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Dra. Alexandra Henríquez, ginecologa: "Los suplementos de vitamina D, omega 3, coenzima Q10 y ácido fólico pueden ayudar ante la infertilidad"


Nuestro cuerpo no es un conglomerado de órganos y sistemas independientes, sino que todo está interrelacionado. Por eso, la fertilidad y el embarazo dependen, en ocasiones, de aspectos de salud menos visibles que hay que tener en cuenta.


Dra. Alexandra Henríquez© Dra. Alexandra Henríquez
8 de noviembre de 2025 - 8:00 CET

La Dra. Alexandra Henríquez es ginecóloga y obstetra. Su visión del embarazo y el parto, que divulga en sus redes sociales (@dra.alexandra.henriquez, en Instagram), se basa en una atención cada vez menos intervencionista. Acaba de publicar el libro Ser Mujer (Ed. Espasa), donde habla de la salud ginecológica en periodos clave como antes, durante y después de la gestación, con el objetivo de derribar mitos y temores. Hemos charlado con ella.

Los disruptores endocrinos pueden afectar a la fertilidad femenina y masculina

Dra. Alexandra Henríquez, ginecóloga

El libro alerta de la importancia de los disruptores endocrinos en el sistema hormonal de la mujer. ¿Cuáles son los  principales efectos que tienen sobre la fertilidad?

Como decía Paracelso, “todas las sustancias son venenos, no existe ninguna que no lo sea, solo la dosis hace el veneno”. Por ello es importante primero definir qué es un disruptor endocrino porque creo que no dejará indiferente a nadie. Son sustancias químicas o tóxicos externos que entran en nuestro organismo por diferentes vías como por el aire, el alimento o por la piel y pueden alterar nuestro sistema hormonal y tener un impacto importante en el desarrollo embrionario y fetal, siendo los órganos más sensibles el tiroides y los órganos reproductores. 

Estos disruptores endocrinos pueden ser compuestos orgánicos persistentes y se van a acumular en el tejido adiposo, porque son lipofílicos (solubles en grasa) y no pueden eliminarse por la orina, y su cantidad será mayor dependiendo de la edad y la cantidad de grasa corporal o, por el contrario, pueden ser pseudopersistentes y ser eliminados rápidamente. El problema más importante sobre nuestra salud lo vamos a tener con los primeros.

El principal impacto en la fertilidad, avalado por multitud de estudios, ha relacionado los ftalatos (cosméticos, juguetes, plásticos flexibles, perfumes) o los retardantes de la llama (muebles, colchones, alfombras, productos electrónicos, textiles), como los grandes disruptores que pueden aumentar la infertilidad (incapacidad de una persona para lograr quedarse embarazada tras un año de relaciones sin protección), tanto en el hombre como en la mujer, aumentando su probabilidad por tres. En los espermatozoides también se ha visto cómo los pesticidas disminuyen la cantidad, la movilidad y alteran su ADN. Otro de los disruptores más conocidos el bisfenol A, que se encuentra en los plásticos: se ha relacionado con abortos y disminución de la calidad de los óvulos en la mujer. 

Por ello, pequeños impactos durante el embarazo pueden condicionar no solo ese embarazo sino el de generaciones futuras, ya que el óvulo de mi madre del cual yo nací se empezó a gestar en el útero de mi abuela. Así podemos tener enfermedades transgeneracionales cuando un disruptor impacta durante el embarazo a una dosis importante. 

Libro Ser Mujer© Espasa

Habla extensamente de la endometriosis y el síndrome de ovario poliquístico, dos afecciones que complican la consecución del embarazo... 

Son patologías en principio diferentes en su etiología, pero ambas van a tener un impacto importante en nuestra fertilidad, ya que las dos tendrán una mala calidad ovocitaria (existe menor probabilidad de que el óvulo sea fecundado).

En el caso de la endometriosis, entre un 30 a un 50% pueden presentar infertilidad y se debe a un exceso de estrés oxidativo, porque nuestras defensas antioxidantes probablemente estén agotadas por un exceso de inflamación subyacente y un sistema inmune debilitado. En el líquido folicular de estas mujeres se puede valorar ese estrés o daño oxidativo que mermará la capacidad del óvulo para ser fecundado. También los genitales internos pueden tener adherencias, cicatrices y fibrosis como consecuencia de dicha inflamación y distorsionar la anatomía, perjudicando la implantación o la fecundación.

En el ovario poliquístico, el exceso en el 80% de estas mujeres de andrógenos u hormonas masculinas, condicionará alteraciones en el ciclo menstrual de la mujer, un exceso de acné o vello en zonas donde no debería haber y los problemas metabólicos que suelen también estar presentes, condicionarán los problemas en la calidad de estos ovocitos.

