Entrevistamos a Isabel Jiménez: de su maternidad a sus planes con Sara Carbonero

©Cortefiel

—Sara y tú estáis a punto de lanzar nueva colección. ¿Siempre has sido tan seguidora de las tendencias?
—Jamás en mi vida (ríe). Nunca me interesaba la moda. Yo era periodista de investigación y era práctica: iba a lo cómodo. De tiendas iba muy poco. Pero es verdad que, cuando trabajas en televisión y tienes estilista, que es la persona que te va introduciendo, vas conociendo las tendencias, las diseñadoras… También vas descubriendo cosas, como la filosofía slow o el yoga. Te vas metiendo… Y aquí estoy, con una empresa de moda.

—¿Tienes una habitación para ropa?
—No me cabe la ropa en casa (ríe)

—¿Qué es lo que más tienes en tu armario?
—¡Zapatos!

–¿Cuántos pares?
—Uy, ni idea. Además, mi madre dice que no tiro nada. Puedo tener zapatos desde hace diez años.

—Pero guardar la ropa es lo más inteligente porque las tendencias siempre vuelven.
—Todo vuelve. No sé la de cajas y zapatos que tengo, pero me encantan.

—¿Cómo te las apañas para compaginar el trabajo y con tu faceta familiar?
—Pero he bajado mucho el ritmo. He pasado de gestionar una empresa entera a solo llevar la dirección creativa, con un equipo de diseñadores. Ha sido pasar de mil por mil al treinta por ciento. Ahora estamos con la parte más bonita, la más agradecida. Eso me ha quitado muchísimo trabajo. Ahora hay días que no sé qué hacer… Quiero cosas (ríe).

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—Acabas de volver de México. ¿Cómo ha sido el viaje?
—Muy bonito. Pero ya lo conocía.

—¿Sara también?
—No lo sé.

—¿Qué ha sido lo que más te ha gustado?
—A las dos nos encantó Sac Actun. De hecho, no hemos hecho más que subir vídeos a Instagram porque nos ha sorprendido mucho. No nos esperábamos ese recorrido subterráneo por el cenote y con restos de los mayas. Nos contaron que habían descubierto hasta huesos de dinosaurios. Es brutal.

—¿Qué otros planes habéis hecho en México?
—Montamos en moto, en Vespa. Yo conducía mientras Sara grababa con el móvil. Yo pensaba que se me mataba (ríe).

—Qué maravilla poder hacer planes con Sara como cuando no erais madres.
—¡Es que las madres también tenemos vida! (ríe).

—Pero no es fácil sacar hueco para una misma. ¿Lo conseguís para hacer planes juntas?
—Siempre.

©@isabeljimenezt5

—En las imágenes, ha sorprendido tu tipazo y eso que hace poco más de un año que tuviste a tu segundo hijo. ¿No te ha costado recuperar la figura?
—No. Llegué a mis embarazos llevando doce y catorce años haciendo pilates y máquinas… Nunca he parado de hacer pilates ni yoga durante el embarazo. Por eso, soy muy agradecida con la parte del core –el abdomen–. Luego, el ritmo de vida también ayuda y los hipopresivos, que hago algunas veces… No hago más. Ni corro ni hago burradas.

—Hablando de la maternidad, ¿cómo están tus dos hijos? ¿Ya vas viendo la luz?
—Con un niño de un año y otro de dos… ¿Qué luz me van a dejar? ¡Todavía no la veo! (ríe).

—¿Qué avances va teniendo el pequeño Dani? ¿Ya comienza a hablar?
—Anda, pero todavía no habla.

—¿Es muy distinto a su hermano Hugo?
—Sí. Dani es la sonrisa permanece y Hugo está siempre maquinando cosas. Luego, uno es más rubito, con ojos azules, y el otro es moreno, moreno.

—¿Te planteas tener más niños?
—No. Tengo cuarenta años, dos hijos de uno y dos años… Como para meter un tercero ya.

©Javier Alonso

—¿Cómo encuentras a Sara en estos momentos?
—Está fenomenal, fenomenal. Ya sabéis que está fenomenal.

—Este viaje le habrá venido bien para desconectar…
—Muy bien, pero tampoco ha sido para desconectar. En realidad, la fecha la puse yo. Me quedaba una semana de vacaciones y la tenía que gastar antes de marzo.

—Pues qué maravilla poder viajar al Caribe en pleno marzo.
—La verdad es que sí, pero ha sido cosa mía.