La lactancia materna no siempre resulta sencilla de establecer para muchas madres. ¿Por qué puede surgir esta dificultad? ¿Es posible prepararse para la lactancia materna durante el embarazo? Se lo hemos preguntado a la Dra. Rosa Merlos, pediatra, IBCLC (Consultora Internacional en Lactancia Materna) y responsable de la consulta de lactancia de Vithas Valencia 9 de Octubre, que explica en detalle todo lo que es necesario saber al respecto antes de dar a luz.
¿Es necesario prepararse para la lactancia materna en el embarazo? Hay quien dice que es algo innato y que todas las madres están preparadas para ello...
Dar el pecho no es solamente un acto instintivo, sino que también requiere información y, sobre todo, aprendizaje y observación previa, ver cómo se hace. Muchas mujeres no han cogido a un bebé en brazos hasta tener el suyo y tampoco han visto amamantar.
Gran parte de las dificultades en la lactancia (dolor, grietas, mastitis...) se podrían evitar o resolver con una adecuada postura y agarre
La información sobre lactancia materna en el embarazo hace que aumente el número de mujeres que desea dar el pecho a sus bebés y que estas lo hagan durante más tiempo. La preparación previa, además de fortalecer la decisión, porque conocen sus beneficios, proporciona herramientas a las madres para disfrutar de su lactancia. Es fundamental que la lactancia materna, además de ser algo deseado y elegido libremente, sea gratificante para la madre.
Si durante el embarazo la madre se informa adecuadamente, llegará al comienzo de la lactancia de forma más relajada, con las ideas claras y con recursos para afrontar los problemas que pudieran surgirle. Si la madre llega al momento del parto sin una mínima información, enseguida surgen las dudas y la inseguridad y es más fácil que la lactancia fracase.
¿Cómo prepararse para la lactancia materna ya en el embarazo? ¿Qué es preciso aprender?
Durante el embarazo es útil asistir a clases de preparación para la lactancia, leer libros, hablar con otras madres lactantes... para informarse sobre los beneficios de la lactancia materna, conocer los “falsos mitos” o falsas creencias (como que el calostro “no alimenta”), cómo se regula la producción de leche, aprender a identificar las señales de hambre del bebé y conocer la técnica (diferentes posturas para amamantar y cómo lograr un agarre adecuado). Es conveniente también conocer la disponibilidad en nuestro entorno de grupos de apoyo y ayuda especializada en lactancia.
¿Cuál es la clave para establecer con éxito la lactancia materna?
Aunque cada madre, bebé y situación familiar son diferentes, y no existe una fórmula mágica para que todo funcione como nos gustaría, sí puede ayudarnos mucho:
- Información y preparación. Leer libros, asistir a clases de preparación para la lactancia, hablar con otras madres lactantes.
- Contacto piel con piel. Ayuda a la adaptación del bebé a su vida fuera del útero y favorece el instinto de búsqueda y succión.
- Tomas frecuentes y a demanda. Iniciar las tomas pronto, en la primera hora de vida y olvidarnos del reloj. El cuerpo de la madre está programado para producir toda la leche que su hijo o su hija vaya a necesitar desde sus primeros días de vida. En las primeras semanas es importante ofrecer de forma frecuente de día y de noche; es lo que se conoce como “lactancia a oferta”, ya que los recién nacidos necesitan mamar frecuentemente, un mínimo de 10-12 veces en 24 horas.
- Buen agarre y posición. Gran parte de las dificultades en la lactancia (dolor, grietas, mastitis...) se podrían evitar o resolver con una adecuada postura y agarre.
- Evitar interferencias. Es recomendable evitar tetinas para no confundir al bebé.
- Apoyo. Es fundamental contar con el apoyo necesario (de familiares, del personal sanitario, de los especialistas en lactancia y de la sociedad en general) para poder conseguir la lactancia que deseemos sin juicios ni presiones.
¿Por qué algunas mujeres que desean fervientemente dar el pecho a su bebé no les sale ni una sola gota de leche?
Esa situación, aunque poco frecuente, puede ocurrir y suele ser muy angustiante. Las razones por las que una mujer que desea amamantar no produce leche (o lo hace en muy poca cantidad) pueden ser:
- Aplasia o hipoplasia mamaria: algunas mujeres tienen poco tejido glandular productor de leche (no confundir con el tamaño del pecho, que depende sobre todo de grasa).
