Proteoglicanos, el oro que ha revolucionado la cosmética 'flash'

Su nombre es tan pluscuamperfecto como lo que consigue hacer en tu piel, ¿todavía no sabes qué son?

Por Amelia Larrañaga

Aprende a pronunciarlo porque te vas a enamorar de este principio activo que está revolucionando la cosmética del cuidado de la piel. Pero empecemos por el principio. La primera vez que la industria cosmética se topó con él fue hace 50 años. En 1989, al inquieto farmacéutico Josep Martí Tor (de cuyos genes nació la actual firma Martiderm) regentaba una pequeña farmacia desde hacía cuatro décadas y colaboraba con la comunidad científica de dermatología elaborando fórmulas magistrales. Un buen día se le ocurrió la idea de utilizar los proteoglicanos como antioxidante en unas ampollas con la macromolécula vitamina C pura.

Lo que ocurrió fue toda una sorpresa: legiones de mujeres se hicieron adictas a la fórmula, hasta que se descubrió que no era solamente la vitamina C lo que mejoraba considerablemente la piel, sino sus acompañantes, los proteoglicanos. Y el éxito continúa hoy, “con 5.000 ampollas diarias vendidas en todo el mundo”, asegura la doctora Concha Obregón, médico estético e integrante de la Junta Directiva de la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética). Y es que la doctora sabe muy bien que estos componentes no solo echan un capote a la piel en condiciones normales sino que, además, “son útiles en todos los procesos médico-estéticos en los que se necesite una regeneración a nivel epidérmico y dérmico”.

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¿Qué son los proteoglicanos exactamente?

Tienen tanto que ver con nuestro querido ácido hialurónico (AH), que de hecho este es un tipo de proteoglicano, exactamente el más conocido por sus increíbles funciones de regeneración y sustento de la matriz celular de la piel. "Los proteoglicanos son macromoléculas compuestas por proteínas que se encuentran de manera natural tanto en las membranas como en el núcleo de las células cutáneas, es decir, forman parte esencial de su estructura, y tienen la capacidad de regenerarlas, restableciendo sus funciones fisiológicas y aumentando su estabilidad y elasticidad, además de actuar como comunicadoras con el exterior”, explica Daniel Marín, cosmetólogo y director del centro de belleza Santum. Son capaces de captar hasta 1.000 veces su propio peso molecular en agua, importantísimo para la hidratación profunda de la piel. Por eso actúan en la dermis para aportar tanta luminosidad, tersura y firmeza, además de ser poderosísimos antiinflamatorios, esenciales para la cicatrización, y de eliminar al instante la sensación de fatiga.

Hoy por hoy, los proteoglicanos son el activo principal de múltiples formulaciones, sobre todo en formato ampolla monodosis, lo que permite crear un atmósfera que garantiza la estabilidad de aquellos ingredientes que se pudieran ver afectados por el contacto con el aire, (podría oxidarlos creando radicales libres y volatilizarlos), por ejemplo las vitaminas C y E, sus acompañantes más fieles, o “los factores de crecimiento, que potencian aún más su efecto”, señala la farmacéutica Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia. Además, mejoran la creación de fibras de colágeno (las responsables de la elasticidad y firmeza de la piel). “Son una apuesta segura contra el envejecimiento, y las pieles grasas y mixtas se pueden beneficiar de ellos gracias a fórmulas oil-free”, detalla Carmen Navarro, referente de la estética española y pionera en utilizar este activo en sus cabinas de belleza. Tan fan es esta experta de los proteoglicanos que hace unos años decidió lanzar sus propias ampollas enriquecidas con extracto de proteína de soja, un ‘superalimento’ para piel. “Son perfectas en estos días en los que no da el aire a la piel y tampoco se puede acudir a un centro de estética. El efecto flash ya es inmediato”, dice la esteticista.

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¿Cómo utilizarlos?

Lo ideal es utilizarlas en tratamiento de choque. Según Marín, lo ideal es aplicar una ampolla diaria, preferentemente por la noche, con la piel perfectamente desmaquillada y limpia, repartiendo el producto por rostro y cuello con un masaje en círculos ascendentes hasta su completa absorción. Como mantenimiento, “dos ampollas a la semana serían suficientes y, como mínimo, durante un mes. O como tratamiento de belleza flash, cuando no tenemos nuestra mejor cara y queremos darle un empuje”, recomienda el experto, ya que forman una barrera con el exterior que impide que la piel pierda su hidratación por seco que sea el ambiente. Desde el primer día, lo más evidente es la sensación de confort. “Se recomienda utilizarlos a partir de los 30 años y son aptos para todo tipo de pieles”, añade la doctora Obregón.

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¿Cuál elegir?

Este activo no ha pasado desapercibido, ni para la industria cosmética ni para la farmacéutica; ya son casi legión las marcas que lo incluyen en sus ampollas, así que, ¿cómo escoger la más adecuada? Según Carmen Navarro, dependerá de las necesidades y tipología de cada piel, pero ahora mismo se pueden encontrar proteoglicanos de origen vegetal o marino (los primeros eran exclusivamente de origen animal) enriquecidos con:

- Vitamina C. Un potente antioxidante que, además de favorecer la producción de colágeno, protege frente a los radicales libres, sin olvidar su acción despigmentante. Si buscas luminosidad y prevenir manchas.

- Vitamina A. Antiarrugas, con efecto antioxidante, calmante y estimulador del metabolismo celular. Para atacar arruguitas.

- Ácido hialurónico. Restablece los niveles de hidratación necesarios, reduce las arrugas y mejora la textura de la piel. Aporta hidratación profunda. Perfecto para pieles deshidratadas.

- Silicio. Aporta flexibilidad y ayuda a la absorción del ácido hialurónico. En caso de pieles que necesiten reafirmarse.

- Melatonina. Al actuar durante la noche, estimula las defensas antioxidantes de la piel, lo que la prepara para hacer frente al estrés oxidativo. Para todo tipo de pieles.

De todos ellos, te sorprenderá su olor porqe no tiene nada que ver con el que caracteriza a los cosméticos más sofisticados, y es debido a la pureza y alta concentración del principio activo. ¿Te animas a probarlos?