Pareja con test de embarazo negativo© Adobe Stock

Desde su punto de vista, ¿cuál es el abordaje correcto ante estos problemas?

Lo primero que debemos hacer en la endometriosis es potenciar la defensa antioxidante con alimentación rica en frutas o verduras y suplementación adecuada, por ejemplo, ahora existe evidencia de cómo el NAC (o N-acetil cisteína) que es precursor del glutatión o lo que llamamos nuestro antioxidante maestro puede ayudar en estas mujeres. Igualmente, el magnesio o los ácidos omega 3 (moduladores de la inflamación) y también se deberían valorar los problemas en la salud digestiva, ya que probablemente exista permeabilidad intestinal y alteración de la microbiota. Debemos centrar nuestra atención en bajar el estrés oxidativo y la inflamación.

En el caso del ovario poliquístico, lo principal es valorar en una analítica cómo están las hormonas de la parte masculina y la resistencia a la insulina que presenta la mujer, para una vez que podamos controlar estos dos parámetros la mujer comience a ovular, ya que uno de los grandes problemas es que sus ciclos son largos porque la ovulación no tiene lugar. Para ello hay estudios con el inositol, y antioxidantes para mejorar este problema.

Mujer mira, seria, un test de embarazo© Getty Images

¿Qué suplementos  pueden ayudar a las mujeres con problemas de fertilidad?

Lo primero que suelo recomendar en la mujer en cualquier momento de su vida es que la vitamina D se encuentre en rangos correctos. En el caso de esta vitamina se ha visto que está asociada con el mantenimiento de la reserva ovárica, pues favorece la síntesis de hormona antimülleriana (HAM).

Se debería valorar un aporte suficiente de omega 3, tanto EPA (que es modulador de la inflamación) y DHA (actúa para mejorar la regeneración neuronal y es fundamental en el embarazo); ambos son importantes en estas mujeres, ya que el exceso de omega 6 en nuestra sociedad actual nos mantiene con una inflamación más elevada y con un índice omega 3/6 a favor de los pro-inflamatorios como estos últimos.

En estas mujeres no debemos olvidar el ubiquinol o forma activa de coenzima Q10, que tiene suficiente evidencia científica para mejorar la calidad de los óvulos y la implantación.

La mujer en estos momentos va a necesitar un aporte completo de vitaminas del grupo B, sobre todo de vitamina B9, o también llamado ácido fólico, importante para la ovulación e implantación y para evitar una vez durante el embarazo los defectos del sistema nervioso en el feto. La vitamina C y la E también se podrían valorar, ya que son potentes antioxidantes y pueden ayudar a disminuir el estrés oxidativo en el líquido folicular que baña al óvulo.

En aquellas mujeres que presenten un síndrome de ovario poliquístico se debe valorar la suplementación con inositol, sobre todo el mioinositol, ya que se ha visto que en el 70% de estas mujeres conseguirán ovular.  

Y, por último, un correcto aporte de zinc, selenio, magnesio, cromo, yodo y hierro también podrían ayudar en esta etapa preconcepcional.

Pareja abrazándose en su casa© Adobe Stock

¿Cómo sabemos que una mujer está en un estado correcto de salud para intentar el embarazo, más allá de los que se suele ver en las analíticas convencionales?

En general, es cierto que la analítica es un apoyo fundamental en la consulta preconcepcional, pero no debemos olvidar que la mujer puede tener una analítica normal, pero llevar un estilo de vida incorrecto que puede afectar al futuro embarazo. Me refiero a valorar el índice de masa corporal (IMC), o la cantidad de grasa corporal que tiene, si realiza ejercicio, si tiene una hipertensión previa, o algún tipo de enfermedad inflamatoria. Valorar su alimentación, intentar que se fomente más una alimentación ecológica, evitar los plásticos en la alimentación, sobre todo si deben calentarse, el cuidado íntimo, las cremas que pueden contener disruptores endocrinos, recomendar evitar los detergentes en la ropa con sustancias tóxicas o evitar entrar en lugares donde se haya pintado recientemente.

Si esa mujer ha estado tomando anticonceptivos, debe tener una ingesta importante de ácido fólico unos meses antes y durante los últimos meses de toma anticonceptiva, ya que estos producen una depleción [disminución] de las reservas de folato en nuestro organismo.

