Si te preguntamos por una dieta que cumpla todos los requisitos para ser calificada de saludable, seguro que no tienes dudas: la dieta mediterránea. La teoría nos la sabemos bien, conocemos sus beneficios, sabemos que es una de las dietas más alabadas en todo el mundo, pero, ¿realmente la seguimos? Hemos preguntado a Sara María Souibrat, dietista-nutricionista miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (CODINMA) sobre las claves de esta dieta y si cumplimos los deberes o suspendemos.
“Por lo general, sobreestimamos la salubridad de nuestra dieta. La importancia de la dieta mediterránea radica en que es un patrón de alimentación basado en materias primas no procesadas o mínimamente procesadas, y la realidad es que los alimentos procesados cada vez están más presentes en nuestro día a día. Muchos de los alimentos que consumimos de manera habitual forman parte de la dieta mediterránea: cereales, pan, carnes, pescados, legumbres, lácteos, frutas y verduras... Lo que pasa es que los consumimos de una forma descompensada, basando las comidas sobre todo en cereales (pan, pasta, arroz, masa), en carne y en productos procesados basados en harinas refinadas, azúcares y grasas de mala calidad. Para acercarnos más a una dieta mediterránea está bien que incluyamos cereales y productos de origen animal, pero en una adecuada proporción priorizando verduras y hortalizas de temporada, fruta, cereales integrales y más legumbres”, nos comenta la experta en Nutrición.
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