Cómo buscar un nombre para tu perro y trucos para enseñárselo

Tu perro no entiende el nombre como un rasgo de su identidad sino como una llamada de atención.

Por David Navarro

El nombre que recibirá tu perro será la primera regla de adiestramiento que recibirá. Esto es muy importante, pues cuando tu perro escucha su nombre se activa una conexión entre él y tú: es consciente de que esperamos algo de él y actúa en consecuencia. La llamada de su nombre puede servir para disuadirlo de que no siga comportándose así, alertarle para que regrese hacia nosotros o simplemente para que nos mire y espere más órdenes.

Por eso, que el perro reconozca siempre su nombre de forma inequívoca implica por nuestra parte una responsabilidad relevante, pues un nombre elegido por moda o capricho puede no reunir las características óptimas y dificultar esta comunicación humano-perro.

Reglas básicas para elegir un buen nombre

Existen muchas cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un nombre para nuestro perro, y todas son bastante importantes. La primera norma es que no debe superar las tres sílabas. Mejor si son dos. Los nombres cortos son más fáciles de comprender por el perro por una simple cuestión de concentración, su nombre actúa como llamada de atención, y si es largo es más difícil que lo escuche y sea consciente de que esa llamada va dirigida a él. El nombre debe comportarse como un sonido y no tanto como una serie de fonemas.

Otra cuestión muy importante es que su nombre no debe parecerse a palabras clave que utilizarás como órdenes. Baja, sube, calle, vamos, siéntate o toma son las más habituales. Si su nombre es similar a estas palabras puede ocurrir que el perro se confunda de forma habitual, generándose así un contínuo malentendido o, incluso, una asociación errónea.

También debes tener en cuenta las palabras habituales que se pronuncian en tu casa, en especial los nombres de otros convivientes. Si tu hijo y tu perro se llaman de forma similar no cabe duda de que vais a experimentar situaciones de confusión constantes. Puede que creas que porque ambos nombres no son idénticos, no hay porqué confundirlos, sin embargo cómo entiende el perro el sonido que pronuncias nada tiene que ver con las letras y la exactitud fonética, para él su nombre (y todo lo que dices) es un ruido, y la pulcritud con la que pronuncies las palabras no es del todo reconocible por él.

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Nombres heredados antes de la adopción

Si ha adoptado tu perro en una etapa de su vida en la que ya se ha acostumbrado a un nombre concreto no es recomendable que se lo cambies, por lo menos no lo hagas durante el tiempo en el que el perro se va a tener que adaptar a su nuevo hogar. 

Como decíamos antes, el nombre es para él una alerta para prestar atención y aprender más cosas, también para familiarizarse contigo, y si al conocerlo le cambias esta palabra clave tan indispensable estarás poniéndole más difícil la adaptación. Más adelante sí puedes cambiarle el nombre, incluso no es extraño que un mismo perro sea llamado con un par de apelativos a lo largo de su vida: el nombre oficial y algún tipo de “mote” familiar, pueden acostumbrarse a ambos, pero es mejor que esta situación no ocurra en un momento de transición.

A la hora de elegir un nombre, teniendo en cuenta que para él no es más que un “ruido” reiterado que sonará cuando menos se lo espere y que su concentración no siempre está receptiva a escuchar todo lo que decimos, le podemos ayudar eligiendo nombres rotundos, cortos y sonoros.

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Su nombre no significa “identidad”, sino “atención”

Si convives con tu perro desde que es cachorro la adquisición de su nombre puede ser una tarea casi automática, y a fuerza de escucharlo y de ver cómo esperamos de él una reacción podrá ir adquiriendo la noción de que ese sonido es una llamada de atención importante para él, el saludo que indica que queremos que nos atienda.

Sin embargo, si el perro ya es mayor, si lo adoptamos y no conocemos su nombre, o simplemente porque tenemos un cachorro algo distraído, podemos recurrir a una dinámica de adiestramiento para que el can admita su nombre de forma pautada.

Adiestra a tu perro para aprender su propio nombre

Lo primero que debemos hacer es atreaer la atención del perro, necesitamos que nos mire, entablar un vínculo de comunicación. Para eso podemos enseñarle algo de comida que le cause interés, en concreto una chuche, un trozo de comida fresca o pienso. Cerramos la mano, y eso hará que él se pregunte qué pasará a continuación, se acercará, olfateará y tratará de hacerse con la comida acercándose más y llamando nuestra atención para que abramos la mano. Cuando veas que ya está a punto de desistir di su nombre y acto seguido dale el premio.

Repite este ejercicio varias veces a lo largo de varios días, y ve espaciando el tiempo que tardas en decir su nombre y darle el premio, para que desligue la palabra de la comida misma, y asocie que ese sonido significa “atento, te estoy hablando a ti”. Esto tiene sentido porque el momento en el que lo pronunciamos es cuando él está perdiendo atención, ese es el “click” que en su mente le enlaza con su nombre, como ves no es una cuestión de identidad, sino de atención.

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