Recomiendo de manera habitual intentar realizar antes de la búsqueda del embarazo una detoxificación o limpieza hepática. Nuestros emuntorios, o sistemas de eliminación, necesitan de vez en cuando un pequeño apoyo. No debemos olvidar que, igual que ensuciamos, debemos apoyar las vías de eliminación, y previo al embarazo recomiendo un apoyo para potenciar la detoxificación del hígado.

También hay que valorar el estado psicológico de esa mujer. Es importante que sea un embarazo deseado, se debe ver si toma medicación para dormir, su estrés psicológico... para evitar posteriormente problemas durante el mismo o depresiones postparto.

Embarazada sonriente con un bol de ensalada© Adobe Stock

¿Qué papel juega la microbiota intestinal en el embarazo?

El estado de nuestra microbiota durante el embarazo puede tener un impacto muy importante, ya que puede prevenir problemas como el estreñimiento, la hinchazón abdominal, la diabetes gestacional, o incluso la hipertensión grave durante el mismo, (como la preeclampsia en la madre). 

En el posparto, una inadecuada microbiota a nivel intestinal marcará una microbiota alterada también a nivel de la mama y suele relacionarse con mastitis  o infecciones de la mama durante la lactancia materna. También podemos ver un aumento del riesgo de infecciones urinarias o de candidiasis de repetición, situaciones muy incómodas que pueden prevenirse si nuestra microbiota intestinal está en eubiosis (no alterada). Esto se podría mejorar con la suplementación adecuada de probióticos, prebióticos o fibra que alimente a los microorganismos y evitando alimentos procesados o que no nos nutran.

Por todos es conocido que la primera microbiota en colonizar el intestino de nuestro bebé es la microbiota vaginal, cuando el parto es por esta vía, y la segunda, las bacterias de la leche materna. Cuando la microbiota de la madre no es la más adecuada, el sistema inmune del bebé, que será fundamental para el aporte de sus defensas, puede ser más deficitario, y puede tener más predisposición a alteraciones digestivas e inclusive a eccemas o asma durante los primeros meses de vida. 

Bebé niño sonríe© Getty Images/Westend61

A menudo  se habla de los esencial que resultan los mil primeros días de vida del ser humano. ¿Qué consejos básicos hay que dar para cuidar la salud del bebé al máximo en ese periodo?

En 2017, el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake presentó un nuevo programa llamado “One thousand days” y explicó que esos primeros mil días del ser humano (desde la concepción hasta que el niño cumple los dos años de vida) eran un momento crítico que podía condicionar el futuro de esa persona y no solo su vida sino la de la población. 

Este periodo debe estar exento de posibles traumas, físicos o psíquicos, la alimentación debe ser lo más saludable posible, exenta de toxicidad o contaminantes ambientales, hay que darles cariño y seguridad, ya que su cerebro es especialmente sensible, y activa y desactiva mil conexiones cada segundo. Una vez pasado este periodo, el niño tiene el doble de actividad que la de un adulto y sus conexiones cerebrales ya han construido su futuro, por mucho que luego intentemos solucionar los problemas, su destino ya se ha decidido en este periodo tan crítico o vulnerable.

Madre pensativa con su bebé en brazos© Adobe Stock

En el postparto, ¿qué rutinas de salud debe atender la mujer para que su sistema hormonal no le juegue malas pasadas?

Es un periodo crítico con tendencia, una vez que se produce un descenso hormonal (sobre todo de progesterona), a la depresión postparto, por ello, se recomiendan rutinas de descanso, porque los primeros meses de adaptación son agotadores. La madre debe intentar tener un descanso que le permita recuperarse, el sueño debe ser reparador y la alimentación debe aportar los suficientes nutrientes para mantener las reservas y poder suministrar suficiente alimento al recién nacido a través de la lactancia. Esto incluye la ingesta de antioxidantes con frutas y verduras de temporada y proteínas y grasa de calidad.

Debe realizar ejercicio moderado, caminatas de paseo largas, pero no agotadoras o debilitantes, e ir progresivamente.  La recuperación del suelo pélvico debe ser también progresiva para mejorar la tonicidad.

Durante los primeros meses, la lactancia y el cuidado del bebé es acaparador, por ello, también se recomienda no agobiarse con comentarios de su alrededor, porque la madre es la que mediante esa conexión o vínculo que persiste invisible sabe qué es lo más adecuado para su bebé. Puede informarse, pero no angustiarse: ese sexto sentido puede ayudarla. No debe verse sobrepasada en el cuidado del bebé: una ayuda a tiempo siempre puede ser bienvenida, que le descargue de otras tareas y no aislarse de su medio; de vez en cuando salir de casa a respirar un poco de aire sola o acompañada también es necesario.

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