¿Los gatos también pueden enfermar mentalmente?

Si tu gato sufre alopecia en algunas partes concretas de su cuerpo, el motivo podría ser una enfermedad mental. La depresión, el estrés y la ansiedad pueden hacer que los gatos se laman compulsivamente y que, así, la salud mental deje huella en su cuerpo.

Por David Navarro

Hasta no hace mucho la mera pregunta sobre si un gato podría tener una enfermedad mental podría haber producido una carcajada, considerar a los animales como seres sintientes es algo que la legislación acaba de aprobar. No hace mucho que la sociedad no tenía en cuenta que las mascotas pudieran verse afectadas por problemas derivados de conflictos en su sensibilidad, es decir, de índole mental.

A la hora de establecer si un gato puede desarrollar una enfermedad mental tan solo debemos estudiar su comportamiento e identificar si pueden existir motivos para que desarrolle ansiedad, estrés, depresión o comportamientos compulsivos… La respuesta es sí. Puede ocurrir en gatos salvajes que habitan su entorno natural, pero existe en mayor medida en los especímenes en cautividad.

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¿El ser humano es el causante de las enfermedades mentales felinas?

Para comprender en qué consisten las enfermedades mentales de los gatos podemos, simplemente, atender a la salud mental humana. Aquello que trastoca gravemente nuestro comportamiento, que abre nuestra herida sobre nuestros comportamientos saludables, la percepción del entorno y nuestra relación con él, todo ello en conjunto puede acabar derivando en una enfermedad mental. No hay diferencia si esto le ocurre a un ser humano o a un felino.

Los gatos, como el resto de animales, tienen a su favor que no piensan de forma consciente, es decir: que no realizan un diálogo interno, lo que a la larga minimiza sus dolencias mentales. La memoria a corto plazo de los gatos, unida a la simplificación de sus impulsos sociales, hacen que los problemas de salud mental que padecen sean infinitamente más limitados que los humanos. El significado del amor, la percepción de uno mismo y su ego, la socialidad y las necesidades básicas de los gatos figuran en su mente con un desarrollo muy claro y automático, lo que supone para ellos un seguro para su estabilidad emocional.

Sin embargo, tienen un punto clave en su contra: los animales son seres de costumbres, y sin embargo, la mayoría de las acciones de nuestras mascotas están modificadas fruto de la domesticación, de alguna forma: el comportamiento de los gatos domésticos es anti-natural, y eso de forma general no crea graves conflictos, pero es el acicate para que, si surgen situaciones extremas, viva una estabilidad emocional poco sólida.

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Síntomas y motivos

Los gatos son cazadores, toda su vida la enmarcarían en un gran cuadro de caza. Además, son seres nocturnos, sus biorritmos se despiertan de noche y duermen de día. Son animales no-gregarios que no encajan con un grupo ni una manada. Estas tres pinceladas son el santo grial de los gatos y, sin embargo, son cuestiones que el ser humano ha omitido y tratado de modificar desde que existe la domesticación de los gatos. Estos no pueden cazar, acaban acompasando su vida a nuestros ritmos diurnos y se ven relacionados con un grupo familiar aunque eso no esté en su ADN.

Cuando estos patrones son llevados al extremo por los humanos los gatos pueden desarrollar ansiedad o estrés, que son las dos muestras de conflicto emocional más claras en felinos. Si tenemos muchas visitas en casa, por ejemplo, el gato puede acabar sintiendo vulnerado su espacio, y sin posibilidad de escapar a otro ambiente, podrá desarrollar ansiedad que a medio-largo plazo desencadenará comportamientos obsesivos compulsivos.

Un gato que maúlla más de la cuenta, que demuestra un comportamiento fuera de sí, que se mueve en círculos y que fruto de los roces se acaba provocando alopecia en zonas del lomo, o que se queda tiempo indefinido mirando al infinito, es el retrato robot de un gato con problemas claros de salud mental.

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Depresión

Uno de los cuadros clave para entender la confluencia de varios síntomas de enfermedad mental en gatos es lo que podríamos definir como depresión. Claro está, no es un estado como el humano, pero se asemeja en la apatía, en los colapsos de estrés con los que se manifesta y en cierta desorientación.

Los gatos que padecen depresión han perdido el horizonte de su comportamiento primario, porque no logran casar sus necesidades y actitud básica con las condiciones que les aporta su entorno “humano”. Un gato que ha perdido la sintonía con territorio al realizarse una mudanza, puede verse desorientado y triste. Un gato que ve como en la casa hay un nuevo miembro y que los olores y las dinámicas han cambiado radicalmente, puede sentir desconexión de su grupo y tristeza por no comprender la nueva situación. 

Alopecia

Muchos de los actos que realizan los gatos son impulsivos y tienen que ver con la raíz más profunda de su comportamiento felino: el aseo es uno de los más importantes. Cuando los gatos se lamen, están realizando una labor abrasiva contra su pelaje, con fines higiénicos, de ahí que expulsen una bola de pelo cuando se acumula en la garganta. 

¿Qué le ocurre a los gatos que están pasando por malos momentos emocionales? Que desarrollan un comportamiento más compulsivo en lo que respecta a las acciones primarias, y eso a la larga puede producir irritación de su piel y alopecia psicogénica.

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