)
Quedan menos de 24 horas para que Japón sea testigo de la entronización del emperador Naruhito. Una fastuosa ceremonia que durará dos días y que tendrá su punto central este martes, con el rito Sokuirei Siden no Gi en el que el Monarca ascenderá al trono en el Salón de Estado del Palacio Imperial, junto a su mujer, la emperatriz Masako, y ante la atenta mirada de casi 200 dignatarios, jefes de Estado y Reyes, entre los que se encontrarán don Felipe y doña Letizia. Tokio se prepara para ver unos fastos milenarios aunque ni la amenaza de mal tiempo ni las críticas por el coste económico de los actos empañarán la celebración.
La ceremonia central, la entronización propiamente dicha, está prevista que comience en el patio del Palacio Imperial, engalanado para la ocasión con banderas y lanzas, donde un escuadrón militar, vestido con trajes ceremoniales, junto con tambores y gongs, formarán filas. Sin embargo, es posible que este vistoso ceremonial no pueda celebrarse al aire libre ya que este martes se ha pronosticado una alta probabilidad de lluvia en Tokio.
Los uniformes de gala de los oficiales, que pueden estropearse con las precipitaciones, y las banderas, que podrían salir volando por los fuertes vientos, harán que se reduzca el número de participantes y sean trasladados al interior, si fuera necesario. La decisión final se tomará el martes por la mañana ya que es “bastante difícil” saber con qué grado de lluvia se optará por el acto al aire libre o a cubierta.
- Matsu No ma, Takamimura... Guía de la entronización de Japón para que nada te suene a chino
La Casa Imperial no solo tiene abierto este frente, el coste de los actos por la entronización también han generado críticas en un país donde el sentimiento antimonárquico es prácticamente inexistente. El Gobierno nipón ha reservado miles de millones de yenes para estos dos días de suntuosas celebraciones. Los críticos señalan que las ceremonias son ritos religiosos con lo que, si el Gobierno se hace cargo de ellas, se violaría la separación entre Estado y religión que recoge la constitución, informa el periódico Japan Today.
A principios de año, La Iglesia Unida de Cristo, criticó que algunos de los actos son, en realidad, ritos sintoístas y la financiación del erario público “viola el principio de separar la política de la religión e infringe la libertad de creencias”. Este tema afecta de lleno al papel del emperador durante la Segunda Guerra Mundial donde era “sagrado e inviolable”, era el comandante supremo del ejército y la marina y su figura se usaba para motivar a las tropas japonesas en los campos de batalla de Asia. Tras la derrota japonesa, algunos consideraron que la Familia Imperial debía desaparecer, pero las fuerzas aliadas decidieron despojar al emperador del poder político y decretar que sus funciones serían meramente simbólicas, según la Constitución.
Ante estas críticas, el Gobierno dice que los rituales son “eventos públicos” y por lo tanto es justificable que los gastos salgan de las arcas del Estado. La polémica está servida, pero lo cierto es que el montante económico por todas las actividades de la entronización podría suponer 132 millones de euros, según cálculos de la prensa nipona. Esta partida contemplaría los gastos de la Casa Real, financiada con el dinero de los contribuyentes, Policía Nacional y los Ministerios de Defensa y Asuntos Exteriores.
El delicado estado de salud de la nueva emperatriz Masako
)
)
)
)
)
)
)
)
)
