Con la llegada de un nuevo año, vuelven las listas de propósitos. Queremos cambiar hábitos, mejorar versiones de nosotras mismas y empezar la temporada que viene con la mejor actitud posible. Sin embargo, no siempre conseguimos mantener esos objetivos en el tiempo. Y eso no significa necesariamente falta de fuerza de voluntad.
La psicóloga María Martínez, experta en mente y percepción Kaizen (@caminokaizen), explica que el origen del abandono suele estar en cómo planteamos nuestros objetivos. "El problema de los propósitos es que los hacemos sin conocernos, ni respetarnos. Los hacemos pensando en lo que se supone que deberíamos de hacer o conseguir, en lugar de observar lo que realmente queremos. Los hacemos por los demás en lugar de por nosotros mismos".
Ya sea pintar un cuadro, llegar a la meta en tiempo récord en una maratón, o conseguir un ascenso. Cada objetivo que nos proponemos, si se hace hacia fuera, es decir, pensando en cómo va a ser recibido por los demás, en lugar de cómo nos va a ayudar a nosotros mismos en nuestro crecimiento, corre el peligro de desestabilizarse.
A esto se suma otra dificultad habitual: la forma en la que nos planteamos el cambio. En esa base está todo, como señala la experta: "El planteamiento se hace en modo montaña, es decir, de manera radical pretendiendo pasar del cero al cien de un día para otro. Eso no se podrá mantener en el tiempo".
Cuando un propósito se convierte en una carga
Muchos abandonos no se deben a falta de fuerza de voluntad, sino a una desconexión emocional con el objetivo. En lugar de motivar, estos propósitos se convierten en una obligación y pesan, pero no siempre tenemos la fuerza suficiente para sostenerlos.
A veces sucede que por mucho empeño que pongamos en mantenemos en forma, en ser más amables o en dedicarnos cada día un ratito a nosotros mismos, si el enfoque lo planteamos mal, no servirá de nada proponerse el cambio. Hay que bajar el listado a tierra: "Enfocamos desde el esfuerzo y el desgaste, pero un buen enfoque implica disfrute y micropasos que no requieran sobresfuerzo".
La clave: desde dónde nace el propósito
Sin embargo, antes de lanzarse a pensar en cuáles van a ser los objetivos a seguir y tratar de llevarlos a cabo, merece la pena detenerse unos minutos a pensar por qué los hemos escogido. Es decir, como señala la experta, es fundamental revisar su origen. "La clave para mantenerse firme en un propósito es plantearlo desde el lugar adecuado y con los pasos adecuados".
Según la psicóloga, "el lugar adecuado es si lo quieres conseguir por ti, para ti, porque te llena, te nutre y te hace feliz. Nunca lo es si te lo propones solo porque te lo han dicho, porque te sientes culpable o porque es algo que ‘se supone’ que debes de hacer". Esta diferencia marca el recorrido completo del proceso.
Una vez sabido que te has propuesto algo porque nace de tu interior y quieres de verdad cumplirlo (independientemente de si suelo lo haces o no) llega el momento de ajustar los pasos. ¿Qué significa esto? María Martínez lo explica: "Plantearte las acciones diarias que, en lugar de querer que te lleven al objetivo final, que te acerquen un poco más simplemente".
Para ilustrarlo, la experta pone un ejemplo claro: "Si quieres hacer más ejercicio y tu objetivo es ir al gimnasio tres veces por semana, pero a día de hoy ni te mueves del sillón, no puedes pretender lograrlo por el hecho de planteártelo con mucha euforia". En ese caso, añade, “lo que necesitas es hacer algo ahora, sobre lo que depende de ti, que te acerque un poquito a ese objetivo final, como una sentadilla cada vez que camines por el pasillo de tu casa".
Constancia o autoexigencia: una diferencia clave
En ocasiones, aunque tengamos muchas ganas de perseguir un objetivo, no somos capaces de hacerlo. Aquí entra en debate la constancia con la presión excesiva que a veces nos imponemos. Dos conceptos que, aunque parecen estar ligados, no siempre deben hacerlo. "La disciplina se mantiene cuando parte de la motivación interna y decidimos ser perseverantes", señala la profesional.
En ese sentido, María Martínez aclara que "la perseverancia es Kaizen; es decir, es serena y constante. Porque parte de una idea, no de la emoción. Parte del compromiso interno contigo mismo de un logro diario".
En cambio, "para que haya disciplina tiene que haber respeto por ti", comenta, yendo un paso más allá: "Cualquier cosa que sientas un castigo, una obligación o un ‘dolor’, hace que todo tu ser se rebele porque el mensaje que le das es que no te respetas. No respetas lo que sientes, lo que necesitas, lo que realmente quieres".
Cuando la exigencia deja de ser sana
Bajo esta estela, es posible que aparezca una tensión constante, una presión continua que nos empuja a alcanzar un objetivo sin cesar, sin apenas dejarnos descanso. Es la autoexigencia: "Es la consecuencia de una exigencia recibida externamente durante mucho tiempo". Cuando esto ocurre, explica, la psicóloga que "nos mantenemos en una especie de maratón interminable para la que nunca hay una meta clara.”
Por eso, insiste en la importancia del autocuidado emocional: "Es tan importante trabajar la autoestima, la seguridad interna, la idea de que tu valor no viene determinado por tus logros, sino por lo que eres como ser humano". Porque, como recuerda, "lo que eres, cómo te comportas, cómo actúas, depende de ti, y te reporta un beneficio directo".
Constancia saludable frente a exigencia tóxica
La diferencia entre ambas es clara. "La constancia te mantiene en movimiento respetuoso. Porque implica una escucha interna, implica que no te fuerces ni te hagas daño (física o emocionalmente)". En cambio, "la autoexigencia nunca te hace sentir satisfecho por nada".
La experta propone cerrar con una pregunta sencilla pero poderosa: "¿Cuál es el mínimo paso, el micro paso insignificante que puedo dar ahora que me acerque un poco a mi objetivo?".Y recuerda: "Si tu propósito es retomar la lectura, no puedes plantearte leer un capítulo al día, pero sí leer algo todos los días".
Porque, como concluye, "si lo que estás haciendo te desgasta, te quita la ilusión y lo vives como una carga, haz menos. Igual simplemente cambiando esto, te sientes mucho mejor y la perseverancia aparece".












