ambiente donde no hay demasiados alicientes ni amenazas, sin embargo sus ascendentes silvestres duermen el mismo número de horas. 

Es cierto que los perros y gatos domésticos duermen más por aburrimiento, pero en el caso de los felinos salvajes y de los lobos dormir se hace profundamente necesario dado su nivel de esfuerzo diario y de estrés. Los felinos y los canes salvajes pasan gran parte del día cazando, lo cual es una tarea extenuante que consume muchas de sus energías, tanto calorías como desgaste mental, y necesitan largas horas para reponerse.

Como la noche y el día

Una de las razones por las que los gatos y los perros son animales contrarios e incluso complementarios está dada por sus ciclos de sueño. Si tienes en gatos en casa habrás percibido que las noches pueden ser muy movidas, la oscuridad promueve que intensifiquen su interés por aquello que se oculta entre las sombras, se agudiza su instinto cazador y buscan investigar sigilosamente incluso allá donde es más que evidente que no hay una presa. 

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Es pasmosa la facultad que tienen tanto perros como gatos para impostar una persecución en el medio doméstico, aun cuando no hay indicios de que exista ninguna presa. Los gatos pueden pasar toda la noche activos, apreciando cómo la luz de la luna entra en el salón, escuchando cualquier murmullo tras las paredes y tratando de subirse a lo más alto para comprobar si algún roedor despistado cruza la estancia. Esto no lo hacen en silencio, por un lado en la oscuridad de la noche las piruetas del felino son más perceptibles que nunca, y por otro, desean que tú te sumes a la fiesta. Muchos gatos maúllan de noche para llamar la atención de sus dueños y que estos se incorporen a la acción.

Los perros, sin embargo, saben que al llegar la noche es momento de encontrar un hueco mullidito donde entregarse a los brazos de Oniro, dios del sueño. Como animal gregario, si tú y el resto de tu familia os vais a dormir, el perro comprende perfectamente que como integrante de vuestra manada él debe hacer lo mismo, y se dispone a afrontar el sueño con el mismo talante que vosotros. 

Para los perros dormir muy cerca de sus dueños es fundamental, porque esto le confiere una sensación relevante de seguridad, cuanto más cerca estén los miembros de la familia más fácil será despertarse unos a otros en caso de un ataque, y así podréis defenderos. Este ritmo de sueño equivalente al humano con la que los perros logran dormir por las noches es lo que les confiere mayor inteligencia, pues logran poner sus recuerdos en orden en sus horas de sueño, aunque tampoco llegan a desconectar de todo: un ruido lejano o un olor desconocido hará que se accionen y salten de nuevo sobre sus patas para alertar a la familia de que algo ocurre. El instinto de supervivencia es el despertador principal, tanto de perros y gatos, el motivo por el que una siesta o una noche apacible llegará a su fin.

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