Después de que descubriéramos al Harry más desconocido en la reveladora (y polémica) entrevista que concedió hace unos meses a Oprah Winfrey, el duque de Sussex ha vuelto a mostrarse a corazón abierto hablando de uno de los temas que todavía es considerado tabú en nuestra sociedad: la salud mental. Durante estos últimos años hemos visto a muchos actores, cantantes, modelos, influencers, deportistas... que han querido dar un paso al frente y confesar sus problemas más íntimos, reconociendo que han necesitado ayuda profesional para poder recuperarse y seguir adelante con su vida. El último ha sido el hijo pequeño de Carlos de Inglaterra y la recordada Diana de Gales, que es uno de los protagonistas del documental sobre salud mental The me you can't see (que en español podríase traducir como Lo que no ves de mi), que ha creado junto a Oprah Winfrey, y en el que Harry habla como nunca de sus ataques de pánico, la terapia o la dolorosa muerte de su madre.
"La terapia me ha preparado para poder afrontar cualquier cosa", reconoce el hermano del príncipe Guillermo, que asegura que: "Tomar la decisión de recibir ayuda no es un signo de debilidad. En el mundo actual, más que nunca, es un signo de fuerza". Harry cuenta fue ha estado yendo a terapia durante los últimos cuatro años "para curarme del pasado": "Soy el primero que reconoce que tenía miedo cuando fui por primera vez, miedo a perder". "Cuatro años de terapia para una persona que nunca pensó que alguna vez lo necesitaría es mucho tiempo. Tampoco estaba en un ambiente que motivara a hablar de eso. Fue como... mejor quedarme callado".
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Sus problemas de salud mental se intensificaron después de la muerte de su madre en agosto de 1997. En ese momento, Harry tenía solo 12 años y confiesa que fue muy difícil para él, ya que no fue capaz de procesar el dolor tan grande que sentía: "No quiero pensar en ella, porque si pienso en ella me acuerdo de que no puedo traerla de vuelta y me voy a poner triste. ¿De qué sirve pensar en algo triste? ¿Cuál es el punto de pensar en alguien que has perdido y que nunca va a regresar? Y simplemente decidí no hablar de eso. Nadie hablaba de eso".
En los años siguientes, Harry tuvo que cumplir con sus 'deberes' reales y cuenta que una fuerte ansiedad dominaba sus emociones. "Cada vez que me ponía traje y corbata tenía que hacer un papel", dice el Duque, que en aquellos años sufrió ataques de pánico y los recuerda como "una pesadilla". "Cada vez que me subía al coche y cada vez que veía una cámara empezaba a sudar. Sentía como si la temperatura de mi cuerpo fuera dos o tres grados más alta que la de todos los demás. Me convencía a mí mismo de que mi cara estaba totalmente roja y que todos podrían ver cómo me sentía, pero nadie sabría por qué. Fue muy embarazoso. Se te mete todo en la cabeza", dice.
También recuerda que en esa época las fiestas se convirtieron en su vía de escape. "Estaba dispuesto a beber, estaba dispuesto a tomar drogas, estaba dispuesto a intentar hacer las cosas que no me hacían sentir como me sentía. Pero poco a poco me di cuenta de que, vale, no bebía de lunes a viernes, pero probablemente estaba bebiendo en un día lo que bebería en una semana. Y no es porque lo disfrutara, sino porque estaba tratando de ocultar algo", reconoce.
El motivo de su cambio
Harry asegura que "la época más feliz de mi vida" fueron los 10 años que estuvo en el Ejército, "porque no había un trato especial por ser miembro de la realeza". En el documental, que también incluye entrevistas con la cantante Lady Gaga, la actriz Glenn Close o la propia Oprah Winfrey, el duque de Sussex, el Duque de Sussex se muestra muy contundente al asegurar que no contó con el apoyo de su familia como le hubiera gustado: "Pensé que mi familia ayudaría, pero a cada pregunta, solicitud, advertencia, lo que sea... recibía un silencio total".
"Las personas que están heridas, ya sea por su crianza, su entorno, por lo que les sucedió, por lo que han estado expuestas, lo que han visto... sea lo que sea, si no lo transformas, si no lo procesas, termina saliendo de diferentes maneras y no puedes controlarlo", afirma. En su caso, la terapia provocó que todas sus frustraciones y emociones reprimidas salieron a la luz. "Fue como si alguien hubiera tapado todas las emociones que había reprimido durante tantos años y de repente pasaron a un primer plano. Vi a médicos de cabecera, terapeutas... vi a todo tipo de personas. Pero fue al conocer y estar con Meghan cuando supe que, si no iba a terapia y lo arreglaba, iba a perder a la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida".
"Hubo mucho aprendizaje al comienzo de nuestra relación (...) En el momento en el que empecé con la terapia y, creo que fue en mi segunda sesión, mi terapeuta me dijo: 'Parece que estás volviendo al Harry de los 12 años'. Me sentí un poco avergonzado y me puse a la defensiva, en plan: '¿Cómo te atreves, me estás llamando niño?'. Ella dijo: "No te estoy llamando niño. Estoy mostrando empatía por lo que te sucedió cuando eras un niño. Nunca lo procesaste. Nunca se te permitió hablar de ello. Y ahora todo vuelve de forma repentina y se manifiesta de diferentes maneras'. Ese fue el comienzo de un viaje de aprendizaje para mí. Me di cuenta de que había estado viviendo en una burbuja, dentro de esta familia, dentro de esta institución, estaba atrapado en una mentalidad", explica.
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