Sencillos trucos para reducir el azúcar de la dieta durante el verano

Helados, cócteles, refrescos… en esta época del año es realmente fácil superar, prácticamente sin enterarnos, la cantidad máxima de azúcar diaria recomendada por la OMS. ¿Cómo evitarlo? Con estos consejos te será mucho más fácil ¡Toma nota!

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Llegas a casa de la playa con tanta sed que, prácticamente, tu lata de refresco queda vacía en apenas tres sorbos; antes de comer, un vermucito para abrir boca y tras almorzar, un helado de postre; por tarde, esa leche merengada o esa horchata que ponen tan rica en la terraza, y por la noche, ¿cómo renunciar a un mojito, con lo bien que lo preparan, en tu chiringuito de cabecera?... Ya está: en menos de 24 horas tú día se ha convertido en un verdadero ‘festival del azúcar’. Y es que el verano, y de forma especial la vacaciones, es una de esas épocas donde resulta, más complicado si cabe, mantener a raya los niveles de azúcar máximos recomendados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de azúcares libres no debería ser superior a unos 25 gramos al día (para un adulto sano, con una dieta de unas 2000 calorías diarias).

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¿A qué se consideran ‘azúcares libres’?

Pues, por un lado, a los azúcares que están presentes de forma natural en la miel, los jarabes y zumos de fruta (cuidado, que esto no aplica a los azúcares presentes en verduras y frutas frescas enteras, solo a sus zumos). Y, por otro, a los azúcares añadidos; esos que son adicionados a los alimentos en su proceso de fabricación. Si nos fijamos en la composición de helados, refrescos, etc, observaremos que esos azúcares añadidos con más que habituales, y en cantidades muchas veces desorbitadas.

¿Quiere esto decir que debemos renunciar a ellos en verano? ¡Por supuesto que no! Nunca está de más, y mucho menos en vacaciones, concederse algún capricho dulce esporádico. El verdadero problema es incluirlos en la dieta estival a diario, esto es, que formen parte habitual de nuestras ingestas en verano.

Está claro que ‘la tentación’ vive en la nevera, o en la barra del chiringuito. Y que no siempre es fácil decir 'no'. Pero también lo es que existen una serie de pequeñas pautas que podemos seguir para que reducir esos niveles de azúcar no sea tan complicado.

EN CASA

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EN EL CAPAZO

Además de la botella de agua congelada para beber, intenta apostar por opciones saludables para calmar el hambre. Si llevas tu táper será más fácil no caer en la tentanción de subir al chiringuito a picar ‘cualquier cosa’ (generalmente insana). Puedes llevar, por ejemplo, un sándwich vegetal, un pincho de tortilla de patatas, un poco de hummus hecho en casa, una ensalada de pasta o arroz integral (deberán ser ensaladas con ingredientes que aguanten bien el aliño, evitando, por ejemplo, verduras de hoja verde), gazpacho o salmorejo… Y, por supuesto, fruta. Siempre fruta.

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DE VUELTA DE LA PLAYA

En la medida de lo posible, evita hacer 'incursiones' al supermercado al volver de la playa o piscina. En ese momento solemos 'morir' de hambre y de sed. Es decir, tendrás todas las papeletas para hacer elecciones insanas… Seguramente acabarás comprando algún que otro helado (cuando no una caja o una tarrina grande de litro) y, si lo tienes en casa, sabes que lo terminarás comiendo. Así que, mejor dejar estas opciones, para alguna tarde de terraza…

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FUERA DE CASA

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