MAR DE FÓRA: EN EL FIN DEL MUNDO (A CORUÑA)
En Fisterra, las playas que miran al este, a la ría de Corcubión, son plácidas, seguras, turísticas. Las que miran al oeste, al océano abierto, como mar de Fóra, no. En este rincón de A Coruña, las olas son como montañas y el viento ha formado un campo de dunas de 270 metros de profundidad y hasta ocho de altura. No es una playa para bañarse, sino para dar largos paseos por su orilla (mide 550 metros). O por la senda litoral que va hasta la playa do Rostro. Son 9,5 kilómetros (tres horas y media, solo ida) caminando por el filo de los acantilados y por rincones tan apartados como la cala de Arnela, donde en diciembre de 1987 naufragó el Casón. Un paseo por el fin del mundo, sin más compañía que el lagarto verdinegro y el chorlitejo patinegro, la violeta flor de la centaurea y la amarilla del hinojo marino.
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