Comportamiento

¿Vuelves al trabajo presencial? Sepárate de tu perro o gato de forma saludable

La pandemia hizo que las mascotas se acostumbraran a vivir acompañadas y con estímulos constantes. ¿Qué pasará con ellas ahora que las empresas se plantean regresar definitivamente al trabajo presencial?

Por David Navarro

Pronto se cumplirán dos años desde el confinamiento de 2020 y echando la vista atrás descubrimos que durante este tiempo hemos vivido situaciones que nos han hecho ver el mundo desde otro prisma: el hogar, las relaciones familiares y el tiempo que dedicamos a la calidad de vida. Muchos han descubierto la jardinería, otros se han convertido en chefs, han aprendido a tocar la guitarra… ¿Y los perros y gatos? Las mascotas han sido testigos de excepción de ese proceso de descubrimiento personal y del hogar.

Las mascotas también han florecido y han visto emerger una vida muy diferente durante este tiempo. De un día para otro se encontraron más acompañadas que nunca. A nivel mundial todos los perros y gatos domésticos obtuvieron respuesta a uno de sus deseos más inconfesables, no permanecer solos nunca: formar parte de la manada familiar en todo momento.

Vida en familia 24x7

Los profesionales y las empresas que se lo han podido permitir han basado estos meses en una apuesta profunda en el teletrabajo. Esto ha implicado pasar mucho tiempo en casa, en la mayoría de los casos un mínimo de 8 horas en días laborables, y los perros y gatos se han convertido en las estrellas de las reuniones por videollamada. Ya nos hemos acostumbrado a hablar con nuestros compañeros y que el gato se pasee por la mesa o escuchar ladrar al perro mostrando el hocico por encima de la mesa, símbolo de su curiosidad por saber qué pasa.

Para los animales este cambio en nuestras rutinas ha sido muy importante. Para ellos ha supuesto una mejora inequívoca y extrema en su calidad de vida. Nos referimos a todo tipo de mascotas: perros, gatos, aves y roedores. En mayor o menor medida, las mascotas consideran que nosotros somos su manada, su familia, y siempre prefieren verse arropados por la seguridad, el juego y la compañía que les prestamos, de eso no cabe duda.

Incluso en el caso de los gatos, que típicamente se les ha definido como más ariscos e independientes, se ha demostrado en multitud de estudios recientes que los felinos han visto colmada su estabilidad, equilibrio y “amor” con la permanencia de sus humanos de referencia en casa, a raíz del teletrabajo y de las medidas de confinamiento impuestas por los gobiernos. De esta forma, desde luego, no hay mal que por bien no venga.

Leer más: ¿Qué hacer cuando un perro no come?

Vuelta al trabajo gradual, hasta ahora

Aunque en muchos casos el desconfinamiento ha sido gradual, lo cierto es que con el fin de la sexta ola de COVID en diciembre-enero de 2022 se ha establecido en las empresas el plan de regresar al trabajo presencial, lo que ha abierto un debate muy profundo y rico sobre la conciliación y la calidad de vida que de alguna forma habíamos ganado teletrabajando. También el de nuestras mascotas.

Muchas empresas han optado por permitir llevar a las mascotas al trabajo, siempre y cuando no generen conflictos ni distracciones. Se ha comprobado, también, que muchos empleados trabajan mejor cuando tienen rondando cerca a su perro, o cuándo pueden acariciar a su gato, sintiéndose acompañados por un miembro de su “tribu”. De alguna forma los hábitos han cambiado y lo han hecho de una forma que jamás habríamos imaginado hace unos años.

Un estudio de la Universidad de Juiz de Fora, en Brasil, ha llegado a determinar que los gatos, ante la separación de los humanos, afloran ciertas conductas destructivas que podríamos identificar como pequeñas “venganzas”, tales como romper pequeños objetos, realizar sus necesidades fuera de su arenero o maullar insistentemente. Este comportamiento más “dramático” está asociado de forma convencional a los perros, sin embargo los gatos también lo reproducen, y en época de post-pandemia lo hacen en mayor medida por haber estado acostumbrados a una presencia humana que ahora se les arrebata.

La explicación a este comportamiento destructivo o reivindicativo de los gatos (y de los perros) está relacionada con el choque que en sus rutinas implica haberse habituado a estar acompañados y dejar de estarlo de forma poco gradual. Hasta cierto punto, el estrés que sufren no es tanto la mortificación por la soledad o el aburrimiento, sino el sentimiento profundo y atenazante de que algo les falta, algo importante, un ser que lo cambia todo: tú.

Leer más: 'Los miedos de un perro pueden hacer que se rebele'

¿Cómo minimizar el estrés?

Lo ideal para que tanto perros como gatos no perciban que nuestra vuelta al trabajo supone un choque para ellos es modular sus hábitos de forma escalonada, que poco a poco vayan encontrándose con nuevos tiempos de soledad y que se acostumbren a llenarlos a su manera.

Lo más común es que tanto perros como gatos dediquen gran cantidad del día a dormir cuando no hay ninguna actividad ni conviviente en el hogar. Por eso, si nos evaporamos de un día para otro, su reloj interno no les permitirá dormir esas siestas eternas de antes de la pandemia, pues ahora están programados para permanecer activos, espiandonos y participando de nuestros movimientos. Si tú vas a la cocina: ellos van. Si tú vas al aseo, ellos te acompañan. Si llaman a la puerta: van a ver quién es. Que tienes una videollamada: ellos se ponen guapos. Eso ya no existe y su reloj interno se pregunta cual es el motivo de sentirse llamado a no descansar, cuando en efecto no está ocurriendo nada. Esto es una incoherencia que inevitablemente producirá ansiedad en el animal.

Una de las llamadas más intensas a su estrés es el momento de la separación. No solamente es altamente desaconsejable despedirse de ellos, pues eso acrecienta en su mente la ruptura y el “abandono”. Además, deberíamos de desprogramar el componente negativo que tienen para ellos ahora los rituales que hacemos antes de salir: ponernos el calzado de calle, coger las llaves, despedirnos siempre con las mismas frases.

Al final, toda la orquestación sonora y gestual de nuestra forma de irnos a la calle es la culpable de la mayor parte del estrés por separación que padecen las mascotas. Normaliza para él que el hecho de ponerte el abrigo no significa nada, póntelo y siéntate en el sofá. Hazle creer que ponerte ropa de calle no es necesariamente una pista de que vas a salir. Igualmente con las llaves, no las cojas de forma sonora, no se lo muestres. Si simplemente te vas, cuando el animal no es consciente de que te has ido, estarás ganándole un terreno poderoso a la ansiedad que les produce la separación.

Leer más: Acariciar mascotas reduce el estrés según un estudio