48 horas muy veraniegas en Zúrich

Cosmopolita, vanguardista y animada, llegado el verano, la ciudad suiza se convierte también en callejera. La vida se despereza, sale del letargo en el que ha permanecido durante los últimos meses, y se lanza a disfrutar de las múltiples propuestas desplegadas en torno a sus ríos y su lago, por sus barrios repletos de ambiente y sus terrazas. Qué, ¿te animas a conocerla?

Por Cristina Fernández

No vamos a descubrir nada nuevo si decimos que Zúrich está considerada una de las mejores ciudades del mundo para vivir, su calidad de vida es de las más altas. Y gran parte de culpa se debe a que la ciudad suiza apuesta bien fuerte por la cultura y la sostenibilidad, por una escena creativa importante y, llegados los días estivales, con largas horas de sol y suaves temperaturas, por los planes al aire libre.

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Porque, además, si la vida en Zúrich está normalmente marcada por el agua, en verano, claro está, esta se convierte en la absoluta protagonista. Pasar la tarde junto al lago de Zúrich, disfrutar de algún que otro baño en sus reconocidos badis o sentarse en una de sus terrazas junto al Limmat, son planes más que sugerentes. Una manera de enfrentarnos a una escapada de 48 horas a la ciudad.

DÍA 1

9:00h

Para arrancar con felicidad cualquier día, lo primero es lo primero, sentémonos a desayunar en la terraza de cualquiera de las coquetas cafeterías de esta ciudad, por ejemplo, Kafi Diehi, con hermosos papeles pintados decorando sus paredes y una estética vintage de lo más original. Un café con leche y un surtido de dulces suizos harán las delicias de los golosos, pero también de quienes disfrutan de los placeres más simples. Una vez con energía, será el momento de empezar la ruta.

10:00h

Para tomarle el pulso a la ciudad suiza, y conocer de paso algunos de sus reclamos patrimoniales, un buen plan es dedicar la mañana a su casco histórico, el Altstadt. Perdernos sin rumbo por su entramado de callejuelas y coquetas casas de época medieval tiene su sentido, pues el centro de Zúrich se mantiene como en sus orígenes.

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Un puñado de vías peatonales componen Niederdof, probablemente la parte más auténtica del barrio, donde en verano las flores y plantas inundan las terrazas y balcones. Las fachadas color pastel se alternan con deliciosos parques donde los lugareños aprovechan para tomar el fresco, y entre pequeños cafés y tiendas de artesanos –en las que será inevitable parar– aparecen también sus iglesias más sobresalientes.

Podemos optar por visitar Peterskirche o Fräumunster, repletas de rincones hermosos en los que detenernos. Aunque no debemos dejar atrás la más importante de todas, la gran Grössmunster, con su hermoso claustro y su vieja cripta, que fue fundada por el mismísimo Carlomagno y no deja indiferente. Antes de regresar a la calle, un último esfuerzo: subir hasta lo más alto de la Karlsturm, una de sus torres, para disfrutar de las maravillosas vistas de la ciudad.

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13:00h

¡Hora de almorzar! Y aunque el calorcito quizás nos pida algo fresco, nadie nos quitará la ilusión de ser fiel a la esencia gastronómica de esta ciudad. Sí, queremos una fondue, más suizo, imposible. Un buen lugar para plantar cara a las calorías es la terraza del mítico Swiss Chuchi, el restaurante que ocupa la planta baja del Hotel Adler (hotel-adler.ch).

15:00h

Es hora de refrescarse, algo en lo que los zuriqueses son expertos, pues como están rodeados de agua, desde hace más de un siglo han aprovechado para instalar en ellas sus badis o zonas de baño. El más antiguo, el Seebad Utoquai (bad-utoquai.ch), fue construido en 1890 y, 130 años después, sigue haciendo disfrutar a locales y foráneos de sus instalaciones. Además de acceso directo al lago de Zúrich, también cuenta con piscinas para no nadadores y solárium. Otro de los más antiguos es el Flussbad Unterer Letten, de 1909 y de estilo modernista, desde cuyas plataformas muchos se animan a tirarse al Limmat para dejarse llevar unos metros por la corriente. Cuando las horas de sol acaban, el ambiente continúa con cine de verano, actuaciones y eventos culturales varios.

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18:30h

Probablemente, en algún momento nos cansemos de tanta brazada y siesta en la tumbona y el cuerpo nos pida seguir indagando. Es el momento de descubrir uno de los enclaves más bellos de la ciudad. Ponemos rumbo a la Estación Central y tomamos el tren número 10, que, en apenas 30 minutos, nos lleva hasta el Uetliberg, su última parada. Desde allí, un pequeño sendero conduce hasta un singular mirador. Contemplar Zúrich desparramada a nuestros pies desde la montaña y, al atardecer, fundiéndose con el lago que tanta vida le otorga, será uno de esos recuerdos para rememorar.

