Sara Carbonero recuerda su separación y cuenta cómo vive el presente tras pasar su etapa más complicada

La periodista ha tomado las riendas de su vida y se encuentra en un periodo vital feliz donde ha aprendido a vivir el momento

Por B. Moreno

No han sido unos años fáciles para Sara Carbonero y es que, en muy poco tiempo, ha tenido que afrontar situaciones tan duras como un cáncer de ovarios, el infarto de su entonces marido, Iker Casillas, y su posterior separación, tras 11 años de relación y dos hijos en común, Martín y Lucas, de 7 y 5 años de edad. Ahora, tras la tempestad ha encontrado la calma y ha conseguido alcanzar la paz interior y tomar las riendas de su vida. Aunque sin dar nombres la presentadora se declara feliz. "Estoy conociendo a muchísima gente, estoy en un buen momento, estoy disfrutando. Ha sido un verano atípico, me he intentado llenar de lo bueno y de personas que me hacen sentir bien”, asegura en una entrevista concedida a Harper´s Bazaar. No sabemos si es una referencia al artista Kiki Morente con el que mantiene una relación muy especial que se está afianzando.

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Todas las duras vivencias por las que ha atravesado le han hecho llegar a la conclusión de que en la vida nadie te asegura que vaya a haber un mañana por lo que hay que vivir el presente y hacer nuestra la filsofía del Carpe Diem. Sara lo define con la palabra impermanente, que para no olvidarlo se la ha tatuado en la piel, donde también se grabó hace unos años Saudade. “Cuando aceptas y asumes que todo está de paso, se vive más tranquilo, te llega la calma” explica la también empresaria.

En 2019 recibió un duro mazazo cuando le detectaron un cáncer de ovarios durante una revisión rutinaria. Se dio cuenta entonces de que hay cosas, como la enfermedad, que no respetan edades o condiciones, nos atacan a todos por igual. Y que cuando uno afronta esas duras situaciones saca fuerzas de donde no sabía ni que existían ya que no queda otra opción que luchar. Pasar por esa complicada batalla le ayudó a relativizar las cosas y a darles la importancia que tienen. "Me volví hipersensible, todo lo disfruto mucho más e hice un crecimiento personal bastante importante", afirma. Sacando así el lado positivo a unas de las circunstancias más difíciles por las que ha tenido que pasar.

Para salvaguardar su paz interior, Sara trata de mantenerse la margen de lo se publica o se dice sobre ella. Para la periodista uno de los bienes más preciados de todo ser humano es la libertad, algo que nos ayuda a crecer y a lo que nadie debe renunciar durante su vida. No ha sido un camino fácil, pero “ahora yo soy la dueña de mi vida y voy a hacer por estar bien”. La presentadora atraviesa un momento de serenidad, donde desprende una luz muy especial y quiere rodearse de personas que le aportan felicidad y buena energía.

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Se considera una persona introvertida y siempre ha querido preservar su intimidad y que no se le conozca mucho. Asegura además que no le importa la imagen que proyecta, aunque hubo un tiempo en el que eso no era así. La presentadora mantenía una relación de amor-odio con la prensa, algo que le llevó tiempo asumir y para lo que encontró ayuda en el libro Los cuatro acuerdos, de donde asimiló que no hay que tomarse las cosas como algo personal. Ha aprendido a vivir con la exposición mediática: "Eso forma parte de mi vida y lo llevo muy bien, salvo cuando se meten en temas muy, muy personales. Lo mismo me ocurrió con la separación, lo llevé con mucha naturalidad. Las noticias pasan rápido, mañana ya se habla de otra cosa, qué más da, lo importante es el proceso personal que estás viviendo", asegura tajante.

Sara se declara sentipensante y ahora ya no analiza las cosas que siente, sino que se deja llevar, se deja fluir. Reconoce que lo que peor ha llevado en todo este tiempo ha sido el sufrimiento, y no el suyo sino el de su familia y seres queridos. La música ha sido un salvavidas para ella y una herramienta que le daba fuerza y energía en los momentos de mayor debilidad. Del mismo modo, Sara revela que una de las cosas que peor lleva en la vida es la mentira, aunque sean mentiras pequeñas y piadosas, y tampoco le gustan los que en pos de la sinceridad creen tener derecho a decirte lo que se les pase por la mente sin filtros y sin ser preguntados. La presentadora tiene una cosa muy clara y es que cuando se pierde la confianza en alguien, se pierde todo.