¿Perder 5 kilos tomando postre todos los días? Sí, es posible (¡y fácil!)

El control de porciones es clave para las golosas que quieren adelgazar

Por hola.com

Hace unas semanas te asegurábamos que sí existe una manera con la que disfrutar de un helado a diario sin engordar. La respuesta estaba en los polos sin azúcares añadidos a base de frutas como naranja, melón o fresas, eso sí, apostando por la elaboración en casa para asegurarte de que no incluyen otros ingredientes que estropearían tu objetivo de perder peso: "Lo ideal es que obedezca a una proporción saludable de macronutrientes, es decir, que un 50% de sus calorías sean provenientes de hidratos de carbono, 15% de proteínas y un máximo de 30% de grasas", explicaba la Dra. Mar Mira, especialista de la Clínica Mira + Cueto, sobre el equilibrio ideal entre nutrientes de esta receta. Sin embargo, para todas aquellas que no puedan resistirse a las opciones más calóricas, una nutricionista estadounidense revela cómo ella misma consiguió perder 5 kilos comiendo postre todos los días. 

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"Aunque el consumo de un alimento dulce nos proporciona placer, este es pasajero, y puede conllevar a problemas psicológicos ya que se ha observado que un consumo elevado de azúcar puede provocar una adicción y esto conllevar a un problema psicológico como depresión o ansiedad", aseguraba la Dra. Lydia Guerra Torrecilla, de la Clínica Dray, sobre el efecto contraproducente que podrías notar si te pasas con los postres. Como alternativa, la nutricionista Christy Brissette revelaba a la publicación estadounidense Shape cuál fue el método con el que consiguió disfrutar de los dulces a diario y perder 5 kilos en el proceso: "He aprendido a lo largo del tiempo que incluir comida 'menos sana' como parte de una dieta saludable es la clave para tener salud y felicidad". 

Con este comienzo tan prometedor, la experta confiesa que ella misma ha vivido una época de restricciones, tiempos en los que se reconocía a sí misma: "Soy adicta al azúcar y la única cura es la completa abstinencia". Para superar sus ganas de este tipo de comidas menos saludables, Brissette seguía dietas détox muy bajas en carbohidratos, sin embargo, el resultado no era el el que esperaba: "Seguía las normas al pie de la letra durante una semana o así, después me rebelaba comiendo mucha cantidad de azúcar, pizza, patatas fritas y cualquier cosa fuera de los 'límites'. Esto me dejaba confusa, exhausta y con sentimiento de culpabilidad", confiesa abiertamente la nutricionista. 

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Alimentación consciente

De esta forma es como el mindful eating entró en la vida personal y profesional de la nutricionista, una corriente que anima a sus seguidores a disfrutar de la comida, saborear cada bocado y evitar a toda costa el alimentarse de manera irracional o emocional. Un sistema que la especialista enseñó a todos sus clientes: "Prestando mucha atención a los 5 sentidos mientras comían, los participantes se sorprendían al descubrir que los platos que masticaban de manera mecánica ni siquiera eran tan apetecibles". Además, muchos de ellos comenzaron a primar la calidad sobre la cantidad: "Descubrieron que ir a la panadería y comprar una sola galleta recién horneada era mucho más satisfactorio que comer un paquete entero de cookies industriales".

Planificar los postres

Por último, Christy Brissette intentó 'curar' su autoproclamada adicción por el azúcar. Para conseguirlo, planificar los postres que iba a tomar durante toda la semana resultó fundamental: "Todos los domingos, pensaba en mi semana y decidía cuál sería mi postre diario, manteniendo siempre en mente las proporciones. También tenía cuidado de no llevar grandes cantidades de dulce en mi casa, sino la porción individual que comería". ¿Sus opciones? Un cuenco de arándanos con pepitas de chocolate encima, un donut pequeño o una sola bola de helado. 

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El resultado del experimento

Tras pasar 3 meses comiendo cada bocado de forma consciente y planificando los postres que consumiría cada día de la semana, la experta descubrió que "los postres habían perdido su poder sobre mí. Mi 'adicción al azúcar' había desaparecido casi por completo. Todavía me encantan los dulces pero me quedo totalmente satisfecha tomando porciones más pequeñas", asegura Brissette en su testimonio. Y al hablar de resultados medibles, la sorpresa llegó al comprobar que tras su experimento, había perdido 5 kilos sin renunciar a sus caprichos favoritos. La conclusión de la especialista que ahora inculca a sus pacientes es: "Cuanto más relajo mis reglas con respecto a la alimentación y como lo que quiero, más tranquila me siento. No solo disfruto de la comida mucho más, también estoy más sana a nivel físico y mental".