20:30h

De nuevo toca sentarse a la mesa y, en Zúrich, la oferta gastronómica es de lo más diversa y tentadora. Una opción para una cena no demasiado contundente será acercarnos hasta la comercial Banhofstrasse, que durante el día bulle de actividad con sus tiendas de las marcas más exclusivas. En ella se halla el vegetariano más antiguo del mundo: Hiltl (hiltl.ch), abierto desde 1898, con deliciosas propuestas a la carta o bufé libre, la variedad de platos es infinita.

Si apostamos por un ambiente algo más canalla, Les Halles (les-halles.ch), un antiguo almacén transformado en restaurante-bar, será nuestro lugar –por cierto, sus mejillones a la crema son maravillosos–. Y, para una experiencia diferente, podremos reservar en el Jules Verne Panorama Bar (jules-verne.ch), el elegante restaurante panorámico de la ciudad. Después, aprovechando que Zúrich cuenta con una vida nocturna de lo más ambientada, podemos tomar una copa en Raygrodski (raygrodski.ch), donde la música en directo aquí jamás falta.

DÍA 2

9:00h

Para reponer fuerzas tras el intenso día de ayer, necesitamos un desayuno de altura. ¿Dónde encontrarlo? Zum Guten Glück (zumgutenglueck.ch) nos dará la dosis de azúcar que necesitamos con sus tortitas, gofres y tartas. Si somos más de salado, el lugar ideal se llama Café Bebek (bebek.ch), un café-restaurante de esencia oriental especializado en brunch, en cuya terraza daremos la bienvenida al día como se merece.

10:30h

Arrancamos a caminar sin prisa, pero sin pausa, hacia el barrio más cool y ecléctico de Zúrich. Tiendas, arte y el ocio más alternativo nos espera en Im Viadukt (im-viadukt.ch), en Zürich-West. Allí se alza, imponente, el viaducto de ferrocarril construido en 1894 cuyos 36 arcos albergan hoy multitud de cafés y restaurantes con marcada personalidad, tiendas de diseñadores locales y mercados de lo más peculiares. También arte urbano, pues Zúrich ha apostado siempre por acercar el arte al público.

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Más allá del viaducto, en las calles colindantes, el universo más canalla se extiende con beer-gardens y más terrazas. También con la tienda de la marca insigne de Zúrich: Freitag (freitag.ch), donde sus famosos bolsos se exponen sobre un puñado de contenedores de mercancía apilados. La visita a la terraza, en su contenedor más alto, merece la pena.

13:30h

A la hora de almorzar lo tendremos bien fácil por la variedad de negocios que hay a nuestro alrededor, lo complicado será elegir. Una opción es hacernos con algo de picar en el mercado de Im Viadukt –un poquito de queso de Tritt Käse (tritt.ch) y algo de algo de embutido de Berg un Tal (berg-tal.ch)– y sentarnos en los jardines traseros a disfrutar de un pícnic. Estamos en verano, ¿no? Pues aprovechemos.

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15:00h

Otro de los símbolos de Zúrich es el lago que lleva su nombre. La vida también se desarrolla en torno a él de múltiples maneras, pero llegados estos meses y las buenas temperaturas, obviamente, las propuestas aumentan. ¿Qué nos apetece un relajado paseo por sus aguas en hidropedal? Sin problema. ¿Qué preferimos algo más de acción y optamos por el kayak? También. ¿Qué queremos poner a prueba nuestras dotes equilibristas? Unas tablas de SUP y resuelto.

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Pero si somos de los que prefiere dejar el esfuerzo físico para otros, mucho mejor alquilar un pequeño bote a motor para el que no es necesario tener licencia (Lago, el Centro Náutico de la ciudad –lago-zuerich.ch– es nuestro sitio), y aprovechar para acercarnos hasta algunos de los pueblos vecinos salpicados por la ribera del Zúrich.

20:00h

Para cenar, siempre podemos seguir disfrutando del lago a través de una de las excursiones en barco que ofrecen íntimas veladas a bordo. Mientras degustamos platos típicos de la zona, disfrutaremos de la bella estampa de los viñedos que crecen junto a la ribera, de los pequeños pueblos repletos de encanto y del imponente perfil de los Alpes de fondo. ¿Podía haber mejor final a nuestra escapada? Por supuesto que no.