Y tú, ¿dónde te vas a escapar este fin de semana?

Llega el otoño, los días son cortos y más fríos y es el momento de que vayas buscando refugios para tu tiempo libre. Escapa de la rutina en alguno de los acogedores alojamientos rurales que hemos elegido para perderte con tu familia o amigos.

by hola.com

Los ÁnadesAbánades (Guadalajara)
Sólo siete habitaciones –unas abuhardilladas, otras dúplex y una suite temática- y otros tantos lofts rurales pensados para parejas con niños aseguran el descanso en este hotelito rural ubicado en un mini pueblo de la serranía de Guadalajara, muy cerca del Parque Natural del Alto Tajo. Pero es que además hay jardín, spa, gimnasio, salas de juegos, zona de putt para iniciarse en el golf e incluso restaurante de cocina tradicional.

A Toca
Turégano (Segovia)
El entorno no puede ser más sugerente: las hoces del río Duratón, la ruta de los castillos segovianos… y una villa con tanto encanto como Turégano. Aquí la arquitectura tradicional de la zona (piedra, vigas de madera, ladrillo, teja árabe antigua) armoniza a la perfección con las comodidades del siglo XXI: tv de plasma, cabinas hidro-sauna, bañeras jacuzzi para dos… Hay opciones tanto para los que llegan buscando casas de alquiler completo como habitaciones tipo suite.

El escondite de Pedro Malillo
Candeleda (Ávila)
Ambiente campestre y el encanto de cinco viviendas rústicas con piscina privada, jardín, grandes ventanales… Son un escondite ideal para aislarse en plena naturaleza este otoño o apuntarse a un descenso en canoa, a tirarse en parapente o a una ruta a caballo por la Sierra de Gredos.

Cabaña Real de Carreteros
Casarejos (Soria)
Por su situación, en el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, por su arquitectura -una antigua casa pinariega del siglo XVIII de estilo tradicional- y, en los meses de otoño, especialmente por su restaurante y las actividades que ofrece en torno a la micología, no pierdas la oportunidad de alojarte .

Ars Vivendi
Segurilla (Toledo)
Espiritual, romántica, vip, divina. Regala a tu pareja una de estas experiencias el próximo fin de semana y disfruta de habitaciones con chimenea, circuitos termales en el spa, masajes con piedras volcánicas y un montón de sensaciones en este alojamiento de diseño purista y acogedor pensado para aquellos que quieran combinar la tranquilidad del campo con todas las comodidades de un hotel de alta gama. Está a sólo una hora de Madrid, en la Sierra de San Vicente y a los pies de Gredos.

La Casa del Canónigo
Caracenilla (Cuenca)
La Uno, la Dos, la Tres y así hasta siete habitaciones, todas ellas distintas en sus formas, colores y olores, ofrece esta casa de interés histórico situada junto a la iglesia del pequeño pueblo de Caracenilla. Pero sus alicientes no acaban aquí, además de spa, en su bodega del siglo XVIII puedes apuntarte a uno de los cursos de cata que organizan.

Torre Berrueza
Espinosa de los Monteros (Burgos)
En una torre del siglo XII, rehabilitada al detalle por sus dueños, tiene su origen este hotelito rural rodeado de jardín. Modernidad y tradición se dan la mano en su interior. No te pierdas la cocina tradicional de su coqueto restaurante, es toda una delicia.

El Molino de Losacio
Losacio de Alba (Zamora)
¿Te gustaría saber cómo funciona un molino? Éste, del siglo XIX ha sido convertido en museo, testimonio vivo de un oficio tradicional, y también en un singular complejo rural donde incluso puedes participar en talleres vinculados a la molinería, la gastronomía y la artesanía local.

Abadía de San Martín
San Martín del Castañar (Salamanca)
Si aún no conoces la Sierra de Francia este otoño no puedes dejar de pasar un fin de semana descubriendo su naturaleza y sus encantadores pueblos de esencia serrana. San Martín es uno de los más recomendables, y este alojamiento que combina tradición y decoración actual una excelente opción para alojarte con todas las comodidades. En su restaurante disfrutarás además con la vista y el paladar.

La Posada del Canal
Villanueva de San Mancio (Valladolid)
Si te decantan por la llanura castellana, a un paso de Medina de Rioseco, sólo 5 kilómetros distan de ella, y a 40 de Valladolid, queda esta tranquila posada con sólo siete habitaciones, todas diferentes, y de ambiente acogedor, lo que asegura el silencio y la tranquilidad. La matanza, los cangrejos y la caza ocupan un lugar predominante en la carta de su restaurante.

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