¿Cómo es la dieta BARF para gatos?

Esta nueva forma de alimentar a los gatos no es tan nueva, sino que se basa en lo que un felino comería naturalmente si no estuviera domesticado

Por David Navarro

Probablemente más de una vez habrás pensado que el pienso que le das a tu gato es un alimento procesado por el ser humano. ¿Y qué comería si no se hubiera domesticado? Los gatos son cazadores apasionados, teóricamente si no contaran con el apoyo del hombre seguirían alimentándose y no les faltaría comida, ahora bien, serían animales vivos aquello que devoraran: pájaros y pequeños roedores, en su mayoría. Lo que la dieta BARF pone en duda es que sea necesario, e incluso positivo, que los perros y los gatos se alimenten de comida seca tratada y pone el acento en volver a los orígenes de su alimentación natural, con nutrientes sin cocinar y siempre provenientes de animales.

La expresión BARF viene del inglés Biologically Appropriate Raw Food (alimentos crudos biológicamente apropiados) y se basa en una alimentación que simula lo que comería un gato si no contara con la ayuda del ser humano. Esto no quiere decir que le proveas de ratones y pájaros, sino que se elabora una dieta a base de carne, vísceras y huesos que componen una alimentación fresca, que simula la natural, y que tiene muchas ventajas para su salud, aunque también alguna contraindicación.

Sin embargo, contra lo que podríamos imaginar en un primer momento, una alimentación BARF no es en absoluto aleatoria o sencilla, no es simplemente darle al gato un trozo de carne para que se quite el hambre, sino que existe una fórmula de porcentajes que debemos aplicar y ajustar en función del gato. Es vital que la dieta del animal sea equilibrada y que obtenga todos los nutrientes que precisa, por ese motivo la dieta BARF es en sí misma una receta, no solo una filosofía de alimentación.

Contraindicaciones de la dieta BARF

Para comprender cómo ejecutar adecuadamente una dieta BARF debemos plantearnos cuáles son sus contraindicaciones, y así comprender cómo se organizan los nutrientes y las calidades, para no caer en un error. El mayor problema de esta dieta es dar al gato alimentos con bacterias o parásitos, dado que se trata de alimentos frescos que no han sido tratados. La comida cruda tiene más probabilidad de tener salmonela, listeria, triquinosis o toxoplasmosis. Esto se soluciona congelando los productos frescos, como hacemos de hecho los humanos con el pescado crudo para preparar sushi. Una vez congelada, la carne estará libre de estos agentes dañinos.

Por otro lado, la dieta BARF no es fácil de equilibrar, pese a que existe una receta general, las necesidades de nutrientes varían en cada gato, así como su interés por ciertos alimentos, por lo que debemos agudizar mucho nuestra atención para modificar la fórmula en el caso concreto de nuestro felino. Es muy importante vigilar también las carencias que pueda tener el gato  de minerales como el zinc, fósforo y calcio, que ya va incluidos en los piensos pero que en la comida cruda es más difícil de equilibrar.

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La fórmula maestra

La comida enlatada suele utilizar descartes, por lo que cuando compramos una lata de carne o de pescado para gatos, no proviene precisamente de las mejores partes de estos animales. Lo que busca la dieta BARF es acudir a un alimento crudo de buena calidad, y esa es una máxima que se persigue tanto en la comida preparada de este tipo (se prepara, pero sigue siendo cruda) como en la que tú puedas ofrecer en casa. 

Entre el 60% y el 70% de la dieta del gato debe ser carne cruda de pollo, pavo o cerdo. Se la denomina carne de músculo, porque en este porcentaje no se incluye piel. Por otro lado, un 15% aproximadamente serán vísceras, es recomendable que la mitad sea de hígado y la otra mitad de corazón. Además, alrededor de un 10% se destina a huesos, pero deben llevar carne (de pollo es lo más indicado). Entre un 5% y un 10% se complementa con frutas y verduras. Habrás notado que todos estos porcentajes no suman 100% sino mucho más, porque el truco consiste en equilibrarlos en función de las necesidades de tu gato.

Los suplementos son muy importantes para añadir a la dieta minerales y otros nutrientes necesarios. El calcio puede aportarse con cáscara de huevo molida, y además es positivo añadir a los alimentos algo de sangre y aceite de pescado que lleve mezclado taurina o zinc. Las cantidades de alimento deben basarse en el peso del animal, pero de media 250 gramos diarios para un gato que pese 5 kilos sería lo ideal.

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Beneficios de la dieta BARF

Ahora que conocemos los inconvenientes, cómo subsanarlos y en qué consiste la fórmula de la dieta BARF, puedes optar por preparar tú (puedes congelar raciones diarias) o comprar ya esas porciones para dárselas a tu gato todos los días. Sin embargo, nos queda lo más importante y es conocer las ventajas de esta forma de alimentación. A priori, el cuerpo del gato reflejará esa mejoría, su olor corporal será mejor (somos lo que comemos), también el olor de su boca, y el pelo lo tendrá más brillante y sano. A nivel interno, estará protegiéndose de problemas de riñón y estómago.

El aparato digestivo de perros y gatos es mucho más resistente que el humano, son capaces de acabar con las bacterias con mayor facilidad que nosotros. Sin embargo, para que esto sea así es necesario poner a prueba su sistema y darle una alimentación natural, ese es uno de los pilares de la dieta BARF, que con ella estamos contribuyendo a la potenciación de la flora intestinal del gato, es decir, aprovechar las bacterias útiles que tiene la carne cruda y sumarlas al sistema digestivo del gato.

Cuando un gato se alimenta con carne y verduras crudas y de calidad, está dejando atrás los aditivos, la sal en exceso y las grasas saturadas que contienen los preparados industriales de comida convencional. La calidad es un punto decisivo de la dieta BARF, tan importante es que sea cruda como que no se trate de cualquier trozo de carne.

El periodo de adaptación

Si quieres cambiar la dieta de tu gato y probar con la BARF, ten en cuenta que este no puede ser un proceso repentino. Primero, porque tu gato probablemente rechace este tipo de comida de buenas a primeras, ya sabes que los gatos son animales de costumbres y todo lo que tiene que ver con la higiene y la alimentación lo llevan como un mantra, no resulta del todo fácil variar ciertos hábitos, y deberás hacerlo gradualmente y apreciando cuál es su reacción, potenciando lo que funciona y dándole una vuelta a lo que es rechazado.

En segundo lugar, debemos tener en cuenta que si tu gato ya es adulto y está acostumbrado a una alimentación basada en pienso seco y en latas de comida húmeda, el proceso de adaptación debe ser gradual e, incluso, ir pautado por un veterinario, para no generar un problema digestivo en el animal al obligar a su estómago a enfrentarse a unos alimentos crudos que pueden desajustar su flora y no hacer frente a las nuevas bacterias.

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