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Rocío Carrasco continuó anoche su relato y volvió a conmocionar a todo un país, que sigue pendiente del doloroso testimonio de la hija de Rocío Jurado en Rocío contar la verdad para seguir viva. Si algo llamó verdaderamente la atención es como la hija de la cantante de Como una ola se refiere a sus hijos a lo largo de los capítulos dos y tres del documental, de los que habla con mucha ternura, pero siempre en pasado. "Rocío era maravillosa, moría por su madre"o "Mi enano era la ternura personificada, todo bondad, era un ángel", son algunas de las frases más cariñosas que pronuncia sobre sus hijos al recordar sus días más felices junto a ellos.
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Rocío Carrasco comienza el capítulo diciendo que el día que se quedó embarazada por primera vez fue para ella uno de los días más felices de su vida. "Con 18 años iba a cumplir uno de mis sueños. Iba a tener un hijo, para mi era lo más importante, lo más grande", señala sin poder contener las lágrimas. "Cuando me enteré que era una niña, me volví loca. Otra Rocío para la familia", añade emocionada.
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'Rocío era una muñeca, con ella era la mujer más feliz del mundo y me sentía querida por ella'
El 13 de octubre de 1996 Rocío Carrasco dio a luz a una niña y los periodistas Andrés Aberasturi y Carmen Tomás anunciaron la buena nueva en los informativos de Telecinco. "Nació con 3,750 gramos, era una muñeca", recuerda su madre. "Los niños de bebés no suelen ser guapos, pero Rocío era preciosa", dice mientras se le ilumina el rostro. "Se lío una en el paritorio con mi madre cantando, la niña llorando nada más nacer, era como un episodio de los hermanos Marx", cuenta con una sonrisa. "Cuando la tuve encima es lo más maravilloso que puede experimentar una mujer", afirma, pero se le cambia el gesto al responder si también lo fue para Antonio David Flores. "Él estaba feliz, loco de contento. No sé si para él fue el día más feliz... fue el día que se aseguró el futuro", subraya rotunda.
"Se supo que tenía los ojos azules desde que nació, los ojos de su abuelo (Pedro Carrasco) Mi padre moría por su nieta", cuenta, pese a que en un primer momento no se tomó nada bien su embarazo. "Con la niña hacía de todo y era la mujer más feliz del mundo. Era belleza, una sensación de felicidad absoluta. Siempre me he considerado una buena madre", continúa relatando mientras no puede evitar llorar al ver las fotos de su hija en pantalla. "Ella pasó a ser lo más importante de mi vida. Era una niña maravillosa, que moría por su madre. Me sentía querida por ella. Cuando era muy pequeña era muy feliz". Todo eran maravillosos calificativos hacia su niña, de la que confiesa su marcada personalidad desde niña. "Era un bicho, muy buena, educada, my pizpireta, alegre...No podía decir nada delante de ella porque la eduqué con que nunca se miente". Rocio Carrasco recuerda una anécdota cuando una conocida que hablaba mucho y era muy pesada llegó a su casa y la niña le dijo: 'Tú eres muy pesada que me lo ha dicho mi madre', y yo le dije a la mujer que eran cosas de niñas, pero mi hija me dijo delante de ella: 'Mamá, no se miente'".
'Mi enano, era la ternura personificada, moría por su madre, era un ángel'
El día que nació su hijo David, el 15 de diciembre de 1998, lo recuerda "con mucha felicidad. Mi hijo estaba en el mundo, había nacido", recuerda después de haber sufrido tanto durante el embarazo en el que llegó a temer por la vida de su hijo. "El segundo embarazo no fue como el primero. Sí, buscabamos ese niño", revela. Una de las primeras declaraciones de Antonio David fueron "la niña es mía (aludiendo al parecido)", "ese la niña es mía tiene un significado más grande", indica Rocío, "es una declaración de intenciones. Y la niña es suya y el niño también", dice entre lágrimas. "David nació con 2,700 gramos, no quiero entrar en los problemas que tuvo solo diré que hubo que trasladarlo de hospital (se dijo entonces que sufría graves problemas cardiovasculares) Pedí el alta a mi médico, que no me la quiso dar y firmé mi alta propia y me fui al Doce de Octubre y allí me senté donde tenía a mi enano, y así estuve varios días".
"Cuando llegué a casa del hospital con el enano, Rocío con dos años quería coger a su hermano. Ella le miraba y le daba besos en la frente. Yo siempre he intentado que hubiera un vínculo fuerte e inamovible, y tienen parte del que yo les inculqué pero a Rocío le han hecho hacerse responsable de demasiadas cosas". "Mi enano, ese es mi enano", dice con mucho cariño al ver sus fotos. "Era la ternura personificada, era bondad, moría con su madre. No te podía ver triste, era una maravilla. Siempre cantando las canciones de su abuela, maravilloso. Mi madre decía que era un ser de luz, era como un ángel", declara sobre los que recuerda los días más felices de su vida.
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