- Problemas hormonales: alteraciones en la glándula pituitaria o en la tiroides, Síndrome de Sheehan (daño hipófisis tras hemorragia grave en el parto), diabetes no controlada, ovario poliquístico.
- Retención de placenta: si quedan restos de placenta en el útero, se alteran los cambios hormonales implicados en el inicio de la lactancia.
- Cirugías mamarias previas, especialmente reducciones.
- Medicamentos: algunos fármacos (como ciertos antihipertensivos, anticonceptivos con estrógenos o descongestivos nasales) pueden inhibir la producción de leche.
- Estrés intenso y falta de apoyo: aunque el estrés no impide la producción, sí puede afectar la eyección (salida de la leche), bloqueando la acción de la oxitocina.
Si estamos en esta situación sería recomendable realizar una consulta médica para estudiar posibles causas y buscar la ayuda de un profesional especializado en lactancia.
¿Con la preparación previa durante el embarazo es posible evitar esa situación?
La preparación durante el embarazo es muy útil para favorecer un buen inicio de la lactancia, pero no puede prevenir en todos los casos la insuficiente producción de leche, especialmente si la causa es anatómica (hipoplasia mamaria), hormonal o por problemas médicos o complicaciones tras el parto.
Eso sí, la información puede ayudar a que las mujeres que presenten alguna de estas situaciones puedan afrontar el nacimiento de su bebé con conocimiento de las dificultades que pueden tener, expectativas realistas y con un plan de apoyo si lo necesitan (extracción prenatal de calostro, saber utilizar un relactador, etc.). La preparación durante el embarazo sí puede prevenir la hipogalactia por una técnica inadecuada (falta de estímulo por agarre incorrecto, pocas tomas, horarios rígidos).
¿Por qué a unas mujeres tarda más en subirles la leche que a otras tras el parto?
La “subida de la leche” (cuando el calostro se transforma en leche de transición y aumenta notablemente el volumen) suele ocurrir entre las 48 y 72 horas después del parto. Ayuda que el proceso se desarrolle adecuadamente el contacto piel con piel inmediato y frecuente, ofrecer el pecho desde la primera hora de vida y realizar tomas frecuentes “a oferta”.
El cuerpo de la madre está programado para producir toda la leche que su hijo o su hija vaya a necesitar desde sus primeros días de vida
En algunos casos puede producirse un retraso en la subida de la leche en partos muy largos o instrumentados, cesáreas con complicaciones, si el bebé no succiona adecuadamente y con frecuencia en las primeras horas, si hay problemas médicos maternos (diabetes no controlada, hipotiroidismo, síndrome de ovario poliquístico, pérdidas de sangre abundantes o retención de placenta) y también por factores emocionales (estrés, ansiedad o dolor intenso) que pueden afectar la liberación de oxitocina, la hormona que ayuda a la eyección de leche.
¿Qué hacer cuando la leche tarda en subir? ¿Es adecuado dar biberón mientras al recién nacido? ¿Cuánto tiempo es adecuado esperar?
El calostro (la leche de los primeros días) es suficiente para la mayoría de recién nacidos. Existen una serie de indicadores, como las características de las tomas (adecuado a agarre, sin dolor, se oye como el bebé traga al principio de la toma y después la succión se va haciendo progresivamente más suave, etc.), micciones, deposiciones, estado general y color del bebé, el ritmo de pérdida de peso..., que sirven de referencia a madres, padres y profesionales para saber si la lactancia está iniciándose adecuadamente y el bebé se está alimentando bien. Es importante que las familias conozcan estos signos de “adecuado establecimiento de la lactancia” durante los primeros días para poder identificar si existe algún problema y consultar si aparece algún signo de alarma.
Los suplementos deberían ser pautados, si son necesarios, por el pediatra. Lo ideal, si hay que utilizar suplementos, es hacerlo con métodos alternativos al biberón (relactador o sonda al pecho, dedo/sonda, vasito...) para evitar la confusión del bebé tetina/pezón.
¿Es necesario el apoyo emocional a la madre hasta que sube la leche y, después, hasta que se logra establecer con éxito la lactancia materna?
El apoyo emocional ayuda a que la madre se sienta segura, relajada y capaz, lo cual favorece tanto el inicio como la continuidad de la lactancia. Es necesario siempre, pero especialmente durante los primeros días y semanas, ya que el posparto es un momento de vulnerabilidad.
¿Qué beneficios tiene para la madre una adecuada red de apoyo? Reduce la ansiedad y miedo, ya que muchas madres dudan de su capacidad para amamantar, sobre todo si el bebé llora mucho. El estrés y la inseguridad pueden afectar la liberación de oxitocina, la hormona que facilita la eyección de la leche.
Previene el abandono precoz. La mayoría de los abandonos de lactancia ocurren en las primeras semanas, cuando surgen dificultades. Sentirse comprendida y acompañada aumenta la confianza y la perseverancia.
Refuerza el vínculo. El apoyo cercano (de la pareja, familia y profesionales) permite que la madre se centre en el contacto piel con piel y en su bebé, sin preocuparse tanto por tareas externas.
¿Cómo podemos ofrecer ese apoyo?
- Escuchar sin juzgar: validar sus emociones, sin minimizar (“todas pueden”, “es fácil”) ni presionar. • Acompañar físicamente: ayudar con el contacto piel con piel, traer agua, comida o sostener al bebé en momentos de descanso.
- Reforzar la confianza: recordarle que el calostro es suficiente, que la subida de la leche puede tardar, y que cada día cuenta.
- Proteger el entorno: limitar visitas invasivas y darle privacidad.
¿Cómo ayuda en todo ello una consultora de lactancia? ¿Cuál es su papel?
Las consultoras certificadas en lactancia materna o IBCLC (IBCLC, International Board Certified Lactation Consultant por sus siglas en inglés) somos profesionales de la salud especializadas en el manejo clínico de la lactancia materna. Estamos avaladas por el IBLCE, organismo internacional que garantiza nuestra formación y profesionalidad. El IBLCE (International Board of Lactation Consultant Examiners) es el organismo internacional independiente encargado de certificar a todas las IBCLCs del mundo. Las Consultoras Certificadas en Lactancia Materna trabajan dentro de unos estándares y de acuerdo con un código ético establecido por el IBLCE y aceptado por las propias Consultoras. Para obtener la certificación, es necesario acreditar previamente una serie de horas de prácticas, conocimientos de anatomía y fisiología de la lactancia y el crecimiento infantil, y formación específica en lactancia materna. Una vez cubiertos estos requisitos previos, es necesaria la superación de un examen teórico, de dificultad universitaria, y la reacreditación cada cinco años, como medio para garantizar la actualización de conocimientos de las Consultoras.
El apoyo emocional ayuda a que la madre se sienta segura, relajada y capaz, lo cual favorece tanto el inicio como la continuidad de la lactancia
Las IBCLC acompañamos a la madre durante la lactancia, ayudando a resolver los problemas que puedan surgir para lograr una lactancia satisfactoria. Trabajamos en hospitales durante los primeros días de vida del bebé, en unidades de cuidados intensivos con bebés prematuros, en consultas o en asistencia a domicilio.
¿En qué casos acudir, sí o sí, a ella?
Una IBCLC es una profesional altamente capacitada para resolver problemas complejos de lactancia. Estos son algunos de los casos que tratan las IBCLC:
- Problemas del bebé al alimentarse: no se engancha al pecho correctamente o lo rechaza; pierde peso, no gana lo esperado o tiene un crecimiento lento; succión débil, corta o inefectiva; cólicos intensos, gases o regurgitaciones frecuentes (pueden estar relacionados con la técnica de lactancia); frenillo lingual sospechado o diagnosticado.
- Dolor persistente o daño en el pecho: dolor al amamantar; grietas, sangrado o heridas en los pezones; mastitis recurrente, obstrucciones o abscesos; producción de leche insuficiente (real o percibida); sobreproducción de leche que afecta la alimentación.
- Condiciones especiales del bebé: bebés prematuros, con síndrome de Down, labio/paladar hendido, reflujo severo, problemas neurológicos, bebés hospitalizados o que requieren alimentación especial.
- Necesidades particulares de la madre: madre que necesita relactar o volver a amamantar tras una pausa, madre que desea inducir lactancia (por adopción o gestación subrogada), lactancia en tándem (dos niños de diferentes edades). Uso de sacaleches, banco de leche, regreso al trabajo, etc., con dudas sobre cómo mantener la lactancia.
- Situaciones médicas complejas: madre que toma medicamentos y tiene dudas sobre su seguridad durante la lactancia, diagnóstico de enfermedades que pueden afectar la lactancia (hipotiroidismo, síndrome de ovario poliquístico, cirugía mamaria previa, etc.).